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Olores y Sabores de las cocinas hondureñas en Navidad y día de reyes

Tegucigalpa – La Nochebuena en Honduras, cuando la Navidad se celebra como una fiesta tradicionalmente religiosa y de convivencia familiar, los diferentes matices, aromas y sabores son parte entrañable de las fiestas en un país donde la celebración no solo se vive sino también se degusta.
 

– Las mesas nostálgicas de los migrantes hondureños entrelucen los recuerdos de la tierra madre.

La celebración cristiana hondureña que comienza con la natividad se prolonga hasta el seis de enero con la rememoración de la llegada de los reyes magos al pesebre donde nación el niño Jesús al cual le llevan sus presentes.

Y es que la gastronomía navideña es una de las tantas maravillas que Honduras ofrece en esta época del año, tanto en nochebuena como en la llegada del nuevo año.

La compilación de estos sabores hondureños para esta temporada, inicia con los tradicionales tamales, seguidos de la deliciosapierna de cerdo hornada, gallina o pavo o pollo relleno; las bebidas que se preparan son rompopo y ponche; como postre figuran las tradicionales torrejas de pinol, dulce de leche y pan. No pueden quedar de lado las futas de temporada.

El rompopo es por excelencia la bebida fría navideña, elaborada con huevo, leche y licor, el cual es disfrutado indistintamente como un aperitivo para recibir a los invitados a la casa o como un digestivo después del gran banquete.

Las torrejas son el postre por excelencia.

Economía gastronómica

La época también se marca por la demanda de comidas navideñas que no siempre son preparadas en el seno familiar. Muchos alimentos son adquiridos ya elaborados en cocinas del barrio, del mercado, supermercado y grandes y especializados chef.

Los tamales, el incomparable bocado derivado del maíz y envuelto en hojas de plátano, infaltable en las mesas catrachas, requiere, para su elaboración, dedicación y técnica especial, por lo que muchas familias prefieren adquirirlos ya hechos.

La demanda en los puestos de venta de tamales es basta y amplia. Desde los puestos en los populosos mercados hasta los más exclusivos sitios gastronómicos.

Lo anterior, resulta una oportunidad para que muchas personas se dediquen a la venta de este producto en esta época y puedan agenciarse de algunos recursos.

Los precios de los tamales varían en los diferentes puestos de venta, oscilando entre 15 y 35 lempiras.
También mujeres especialistas en elaboración de torrejas hacen su negocio.

Son menos los que se dedican a hornear gallinas, pavos y cerdos debido a los elevados costos que les alejan de las mesas de la población.



Las mesas nostálgicas

También los inmigrantes hondureños que en su mayoría habitan en la Unión Americana celebran la natividad.

Ellos adquieren “el encarguito” como se le llama a la cajita que generalmente les envía su familia o amigos a través de empresas especializadas que proliferan para suplir la demanda creciente, marcada por una imparable migración.

Las rosquillas, los tamales, las torrejas, las gallinas rellenas, preparadas con condimentos nacionales, los molletes y cemitas de yema, son entre otros productos los que degustan los hondureños en el exterior.

A ello se le suman los tradicionales y artesanales lácteos catrachos.

Licores autóctonos también forman parte de la mesa de los inmigrantes.
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