Miami (EE.UU.) – Una organización hondureña advirtió hoy que los albergues para niños indocumentados en EE.UU. podrían «colapsar» por la sobreocupación, debido a la ausencia de una «solución global» ante la crisis desatada por la entrada ilegal masiva de menores centroamericanos al país.
Francisco Portillo, presidente de la Organización Hondureña Integrada Francisco Morazán, manifestó a Efe su «preocupación» por la dimensión de esta crisis, la cual podría propiciar que los centros de acogida en todo el país colapsen por un hacinamiento en las próximas semanas.
«Una vez que colapsen estos centros, ¿dónde irán a meter a tantos niños?», preguntó el hondureño, quien puso de relieve que muchos de esos menores huyeron a causa de «la violencia, el narcotráfico y las pandillas» que azota sus países.
«Ojalá el Congreso actúe rápidamente porque sino los niños tendrán que ir deambulando», manifestó el titular de esta organización asentada en Miami (EE.UU.), uno de los destinos temporales para una parte de los menores no acompañados trasladados desde la frontera sur por las autoridades de inmigración del país.
En el sur de Florida existen centros de acogida que en los últimos meses han incrementado su número de plazas para dar cabida a grupos de menores originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador, trasladados tras ser detenidos por la Patrulla Fronteriza.
Junto a Texas, Nueva York y California, Florida figura entre los que encabezan la lista de estados «patrocinadores» que desde enero pasado recibieron a menores indocumentados que llegaron solos a EE.UU., según cifras recientes de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), del Departamento de Servicios Humanos y Salud (HHS).
De los 30.340 menores, que entraron de manera ilegal a EE.UU. y que fueron acogidos en los últimos siete meses, Texas recibió a 4.280 niños, Nueva York a 3.347, Florida a 3.181, y California a 3.150 menores.
En los últimos 10 meses, según datos oficiales, 44.400 menores procedentes de Centroamérica entraron de manera ilegal por la región sur de Texas, y esta cifra podría alcanzar los 90.000 a fines de 2014, una situación que motivó al presidente Barack Obama a solicitar al Congreso un fondo extraordinario de 3.700 millones de dólares, que hasta el momento no es aprobado por el Legislativo.
Obama sostuvo ayer un encuentro con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, el del Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el de Honduras, Juan Orlando Hernández, con quienes convino en tratar el problema de la crisis migratoria infantil como una «responsabilidad compartida».
Si bien los mandatarios acordaron trabajar en un «plan integral» que haga frente a las causas profundas de esta situación, Portillo afirmó que hizo falta el debate de «cuestiones concretas» durante la reunión presidencial.
«Mientras tanto, los niños continúan aquí y nosotros los apoyaremos para que consigan un estatus en este país y puedan ser refugiados políticos», manifestó.
«Ojalá el Congreso actúe rápidamente porque sino los niños tendrán que ir deambulando», manifestó el titular de esta organización asentada en Miami (EE.UU.), uno de los destinos temporales para una parte de los menores no acompañados trasladados desde la frontera sur por las autoridades de inmigración del país.
En el sur de Florida existen centros de acogida que en los últimos meses han incrementado su número de plazas para dar cabida a grupos de menores originarios de Guatemala, Honduras y El Salvador, trasladados tras ser detenidos por la Patrulla Fronteriza.
Junto a Texas, Nueva York y California, Florida figura entre los que encabezan la lista de estados «patrocinadores» que desde enero pasado recibieron a menores indocumentados que llegaron solos a EE.UU., según cifras recientes de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), del Departamento de Servicios Humanos y Salud (HHS).
De los 30.340 menores, que entraron de manera ilegal a EE.UU. y que fueron acogidos en los últimos siete meses, Texas recibió a 4.280 niños, Nueva York a 3.347, Florida a 3.181, y California a 3.150 menores.
En los últimos 10 meses, según datos oficiales, 44.400 menores procedentes de Centroamérica entraron de manera ilegal por la región sur de Texas, y esta cifra podría alcanzar los 90.000 a fines de 2014, una situación que motivó al presidente Barack Obama a solicitar al Congreso un fondo extraordinario de 3.700 millones de dólares, que hasta el momento no es aprobado por el Legislativo.
Obama sostuvo ayer un encuentro con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, el del Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el de Honduras, Juan Orlando Hernández, con quienes convino en tratar el problema de la crisis migratoria infantil como una «responsabilidad compartida».
Si bien los mandatarios acordaron trabajar en un «plan integral» que haga frente a las causas profundas de esta situación, Portillo afirmó que hizo falta el debate de «cuestiones concretas» durante la reunión presidencial.
«Mientras tanto, los niños continúan aquí y nosotros los apoyaremos para que consigan un estatus en este país y puedan ser refugiados políticos», manifestó.