Tegucigalpa – Los dos partidos que emergieron como las novedosas fuerzas políticas en Honduras tras los comicios generales del año pasado comienzan a evidenciar cierto desgaste interno y por ende asoman divisiones.
Conducidos por figuras populares y poco dadas a la discusión interna, los partidos Libertad y Refundación (Libre) y Anti Corrupción (PAC), son hechuras de sus líderes el ex presidente Manuel Zelaya y el conductor de televisión Salvador Nasralla respectivamente.
Libre emergió como la segunda fuerza política hondureña, mientras el PAC, sin estructura partidaria, se colocó en cuarta posición, sorprendiendo incluso al ganar el departamento de Cortés, la segunda plaza electoral de Honduras.Pero tras su debut electoral, ambos partidos parecen no encontrar el norte a lo interno y en la tribuna legislativa, donde tienen espacios y representación, su presencia no ha podido mostrarse con fortaleza, ni mucho menos redituarse en beneficio de la población.
Al margen de la agenda nacional, Zelaya y Nasralla aunque han tratado de conformar un bloque electoral unido a fin de desafiar el poder del partido Nacional, especialmente en el Congreso Nacional, han sido incapaces de articular a sus bancadas y peor de atraer a sus filas a los diputados liberales.
Confusión
La idea de crear un bloque parlamentario con las tres principales fuerzas opositoras que hagan frente a la bancada nacionalista ha venido siendo acariciada por el ex presidente Zelaya desde principios de año, primero para quitarle el control del Congreso al oficialismo y ahora para que cuando se elijan la futura Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior de Cuentas puedan imponer su mayoría.Pero tanto Zelaya como Nasralla han fracasado por la confusión que generan sus declaraciones y en especial por los ataques que ambos realizan a los liberales y en especial a sus diputados, lo que genera que el espíritu de cuerpo liberal se cohesione en torno a su agrupación y rechacen los llamados de Libre y PAC.
Divisionismo interno
Pero Zelaya y Nasralla, que pregonan ser las principales figuras de la oposición política, enfrentan ahora el problema de que algunos de sus diputados o dirigentes partidarios muestran su rechazo al estilo de mando que ejercen.
Nasralla ha criticado que algunos de los diputados del PAC muestran demasiada cercanía al partido Nacional o que votan conjuntamente con los nacionalistas y liberales, dejando solos a los de Libre.
Asimismo, hay diputados del PAC que manifiestan públicamente su derecho a tomar sus propias decisiones en materia legislativa, sin tener que responder a los lineamientos de Nasralla.
El más abierto en esta posición ha sido el diputado Rafael Padilla, que ha afirmado a la prensa que su lucha contra la corrupción data de antes de la creación del PAC y que se sumó al partido por representar sus ideales.
Nasralla sacudió a la agrupación al señalar que no le sorprendería que existiera “algún Judas” entre los diputados, en referencia a que alguien puede vender o traicionar al grupo como el personaje bíblico.Ante esta mini rebelión, Nasralla señaló en una entrevista a Proceso Digital que la única figura “reconocida y de credibilidad” en el PAC es su persona y denunció que varios diputados no han pagado sus cuotas o aportaciones.
Mientras en el partido Libre cada vez es más evidente que existen varias figuras que buscan retar la autoridad de Zelaya en la agrupación, así como se intensifica la lucha entre las diferentes corrientes que coexisten en su interior.
Desde Esdras Amado López, hasta Rassel Tomé, son diversos los diputados que coquetean con asumir la próxima candidatura presidencial.
Además, los grupos más radicales propagan, por las redes, las aspiraciones de la ideóloga Patricia Rodas, mientras otros abogan por el dirigente sindical Juan Barahona.
Mientras el tiempo avanza, las disidencias internas en Libre y PAC solo les debilitan y alejan la posibilidad de un bloque opositor único que desafíe al aparato tradicional de los partidos Nacional y Liberal, especialmente en la futura integración de la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior de Cuentas.
