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TPS expira; Honduras ante un éxodo incierto

Tegucigalpa – Tanto Estados Unidos como Honduras marcan este 08 de septiembre un punto de inflexión en la política migratoria con la cancelación definitiva del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés). Unos 55 mil hondureños quedan desprotegidos y con la orden de abandonar el territorio estadounidense a partir de esta fecha.

El Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los hondureños en Estados Unidos ha sido un salvavidas para miles de familias durante más de dos décadas.

Designado inicialmente en 1999 debido a los devastadores efectos del huracán Mitch, este programa ha permitido a aproximadamente 80 mil hondureños vivir y trabajar legalmente en territorio estadounidense.

La administración actual de Estados Unidos ha justificado la terminación del TPS argumentando que las condiciones en Honduras han mejorado lo suficiente como para que los beneficiarios regresen sin riesgos inminentes. Esta decisión, anunciada meses atrás, ha generado un torbellino de emociones entre la diáspora hondureña, que ve en el fin del programa una amenaza directa a su estabilidad económica y familiar.

Desde su implementación, el TPS ha sido extendido múltiples veces por administraciones tanto demócratas como republicanas, reconociendo la persistencia de problemas como la violencia de pandillas, la pobreza extrema y desastres naturales recurrentes en Honduras. No obstante, la resolución de 2025 representa la primera terminación real, dejando a los beneficiarios en un limbo legal a partir de este lunes.

Los tepesianos hondureños tiene la orden de acogerse a otro programa migratorio o abandonar EE.UU. de inmediato, su suerte ahora está en manos del pronunciamiento de una Corte de Inmigración el 18 de noviembre que podría otorgar más tiempo, pero ya no se puede pronunciar sobre el programa ya que oficialmente está cancelado.

Honduras no está preparada

En conversación con Proceso Digital, el líder de la comunidad hondureña en Miami, Florida, Juan Flores, dijo que Honduras no está preparada para recibir a esta cantidad de connacionales.

El presidente de la Fundación 15 de Septiembre señaló que existe un alto impacto psicológico para unos 55 mil hondureños y unos 60 mil hijos de estos connacionales a causa de esta decisión del gobierno estadounidense.

En ese contexto, dijo que el país centroamericano no está preparado para atender integralmente a estos connacionales, sin mencionar que en Honduras no existen fuentes de empleos para los jóvenes en edad productiva, menos para miles de connacionales que hace más de 20 años salieron del país.

La narrativa de que Honduras ya es un lugar seguro para estos hondureños solo cabe en la cabeza de la presidenta Xiomara Castro, calificó Flores.

Recordó que este 08 de septiembre finaliza oficialmente la cancelación del TPS, pero se debe aguardar a un pronunciamiento de la Corte del Noveno Circuito el 18 de noviembre.

Situación crítica

Para el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) la situación de los hondureños ya es crítica porque muchos connacionales han perdido sus trabajos.

Elsy Reyes, coordinadora de la Defensoría de Movilidad Humana del Conadeh, expresó que los más de 50 mil tepesianos hondureños viven, en este momento, su estado más crítico, porque ya están viendo los efectos  de su cancelación, prevista para el 8 de septiembre próximo.

Muchos se están quedando sin trabajo, ya no tienen acceso a seguro médico y prácticamente tienen pocos días para poder iniciar los procesos de deportación porque están totalmente desprotegidos, sostuvo.

Agregó que la situación de los tepesianos  es muy crítica y es, precisamente, cuando el Estado tiene que alzar la voz y ver qué acciones pueden hacer.

Lamentó que personas con más de 20 años de experiencia de trabajo, al no tener una protección legal  o no tener documentos, queden en una situación totalmente vulnerable.

Angustia

Para Martha Barahona, representante de la comunidad  hondureña en Estados Unidos, la situación se agrava por la falta de un plan gubernamental que acompañe a los migrantes ante el final de esta protección.

«No hay un plan para nada. No puedo decir, ‘me voy para Honduras y voy a estar bien’, porque actualmente nadie desconoce la situación de Honduras”, manifestó.

En ese sentido, externó que existe angustia entre la comunidad migrante ante esta hora cero en la que quedan desprotegidos.

Medidas insuficientes

De su lado, el director del Observatorio de Migración de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), César Castillo,  señaló que las medidas no son suficientes para atender a los migrantes que retornarán al país tras la cancelación del TPS.

Castillo hizo un llamado a implementar políticas públicas reales que no solo atiendan a los retornados, sino que enfrenten las causas que obligan a miles de hondureños a migrar.

“Aquí lo que tenemos que centrar nosotros en el debate es en Honduras. ¿Realmente por qué nuestra gente se va? La responsabilidad de evitar la migración recae en nosotros los hondureños”, señaló.

Apuntó que no hay condiciones para recibir a una gran cantidad de hondureños que pueden ser deportados desde Estados Unidos.

Alto impacto

Economistas locales estiman que las remesas enviadas por los beneficiarios del TPS representan una porción significativa del PIB hondureño, y su interrupción podría desencadenar una crisis económica inmediata.

Analistas económicos proyectan que el retorno masivo podría aumentar el desempleo en Honduras en un 5% adicional, exacerbando la ya frágil economía post-pandemia y afectada por la inflación global.

De igual manera, expertos en migración advierten que la cancelación podría sobrecargar el sistema de deportaciones de EE.UU., con posibles retrasos en los procedimientos que extiendan la incertidumbre más allá de las fechas límites. Sin embargo, las autoridades migratorias insisten en que se aplicará la ley al pie de la letra.

El impacto psicológico en los beneficiarios es profundo, con reportes de ansiedad y depresión aumentando en clínicas comunitarias de la costa este.

Finalmente, el fin del TPS no es solo una fecha en el calendario; es el cierre de un capítulo que ha definido generaciones, urgiendo a acciones globales por la comunidad migrante. PD

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