spot_img

Hondureños resienten un alto impacto en primer semestre de Trump

Tegucigalpa – El 20 de enero de 2025, Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, marcando el inicio de su segundo mandato no consecutivo. Seis meses han pasado desde entonces y la comunidad migrante de Honduras resiente un alto impacto con las medidas tomadas por el mandatario en el primer semestre.

En estos primeros seis meses, su administración ha implementado políticas que han generado un impacto profundo y polarizante en la comunidad migrante, reavivando debates sobre inmigración, seguridad fronteriza y derechos humanos.

Desde el primer día, la administración Trump dejó claro que la inmigración sería una prioridad.

Una de sus primeras acciones fue emitir una serie de órdenes ejecutivas destinadas a reforzar la seguridad fronteriza y agilizar las deportaciones. Entre estas medidas se encuentra la reactivación del programa «Permanecer en México» (oficialmente conocido como Protocolos de Protección al Migrante), que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras se procesan sus casos en los tribunales estadounidenses.

Esta política, originalmente implementada en su primer mandato, ha generado críticas por exponer a los migrantes a condiciones de inseguridad en la frontera.

Además, Trump ha impulsado la construcción del muro fronterizo, destinando fondos federales para acelerar proyectos en estados clave como Texas y Arizona.

Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), hasta julio de 2025 se han construido aproximadamente 100 millas adicionales de barreras fronterizas, aunque el ritmo ha sido más lento de lo prometido debido a restricciones presupuestarias y oposición legal.

La administración también ha ampliado las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), enfocándose en comunidades con alta población de indocumentados.

Estas operaciones han resultado en la detención de más de 50 mil personas en los primeros seis meses, según estimaciones oficiales. Las redadas han generado temor en comunidades migrantes, especialmente en ciudades santuario como Los Ángeles y Chicago, donde las autoridades locales han resistido la cooperación con ICE.

Seis meses en contra de los hondureños

En conversación con Proceso Digital el líder de la comunidad hondureña, Juan Flores, concluyó que estos seis meses han jugado en contra de los hondureños.

La cancelación del TPS, redadas y aranceles pesan sobre los hondureños en los primeros meses del segundo mandato de Trump, refirió.

“Una de las principales comunidades afectadas en estos temas, son la de los hondureños, porque es una de las comunidades longeva con más de 60 años dentro de Estados Unidos”, acotó.

Nos ha perjudicado enormemente estos primeros seis meses del presidente Trump, agregó.

Lamentó que muchos hondureños apoyaron para que Trump llegara de nuevo a la Casa Blanca, pero hoy se arrepienten de este apoyo a causa de su política migratoria.

Impacto en la comunidad migrante

El endurecimiento de las políticas migratorias ha tenido un impacto directo en la vida cotidiana de los migrantes, tanto documentados como indocumentados.

Organizaciones como la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados (CIR) reportan un aumento en los casos de ansiedad y estrés entre las comunidades latinas, particularmente entre los jóvenes beneficiarios del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia).

Aunque Trump no ha derogado formalmente DACA, ha insinuado que podría hacerlo, dejando a más de 600 mil «soñadores» en un estado de incertidumbre.

En la frontera, las condiciones en los centros de detención han sido objeto de escrutinio. Informes de Amnistía Internacional y otras ONG han documentado hacinamiento, acceso limitado a atención médica y separación de familias en algunos casos.

La administración defiende estas medidas como necesarias para disuadir la inmigración ilegal, pero los críticos argumentan que violan los derechos humanos básicos.

Por otro lado, algunos migrantes han encontrado alivio en las políticas económicas de Trump, como los recortes de impuestos y la desregulación, que han impulsado la creación de empleos en sectores como la construcción y la agricultura, donde muchos migrantes trabajan.

Sin embargo, este beneficio es limitado, ya que los indocumentados enfrentan mayores riesgos de explotación laboral debido al temor a la deportación.

Tensión

Las políticas de Trump han tensado las relaciones con países como México y los del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador).

México ha expresado su preocupación por el programa «Permanecer en México», mientras que las naciones centroamericanas han solicitado mayor cooperación para abordar las causas estructurales de la migración, como la pobreza y la violencia.

Por otro lado, algunos defensores de las políticas de Trump, como John Miller, un residente de Texas, argumentan que el enfoque del presidente es necesario. «No estamos en contra de los migrantes, pero el país necesita reglas claras. No podemos permitir la entrada sin control», afirmó Miller.

En ese orden, el futuro de la comunidad migrante en los Estados Unidos sigue siendo incierto. Las políticas migratorias más estrictas probablemente continuarán, pero la resistencia de las comunidades y las organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes promete mantener viva la lucha por una reforma migratoria integral.

En este contexto, el debate sobre la inmigración no solo definirá el legado de Trump, sino también el carácter de una nación que históricamente se ha construido sobre la diversidad y la oportunidad.

Mientras tanto, millones de migrantes seguirán navegando un panorama lleno de desafíos, buscando un lugar donde puedan construir un futuro sin temor. (RO)

spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img