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Los bonobos reconocen a los miembros de su círculo social aunque no los vean

Redacción ciencia – Los humanos tenemos conciencia del paradero de los demás. Si vemos a alguien salir de casa, no desaparece de nuestra mente, conservamos mentalmente esta información, y lo mismo hacemos con la ubicación de nuestros amigos y familiares, los veamos o no.

Esta capacidad, considerada una herramienta de cognición social humana, ha sido observada en Kanzi, un bonobo macho de la Ape Iniative, una organización dedicada a la investigación, el estudio y la conservación de estos simios en peligro de extinción que son nuestros parientes más cercanos.

Kanzi, fallecido en marzo a los 44 años, nació en cautividad en octubre de 1980 y vivió en el centro de la Ape Initiative, en Iowa (Estados Unidos), donde participó en numerosos estudios de lenguaje de los grandes simios en los que mostró una aptitud lingüística avanzada. Fue el primer simio que demostró que entendía el inglés.

En la última investigación en la que tomó parte, realizada por científicos de la Universidad Johns Hopkins, Kanzi demostró por primera vez que tenía constancia mental de muchos de sus cuidadores a la vez, incluso cuando no los tenía delante.

Kanzi fue capaz de reconocer a los cuidadores solo por sus voces, una habilidad nunca antes probada en bonobos. Los hallazgos se han publicado este martes en la revista Proceedings of the Royal Society B.

«La mayoría de los que estudiamos a los simios tenemos una fuerte intuición de que, dado que el mundo social es tan importante para ellos, también deben, como los humanos, llevar un registro de sus socios sociales críticos. Deben compartir con nosotros al menos los cimientos de nuestra rica inteligencia social», opina Chris Krupenye, especialista de conducta animal en la Johns Hopkins y responsable de la investigación.

El objetivo del estudio era averiguar si los bonobos también rastrean intuitivamente el paradero de los demás, como hacemos los humanos.

Los bonobos y los chimpancés salvajes a menudo viven en densos bosques donde sus compañeros de grupo salen regularmente de la vista, por lo que también se beneficiarían de la capacidad de llevar un registro mental de los compañeros de grupo que no pueden ver.

Diversas investigaciones han demostrado que los bonobos y los chimpancés reconocen las caras y las vocalizaciones de los miembros familiares del grupo, incluso después de llevar años separados.

Los chimpancés han reconocido a humanos familiares, incluso cuando llevaban máscaras pero aunque los estudios de campo han sugerido que los simios podrían ser capaces de rastrear mentalmente a los miembros del grupo, este es el primer estudio que prueba en un entorno controlado si algún animal puede rastrear múltiples individuos a la vez.

En los experimentos, mientras Kanzi observaba, dos cuidadores que conocía bien se escondían detrás de diferentes barreras, que los ocultaban. Un investigador sostenía una foto de uno de los cuidadores y le pedía a Kanzi que señalara dónde estaba esa persona.

«Kanzi entendió la tarea muy rápidamente y la realizó bien» pero el equipo quería ver si Kanzi podía identificar a los cuidadores no solo por las fotos, sino también por el sonido de sus voces, apunta Luz Carvajal, estudiante de doctorado en el laboratorio de Krupenye y autora principal del estudio.

Para ello, los cuidadores volvieron a esconderse detrás de barreras, pero esta vez Kanzi no pudo ver detrás de qué barrera se escondían. Una vez que estuvieron escondidos, sin embargo, cada uno llamó a Kanzi, diciendo «Hola Kanzi», para que él pudiera escuchar quién estaba detrás de cada barrera.

Luego, el experimentador le mostró a Kanzi una foto de uno de los cuidadores y le pidió a Kanzi que señalara dónde estaban.

Aquí también reconoció a sus cuidadores. «Kanzi tiene la capacidad de usar la voz como marcador de identidad. Esta cara coincide con esta voz», asegura Carvajal.

Aunque Kanzi cometió errores en los ensayos, los resultados demuestran que Kanzi tiene una memoria de los individuos y los relaciona con sus identidades vocales y visuales: «sabe quiénes son y cómo suenan, y dónde están en el espacio. Si los escucha, podría imaginar cómo se ven. Si los ve, podría recordar una idea de cómo suenan. Creemos que es una memoria integrada. Está usando la misma foto como estímulo para referirse a un individuo, ya sea que pueda verlos o no», explica Krupenye.

El equipo espera probar los límites de cuántos individuos pueden los simios rastrear mentalmente a la vez y cuánto duran esos recuerdos, para comprender mejor lo que sucede en las mentes de los simios durante estas separaciones.

«Estos animales son ricos y complejos. Incluso si solo queremos entendernos mejor, hay una urgencia en este trabajo y en salvar esta especie en peligro de extinción», concluye Krupenye. EFE

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