Rutas del narco obligan a replantear política antidroga en Honduras

Tegucigalpa –   El desplazamiento de los carteles de la droga en Honduras hacia la región sur del país, sin abandonar sus rutas tradicionales afincadas en el occidente, norte y región Caribe, obliga a las autoridades del gobierno a un replanteamiento en su lucha contra la narcoactividad, tras los golpes dados a los carteles con las extradiciones, aseguramiento e incautación de bienes, y las entregas voluntarias de algunos de sus cabecillas  a las autoridades estadounidenses.

La alerta la dio el propio presidente Juan Orlando Hernández, al asegurar tras su retorno de una visita a Washington que le preocupaba “la presión” que los narcotraficantes estaban ejerciendo en departamentos como Gracias a Dios o La Mosquitia, Colón, ambos en el Caribe, y la zona sur, última que está viviendo una ola de crímenes ligados presuntamente a la narcoactividad  que han venido a alterar la tranquilidad de la zona.

Hernández dijo que esa presión y desplazamiento de nuevas rutas del narcotráfico, en particular en la región sur, obligaban a reforzar sus políticas antidrogas y que ese aspecto había sido abordado con personeros de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), por sus siglas en inglés.

Los Valle y Los Cachiros, franquicias del Cartel de Sinaloa

Tras la desarticulación de los carteles de  Los Valle Valle, en occidente, y Los Cachiros, en el Caribe, sus aliados y ex colaboradores optaron por repartirse el mercado de la droga en pequeños grupos de transportistas que pelean fuertemente sus plazas.

El departamento de Colón es uno de los más evidentes. El emporio de Los Cachiros, comenzó a ser reemplazado por la llamada banda de “Los Peludos” algunos de ellos capturados, pero existen otra docena más de pequeños grupos que se disputan las plazas de Sabá y Tocoa, según los informes en poder de los grupos antidrogas nacionales e internacionales.  A diferencia de Los Cachiros que se encargaban de “mantener” la seguridad en los territorios de su control, los pequeños grupos locales se caracterizan por la virulencia, el ajuste de cuentas y la imposición de reglas entre quienes se consideran “los nuevos reyecitos”.

Más de una docena de narcopistas destruidas en 2018

La inseguridad en Colón y La Mosquitia

En Colón según el Observatorio de la Violencia de la UNAH la tasa de homicidios en el 2017 fue de 42.4 y la zona esta coloreada en naranja indicando que se mantiene la intensidad de inseguridad y violencia. La tasa de homicidios según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 8.8 por 100 mil habitantes.

En Colón los municipios que presentaron mayores niveles de inseguridad fueron Tocoa, Trujillo y Bonito Oriental.

Esa inseguridad que vive Colón, se hace sentir también en la zona de La Mosquitia, donde se han desplegado fuertes operativos de seguridad, pero el cáncer de la narcoactividad ha penetrado más de lo que las mismas autoridades imaginaban. Los enfrentamientos entre pobladores y la autoridad se vuelven más frecuentes y por ende, los abusos de uno y otro lado también.

Muchas de estas disputas tienen de fondo el interés que muchas comunidades han despertado para los carteles de droga en su trasiego de estupefacientes de Sur a Norteamérica. Zonas aisladas, vírgenes, sin mayor presencia estatal y con fronteras de rutas visibles e invisibles se vuelven estratégicas para los narcotraficantes.

De ser una de las zonas que en la figura del semáforo de la inseguridad en el país se mantenía en color verde hace más de una década, ahora su color es amarillo. La tasa de homicidios en el 2017 fue de 26.5 por 100 mil habitantes. La Mosquitia tiene un poco más de 90 mil habitantes según las proyecciones oficiales.  Los municipios de mayor inseguridad son Puerto Lempira, Brus Laguna y Ahúas, según el Observatorio de la Violencia.

Avioneta con drogas y detenidos, reportan en zona de La Mosquitia

En Colón y La Mosquitia los carteles con mayor presencia fueron Los Cachiros, así como los transportistas de droga Arnoldo “El Negro” Lobo, Wilter Blanco y a inicios de los noventa Sergio Neftalí Mejía. Lobo y Mejía fueron extraditados a Estados Unidos, en tanto Wilter Blanco también lo fue, pero éste desde Costa Rica.

En el caso de Sergio Neftalí Mejía, éste cuando operaba en La Mosquitia fue golpeado por el extinto zar antidroga, Julián Arístides González, quien estuvo a punto de capturarlo, obligando  a Mejía a trasladarse a Guatemala y operar con conexiones con los carteles hondureños de occidente, según informaron a Proceso Digital expertos antidrogas. Mejía fue condenado a cadena perpetua por un tribunal de Estados Unidos y es el segundo capo hondureño sentenciado a una pena de tal naturaleza, después de Ramón Matta Ballesteros.

Se estima que Los Valle introducían mensualmente más de diez toneladas de cocaína a EEUU.

El territorio de “Los Valle Valle”

En la región de occidente, tras el desmantelamiento del cartel de Los Valle Valle, algunos de sus colaboradores se distribuyeron el mercado entre quienes transportaban, quienes resguardaban las rutas y quienes proveían de alimentos, combustibles, hospedaje y todo lo que conlleva la cadena de transporte y custodia de la droga. El clan de Los Valle Valle si bien fue desarticulado en su mayoría, aún opera con otros de sus miembros, entre ellos uno de sus hermanos que sigue prófugo.

La tasa de homicidios en el departamento de Copán, cuna de Los Valle Valle, fue de 46.6 por 100 mil habitantes, de acuerdo al Observatorio de la Violencia. Los municipios con mayor incidencia en materia de homicidios e inseguridad fueron  Nueva Arcadia, Santa Rita y Santa Rosa de Copán.

En tanto, en la zona sur, hacia donde las autoridades advierten el mayor desplazamiento de carteles de la droga, tras la estrategia de persecución que se les ha hecho en el Caribe con los escudos marítimos y terrestres en el marco de operaciones regionales y transnacionales de combate al delito, los capos de la mafia han visto en el Pacífico hondureño y centroamericano un nueve puente de trasiego.

Hacia una nueva estrategia antidroga

El Pacífico se ha vuelto atractivo y hoy día se escucha de más decomisos e incautaciones de droga, en especial en El Salvador, que hace cuatro años, por ejemplo.

En Honduras, los departamentos de Valle y Choluteca salieron también del semáforo de la inseguridad con el color verde que les caracterizaba. Según el Observatorio de la Violencia, el sur del país fue la única región que aumentó en sus niveles de incidencia y homicidios en un 15.4% más en comparación con el 2016. La tasa de homicidios en Valle fue de 23 por 100 mil habitantes y en Choluteca fue de 21.8 por 100 mil habitantes.

En Valle los municipios que presentaron mayor incidencia son Nacaome, San Lorenzo y Langue, en tanto en Choluteca los municipios fueron Choluteca, Marcovia y El Triunfo.

Este mapa de la inseguridad obliga a una nueva estrategia en la política antidroga que no se centre solo en las operaciones de contención y combate, sino en mecanismos de prevención, resiliencia y oportunidades de desarrollo en las comunidades intervenidas por la presencia de los carteles de la droga.

En el municipio de Florida, en Copán, donde se asentaban Los Valle Valle, el 75 por ciento de su población  ha comenzado a emigrar porque no hay fuentes de trabajo, la mayoría de los bienes y fuentes de trabajo que generó ese cartel de la droga, fueron incautadas, los negocios cerrados y el comercio no es igual. La estrategia de intervención para evitar flujos migratorios hacia Estados Unidos o a lo interno del país debe ser parte de una política integral antinarcóticos más allá del ataque a los carteles.

Localizaron la primera plantación de coca y un laboratorio en Guatemala.

De momento, la estrategia se ha centrado en una fase de represión, pero mientras atajan unas rutas, desarticulan células y cierran puntos ciegos, otras se abren, la narcoactividad se desplaza, muta y ahora no solo hace del país una ruta de tránsito, también se han descubierto sembradíos de cocaína, se han detectado pequeños narco laboratorios y hasta plantíos de presunta amapola.

En el 2017, las autoridades hondureñas informaron del decomiso de 10.5 toneladas de droga en su paso de Sur a Norteamérica, en especial Estados Unidos, y al mes de abril de 2018, se registraba ya el decomiso de al menos tres toneladas de estupefacientes.

El replanteamiento de la estrategia pasa también por aumentar la presencia de efectivos policiales en algunas regiones del país que empiezan a despertar la alerta por movimientos atípicos, pues mientras se destinan cinco efectivos policiales de turno un fin de semana para zonas con importante número de habitantes, los capos de la droga despliegan su red de trasiego y transporte con un número mayor al de la autoridad.

spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img