Redacción deportes – En medio del conflicto por Alexander Isak, propiedad del Newcastle y atracción del Liverpool, en un partido loco, cuando el 2-2 parecía ya inamovible, surgió Rio Ngumoha, un chico de apenas 16 años, en su segundo duelo con el primer equipo ‘red’, para rescatar al vigente campeón de un patinazo en el minuto 100 (2-3).
Otro golpe inmerecido para el Newcastle, el más duro de todos, después de nivelar un 0-2 en contra, con el 2-2 de Will Osula en el minuto 87, en un ejercicio de épica, carácter y orgullo en inferioridad numérica por la expulsión de Anthony Gordon al borde del descanso que se quedó en nada por Ngumoha, que sostiene el pleno del Liverpool. Seis de seis. Engañoso.
El vigente campeón de la ‘Premier’ disimuló entonces un partido decepcionante. No sólo por haber malgastado una ventaja tan cómoda, incluso tampoco por estar con un hombre más durante todo el segundo tiempo, sino por su juego de principio a fin, porque jamás dominó ni el fútbol ni el encuentro. No fue más que eficacia en tres remates.
En tres instantes se vio en una posición perfecta. Todos más allá de la media hora, inesperados, desde el derechazo que se inventó Gravenberch para el 0-1, en el minuto 35, hasta el perfecto toque de Ekitike, su delantero centro a la espera o no de Isak, a los 23 segundos de la reanudación para el 0-2, pasando por la expulsión de Anthony Gordon.
En ese margen, el partido que pertenecía antes al Newcastle, intenso, dominador y sin gol (el equipo de Eddie Howe sí echa de menos de forma evidente a Isak) pasó a poder del Liverpool, que superó un sofoco de media hora: cada vez que controló un balón, había un futbolista del Newcastle al acecho; cada vez que miró hacia adelante, no había espacio para avanzar; cada vez que rebuscó una acción ofensiva, hubo algún jugador local que se cruzó atento, oportuno, para insistir en el jeroglífico para Arne Slot y el vigente campeón.
No se sintió nada cómodo en el primer tramo (tampoco después). Más aún, vivió apurado, estresado y sobrepasado, porque el Newcastle no sólo defendió, sino que fue un equipo trepidante, lanzado hacia arriba cuando recuperó la pelota, cuando avistó cualquier espacio para correr. Y eso que no está Isak, su goleador. Sus números son irrebatibles: 52 goles en sus últimos 82 partidos. Por eso, el club de St. James’ Park pide 150 millones de euros. Por eso lo desea tanto el Liverpool, que no lo necesita tanto como su rival.
Ya ha invertido 95 millones de euros en Hugo Ekitike, aparte de los 125 de Florian Wirtz (insustancial este lunes en el partido), otro recurso ofensivo, pero es que más allá de esa línea de ataque tiene futbolistas que marcan la diferencia en cualquier instante. Incluso en una versión irreconocible el Liverpool, advertido con un cabezazo de Anthony Gordon, golpeó con suma concreción.
Ni se intuía. No fueron ni Mohamed Salah, ni Cody Gakpo, ni Ekitike, lejos del mejor aspecto sus ataques, sino Gravenberch, que soltó un derechazo tan sorpresivo como incontestable, directo al gol, ajustado al poste derecho de la portería de Nick Pope, que hizo la estatua, sin posibilidad de reacción, superado por un gol más que inesperado.
Una genialidad del medio centro internacional neerlandés de 23 años. Una luz, la única, que iluminó de repente al Liverpool en St. James’ Park, después de más de media hora de correr para nada, siempre a contracorriente. Un rato después, aún pudo ser peor para el Newcastle, que observó con alivio cómo Curtis Jones no alcanzó el pase de Salah.
Aún fue peor para el equipo local, con la expulsión de Anthony Gordon. El hoy delantero del Newcastle cometió un error con una entrada desproporcionada, lejísimos de su área, para evitar un centro en largo de Virgil Van Dijk, al que le clavó parte de sus tacos en el gemelo. Primero amonestado con tarjeta amarilla, la revisión de vídeo la agravó a roja.
Y, para colmo, a los 23 segundos de salir al terreno de juego para la segunda parte, Ekitike remató de primeras, al borde del área, con el interior del pie derecho, su segundo gol en dos encuentros con el Liverpool. Ni siquiera había salido aún al terreno Arne Slot, sorprendido con el gol cuando apareció por el túnel de vestuarios hacia el banquillo.
Otro problema más para el Newcastle, sin merecerlo. Fue mejor hasta el 0-1 y más allá, incluso después del 0-2 cuando se quedó con diez. Revivió de pronto, con el cabezazo del 1-2 de Bruno Guimaraes, que puso en evidencia al Liverpool y su partido, mientras Sandro Tonali aún seguía renqueante y dolorido por un golpe en el hombro izquierdo. Inmóvil esa articulación, continuó hasta el minuto 66. Después también perdió a Joelinton y Schar.
El partido exigía el máximo. El Newcastle agitó el área de Alisson Becker, con un córner directo, con unos cuantos centros al área, con el rugido de su afición… Y el Liverpool, temeroso de repente, se protegió con el balón, con posesiones largas, sin riesgos, para domar a su adversario, hasta un balón largo, un falló de Konate y un remate de Will Osula, surgido desde el banquillo en el minuto 76 para ejercer de Isak. En el 87 marcó el 2-2. Épico, merecido e insuficiente, cuando Ngumoha respondió con el 2-3 en el 100.
– Ficha técnica:
2 – Newcastle: Pope; Trippier (Lewis Hall, m. 76), Schar (Thiaw, m. 81), Burn, Livramento; Bruno Guimaraes, Tonali (Miley, m. 66), Joelinton (Osula, m. 76); Elanga, Gordon, Barnes (Jacob Ramsey, m. 76).
3 – Liverpool: Alisson Becker; Curtis Jones (Ngumoha, m. 91), Konaté, Van Dijk, Kerkez; Szoboszlai, Gravenberch; Salah, Wirtz (Conor Bradley, m. 80), Gakpo (Elliot, m. 91); Ekitike (Chiesa, m. 80).
Goles: 0-1, m. 35: Gravenberch. 0-2, m. 46: Ekitike. 1-2, m. 56: Bruno Guimaraes. 2-2, m. 87: Osula. 2-3, m. 100: Ngumoha.
Árbitro: Simon Hooper. Expulsó con roja directa a Anthony Gordon, del Newcastle, tras la revisión del VAR en el minuto 48 de la primera parte. Amonestó con tarjeta amarilla al local Bruno Guimaraes y los visitantes Gravenberch (m. 8) y Konaté (m. 26).
Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada de la ‘Premier League’ inglesa, disputado en St. James’ Park de Newcastle ante unos 52,000 espectadores. EFE