Pero como las cosas buenas no siempre son perdurables, la vida de doña Olimpia se apagó este fin de semana, a los 85 años de edad. Ella falleció en su tierra natal, sin mostrar síntomas de enfermedad alguna, con la fortaleza propia los robles y el temple maya.
Apenas unas horas permaneció ingresada en el hospital donde llegó con dificultades respiratorias. El humo que inhaló en sus quehaceres desde los 16 años de edad, cuando empezó a preparar cerdos en los entrañables hornos de tierra, en cazuelejas de barro, había afectado de manera terminal sus pulmones, diagnosticó el médico. Su temple le hizo resistir y seguir mientras su mal pasaba casi inadvertido.
Doña Olimpia Alvarado fue madre de una docena de hijos, ocho varones y cuatro mujeres, dos de ellas adoptadas.
Wilmer, uno de sus múltiples nietos dialoga con Proceso Digital y dice que su abuela es un ejemplo para propios y extraños. Recuerda que en octubre pasado, durante el cumpleaños de doña Olimpia, la familia festejó junto a ella en grande. “Todos nos reunimos en el Club de La Sociedad Copaneca de Obreros, éramos tantos que llenamos ese local que es tan grande, invitamos pocas amigas de la abuela porque éramos muchos” rememoró con satisfacción al decir que “fue un momento inolvidable que ella disfrutó porque nos reunió a todos”.
Más allá de la familia de doña Olimpia, a la cual pertenece el actual alcalde de Santa Rosa, Aníbal Alvarado Erazo, la comunidad entera está de luto por la partida de la matrona.
No hay duda que esta navidad los lechoncitos hornados preparados con las especiales manos de doña Olimpia harán falta en muchas mesas hondureñas y de migrantes catrachos que desde los Estados Unidos le hacían pedidos especiales. Ella permitía así que los migrantes nacionales degustaran con menos nostalgia en las cenas de navidad y año nuevo.
Probablemente la familia decida no romper la tradición y permita que el sabor de la cocina de doña Olimpia perdure por generaciones. De cualquier forma, Proceso Digital rinde tributo a una hondureña cinco estrellas, cuyo ejemplo de trabajo y valores de familia, identidad y honradez merecen ser una estela para las nuevas generaciones.