Tegucigalpa – La caravana de migrantes centroamericanos, conformada mayormente por hondureños, desató la furia del presidente estadounidense, Donald Trump, quien ordenó desplegar «lo antes posible» un número no determinado de militares de la Guardia Nacional en la frontera con México.
-La movilización de centroamericanos inició el pasado 25 de marzo en Tapachula, Chiapas, con destino final a la frontera norte, pero ahora llegan hasta Ciudad de México, donde quienes deseen continuarán el viaje de forma individual.
-La militarización en la frontera ha generado el rechazo tanto de activistas como de propias autoridades.
Aunque tanto los gobiernos de Estados Unidos, México y Honduras han informado que la misma se ha disuelto, según los organizadores la misma continua pero en grupos separados.
Los integrantes de la caravana, en su mayoría provenientes de Honduras, abordaron en las últimas horas autobuses para salir de la localidad de Matías Romero, en el sureño estado de Oaxaca, donde permanecieron durante unos días y algunos recibieron medidas humanitarias como permisos temporales de estancia por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), señalan reportes de prensa de la nación azteca.
El próximo 9 de abril, la caravana, que se celebra anualmente desde 2010, planea llegar a Ciudad de México, donde dará por finalizado su recorrido. Una vez allí, los migrantes que quieran seguir su camino hacia EE.UU. podrán hacerlo de manera individual o en pequeños grupos.
¿Dónde están?
La pregunta que hasta las propias autoridades se hacen, es ¿dónde están? los mil 200 migrantes que iniciaron con el recorrido el pasado 25 de marzo en Tapachula, Chiapas, con destino final a la frontera norte.
Hoy, aunque es innegable que un gran grupo de los más del millar de migrantes se dispersó, la mayoría se encuentra en el estado de Puebla, otro pernoctará en la Parroquia de la Asunción, se conoció.
Los indocumentados llegaron a bordo de diferentes buses desde el jueves y las llegadas continuarán este viernes donde esperan continuar con el recorrido, aunque su plan ya no es cruzar la frontera estadounidense sino alzar la voz en defensa de los migrantes que salen de su país en busca de una mejor vida.
En otras ocasiones, el movimiento ha llegado hasta la frontera estadounidense, pero esta vez los organizadores consideraron que esto es inviable, debido al elevado número de participantes congregados, especialmente por los centenares de niños presentes.
Desde Tapachula, ciudad muy cerca de la frontera de Guatemala dónde partió la caravana el pasado 25 de marzo, salieron alrededor de mil 200 personas, cuando habitualmente la asistencia ronda los 300 migrantes.
Países confirman disolución
Los países de origen, tránsito y destino de la mayoría de los inmigrantes que conforman la Caravana Migrante 2018 han confirmado que la misma se disolvió.
En ese sentido, el secretario de Gobernación de México, Alfonso Navarrete, reiteró en una rueda de prensa la posición ya esgrimida por el Ejecutivo anteriormente, de que la caravana cesó su actividad.
De acuerdo con el funcionario, esto ocurrió por las medidas tomadas por el Gobierno para asistir a los participantes y que pudieran regresar a sus países de origen: «Fue producto del ejercicio de nuestras leyes soberanas, que están hechas para proteger, en el marco de los derechos humanos, a los migrantes».
Asimismo, Navarrete rechazó que México haya actuado por las presiones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien el pasado martes alertó que el grupo avanzaba hacia su país y que debía ser «detenido antes de llegar».
Por su parte, el presidente Trump, alabó a México y sus «fuertes leyes migratorias» por haber disuelto la «caravana» de inmigrantes centroamericanos, de modo que se evitó una «escena gigantesca en la frontera».
«La Caravana está disuelta en gran medida gracias a las fuertes leyes migratorias de México y su voluntad para usarlas de modo que no se causase una gigantesca escena en la frontera», dijo Trump en su cuenta de Twitter.
De su lado, la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores de Honduras, María Dolores Agüero, declaró que la caravana de migrantes se disolvió en México, por lo que puso a disposición de sus compatriotas la ayuda de los consulados en ese país azteca.
Lo que pasó
Ciertamente es prematuro hablar de una disolución total de la caravana que inició con más de un millar de participantes, pero si se puede referir a una reducción en el grupo de inmigrantes.
En ese sentido, el Instituto Nacional de Migración (INM) de México otorgó más de 600 visas humanitarias que permiten a los centroamericanos transitar libremente por el territorio mexicano por 30 días.
Irineo Mujica, coordinador de la caravana, explicó que “debido a la logística era necesario la reducción del número de participantes y esa fue la función de los permisos que el gobierno mexicano otorgó”.
Básicamente estos migrantes con permisos son los que continúan con el recorrido, pero el resto de migrantes aguardan a que sus familiares en sus países de origen o en EE.UU les colaboren con dinero para seguir con la travesía.
El objetivo de los indocumentados, como el de los organizadores continúa siendo el mismo, de exponer la problemáticas que en México y en sus países deben afrontar los inmigrantes y personas refugiadas.
Militarización de la frontera
Ante la amenaza de acercamiento de la caravana a la frontera sur de EE.UU el presidente Trump ordenó su militarización, lo que ha generado el rechazo tanto de activistas como propias autoridades.
Las organizaciones pro derechos de la comunidad latina lamentaron hoy que la frontera con México sea tratada «como un área de guerra», tras el anuncio del presidente Donald Trump de enviar a la Guardia Nacional para vigilar la zona.
Estos activistas consideran que ello no implica una mejoría relevante en la seguridad nacional, sino que se trata de una herramienta de presión política para satisfacer los objetivos electorales que aún no ha sido capaz de cumplir, entre los que destaca la construcción del muro fronterizo con México.
El coordinador de comunicación de La Unión del Pueblo Entero (LUPE), John Torres, consideró que este tipo de medidas favorece un clima de tensión con la comunidad inmigrante, cuyo resultado puede derivar en un aumento de los abusos por parte de los agentes de la Patrulla Fronteriza respecto a los derechos de las personas.
Entre tanto, los alcaldes de ciudades limítrofes con México, como Brownsville (Texas) y Tucson (Arizona), se oponen al envío de la Guardia Nacional estadounidense a la frontera asegurando que lo que se requiere son «soluciones humanitarias» y no una mayor militarización en la zona, según lo expresado por los dos regidores.
«Hablamos de hombres, mujeres y niños que están escapando de la violencia generada en sus países (…) y están buscando asilo en los Estados Unidos; nosotros deberíamos establecer un diálogo con estos países y buscar soluciones permanentes, no enviar a los soldados a la frontera», sostuvo Tony Martínez, alcalde de Brownsville, en Texas, una urbe ubicada al noreste del Río Grande y perteneciente al condado de Cameron.