Tegucigalpa – La búsqueda del periodista Aníbal Barrow parece interminable. El comunicador y popular conductor de televisión en la zona norte de Honduras, no aparece vivo como claman especialmente sus colegas y familiares, ni muerto, como temen muchos. A 11 días de su desaparecimiento por lo menos ocho cuerpos se han encontrado mientras se le busca, confirmaron fuentes oficiales.
El coronel René Ponce, jefe de la 105 Brigada y quien comanda el operativo de búsqueda de Aníbal Barrow, dijo a Proceso Digital que las fuerzas especiales ya “han peinado” toda la zona entre Villanueva y San Pedro Sula, región donde más probabilidades, según la lógica, hay de que se encuentre al comunicador.
Aníbal fue secuestrado el 24 de este junio y desde entonces la zozobra y los macabros hallazgos han marcado una dolorosa búsqueda que refleja la real violencia que envuelve a Honduras. Son por lo menos ocho los muertos encontrados, sus cuerpos se hallan en las distintas zonas de búsqueda.
A estas víctimas de la violencia sólo se ha llegado porque las fuerzas del orden han, prácticamente, tropezado con los cuerpos, en parajes alejados de la mano de Dios y más aún de la acción policial.
Son zonas de zafra, cañaverales, regiones periféricas de la metropolitana, zona del Valle de Sula, de esos sitios donde el crimen acostumbra, literalmente, a sembrar los cuerpos.
El coronel Ponce quien en las últimas horas dirigió el operativo a las localidades de San Manuel y Agua Blanca en Cortés y sus alrededores, dijo que la búsqueda en esa área casi está concluida y que, en una nueva fase se orientarán a otro destino.
Hace menos de 48 horas los escuadrones de búsqueda fueron alertados del hallazgo de un cadáver en un potrero, en los bordos de la colonia Jerusalén, se dijo que las características del muerto coincidían con la de Barrow. La alerta que se envió desde la Jerusalén sólo fue una más de tantas otras que han crispado los nervios de periodistas y parientes de Aníbal Barrow. La ciudadanía a través de los medios de prensa, sigue las noticias sobre el acontecimiento, con expectación y lejanas esperanzas.
Una vez más el cuerpo encontrado con una camisola blanca, del mismo color que la que usaba el periodista la tarde del lunes en que fue llevado por la fuerza, hizo que las alertas se dispararan.
Pero los investigadores pudieron verificar con presteza que el cuerpo no era el del comunicador porque el recién hallado tenía toda la dentadura, un detalle distinto a la realidad de Barrow, cuya prótesis dental se encontró en la abandonada camioneta de su propiedad, junto a una gorra y sangre en el asiento del pasajero. El vehículo fue encontrado la noche de su secuestro en el sector de El Bálsamo, Villanueva, Cortés.
Se supo que el cuerpo era el de José Leonardo Mejía y tenía por lo menos 72 horas de haber muerto.
Esta confusión respecto a la identidad del periodista Barrow ha sido la última que asomó a la opinión pública que ha sido sacudida con un bombardeo de hechos que sólo han denotado que son tantos los hondureños afectados directamente por el crimen.
Casos similares han ocurrido con los hallazgos de cuerpos en San José del Boquerón, sobre las aguas del río Chamelecón y en Urraco Pueblo, en un brazo del río Ulúa.
Para el sociólogo y experto en seguridad Ramón Romero, el no haber podido encontrar hasta el momento al periodista Barrow crea una situación de profunda inseguridad en la sociedad hondureña y esa situación genera que la gente desconfié de todo y de todos, inclusive del Estado y de los políticos.
En tanto, el portavoz del Ministerio Público, Marvin Cruz, dijo que no manejan información oficial de último momento más que continúa la búsqueda del periodista Barrow. “Se sigue en la búsqueda con los equipos interdisciplinarios, de ahí no tenemos nada más, hemos consultado con la dirección de Fiscalía y no hay elementos nuevos”, afirmó.
El funcionario agregó que el caso se investiga por equipos de trabajo de San Pedro Sula y Tegucigalpa, aunque desde la capital se coordina el proceso.
El ex fiscal general del Ministerio Público, Edmundo Orellana, aseveró que los delincuentes sienten que están fuera del alcance de la ley y la justica porque la investigación en Honduras no existe. “Los operadores de justicia se mantienen entretenidos en problemas institucionales, estructurales y eso es aprovechado por la delincuencia común y organizada”, acotó.
Estimó que “los medios de comunicación son la expresión de lo que no conviene escuchar a quienes están infringiendo la ley y aprovechándose de los negocios turbios, entonces los primeros en caer son los periodistas”.
Orellana lamentó el silencio policial y dijo que “quieren dar a entender que no hay más crímenes en el país.
El ex Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Leo Valladares, recordó que en la época del embajador norteamericano Frank Almaguer se hablaba que una gran cantidad de cadáveres no se reclamaban en la morgue del MP. “A pesar de la gran cantidad de personas que han desaparecido y que hasta el momento no podemos decir más porque no tenemos las evidencias, en mucho de los casos ni se encuentran y tampoco obtienen solución”, manifestó.
Ejemplificó que cuando él fungía como ombudsman un tío de su esposa desapareció y nunca lo encontraron. “Él era un anciano y después de tanto tiempo de búsqueda lo que dijeron las autoridades es que probablemente lo había atropellado un vehículo”, dijo.
Continuó que lo anterior es una muestra clara de la debilidad del sistema; “no tenemos los medios para atender los asuntos de importancia como la muerte de una persona notoria, imagínese lo qué puede suceder con otras personas”, concluyó.