Honduras, cuya clasificación en el índice ocupa el lugar 129 de un total de 180 países analizados, comparte junto a Guatemala, Brasil y Paraguay en las Américas, la lista de naciones más amenazadas en el ejercicio profesional a causa del crimen organizado. Le siguen otros países que enfrentan la sombra de esta mano criminal como Paquistán, China, Kirguistán y los Balcanes.
Bajo esta sombra criminal, sostiene Reporteros sin Fronteras, es «difícil, por no decir imposible, evitar la autocensura en torno a temas tan delicados como la corrupción, el narcotráfico o la infiltración de las mafias en los engranajes del Estado».
La pasividad, incluso la complicidad o la complacencia –en ocasiones implicadas directa o indirectamente en crímenes contra medios de comunicación– acentúan la impunidad de la que gozan estos cárteles criminales y nutre el ciclo de violencia que golpea a los actores de la información.
El índice anual de la libertad de prensa, establecido por primera vez en la Clasificación de 2013, confirma que existe una degradación a escala mundial de la situación del derecho de informar y de ser informado. El índice pasa de 3,395 a 3,456 (%2B61), es decir, experimenta un aumento de 1.8%, lo que revela una ligera degradación global de la libertad de información entre la edición 2013 y la 2014 de la Clasificación Mundial.
Si bien el año 2013 fue menos mortífero para los periodistas que el precedente, marcado por una hecatombe para el gremio, las agresiones y las amenazas fueron más numerosas. El alza del índice se explica por la evolución no sólo de las exacciones, sino también del conjunto de indicadores empleados para establecer la clasificación:
— el pluralismo, es decir, la representación de las diferentes opiniones en los medios de comunicación; — la independencia de los medios de comunicación respecto a los diferentes poderes: político, económico, religioso y militar; — la calidad del marco legal que regula las actividades informativas; — la transparencia de las instituciones que rigen estas actividades; — el desempeño de la infraestructura que las sostiene; — el clima general en que se ejerce la libertad de informar.
Este índice es una herramienta analítica del desempeño global de los países estudiados. Es un hecho irrefutable: en su enfoque regional, el índice muestra que la situación se degrada en todos los continentes, con excepción de Asia, donde el índice es estable.
En otro aspecto, RSF destaca que los países que se jactan de ser un «Estado de Derecho» no dan el ejemplo, están lejos de hacerlo. La libertad de información cede con gran frecuencia ante una concepción de la seguridad nacional demasiado amplia y un uso abusivo de este concepto, lo que marca un retroceso preocupante en las prácticas democráticas. El periodismo de investigación lo padece, en ocasiones gravemente, como sucede en Estados Unidos, que pierde 13 posiciones. Uno de los retrocesos más notables, en medio de una situación en la que el rastreo de fuentes y la caza a informantes van en ascenso.
En el caso de Honduras, la organización francesa RSF, alertó sobre la reciente aprobación de una ley de secretos oficiales que consideró lesiva para la libertad de información y de expresión, en lo que denominó uno de los países «más peligrosos» del continente para los actores de la información.
Tras las presiones de los medios hondureños y las organizaciones internacionales de libertad de expresión, esta ley quedó en suspenso al no ser sancionada y aunque los parlamentarios justificaron su creación, se mostraron anuentes a una «revisión» futura sin que ello permita violentar la libertad de expresión y el derecho a la información.