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Inculcar valores a niños y jóvenes transformaría a Honduras en un país ejemplar

Tegucigalpa – En un contexto social marcado por la violencia, la desconfianza y la falta de convivencia sana, la educación en valores vuelve a posicionarse como un pilar fundamental para el futuro de Honduras.

Bajo esta premisa, el Centro de Formación Familiar El Trigo, de la Sociedad Bíblica de Honduras, acompañó en 2025 a 890 padres de familia de 17 centros educativos de Francisco Morazán e Intibucá, desarrollando más de 80 encuentros dirigidos a fortalecer la crianza basada en principios y valores.

El programa, conocido como Escuela para Padres, cuenta con un equipo de voluntarios que facilita mensualmente espacios de reflexión en los centros escolares participantes. Durante estas reuniones, los padres examinan sus acciones cotidianas, reconociendo que los niños aprenden más del ejemplo que de los discursos.

“Hay acciones que uno hace como madre que debemos mejorar. A veces regañamos al niño antes de entender qué le llevó a ese comportamiento”, reflexionó una de las participantes. Otro padre agregó: “Parece que los valores uno los practica bien, pero al reflexionar nos damos cuenta de que hasta para amar a nuestros niños debemos hacerlo con conciencia y razonamiento”.

La influencia silenciosa del ejemplo

Según los facilitadores del programa, muchas conductas que los padres ejecutan de manera automática —como corregir, apoyar o incluso ignorar ciertas situaciones— pueden marcar profundamente el desarrollo emocional y ético de los hijos. La forma en que los adultos reaccionan, escuchan o gestionan sus emociones puede influir en la seguridad de los niños, su capacidad para tomar decisiones, su claridad ética y hasta en la manera en que se relacionarán con los demás en la adultez.

Los especialistas subrayan que inculcar valores no requiere grandes discursos, sino coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Gestos tan simples como tratar con respeto a un desconocido, pedir perdón cuando se comete un error o demostrar paciencia en momentos difíciles dejan huellas que acompañarán a los niños toda la vida.

Familias fuertes, sociedad fuerte

La Sociedad Bíblica de Honduras sostiene que el futuro del país depende de familias cimentadas en valores. A través del programa El Trigo, busca contribuir a disminuir los altos índices de delincuencia, la desconexión social y los conflictos que afectan la convivencia comunitaria.

Por tercer año consecutivo, el programa de Escuela para Padres impulsa la reflexión sobre valores como el respeto, el amor, el perdón, la empatía y la responsabilidad. La meta no es solo fortalecer la dinámica familiar, sino formar generaciones capaces de pensar con criterio propio, ser resilientes, construir relaciones sanas y liderar cambios positivos en la sociedad.

En una Honduras que enfrenta múltiples desafíos, los resultados del programa recuerdan una verdad esencial: la transformación social comienza en el hogar, con padres conscientes de que su ejemplo es la primera y más poderosa lección que reciben sus hijos.LB

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