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Pena de muerte para el derrocado presidente islamista egipcio Mohamed Mursi

El Cairo – El derrocado presidente islamista egipcio, Mohamed Mursi, fue condenado hoy provisionalmente a muerte tras ser encontrado culpable de urdir su huida, junto a otros 105 islamistas, de una cárcel durante la revolución de 2011, que depuso al entonces mandatario Hosni Mubarak.

Como es menester en Egipto, el Tribunal Penal de El Cairo envió su fallo al gran muftí, Shauqi Alam, máxima autoridad religiosa islámica del país, que emitirá una opinión no vinculante, pero que podrá influir en la decisión final de la corte, prevista para el próximo 2 de junio.

«Si el tribunal confirma entonces su decisión, apelaremos la sentencia», dijo a Efe uno de los abogados de Mursi, Abdel Monain Abdel Maqsud, que rechazó valorar el fallo judicial.

El letrado añadió que la defensa tendrá 60 días para recurrir a partir del 2 de junio.

El mismo día, la corte deberá pronunciarse sobre otro caso en el que está acusado Mursi, relacionado con espionaje y colaboración con el movimiento islamista palestino Hamás.

En ese mismo caso hoy fueron condenados a muerte varios dirigentes islamistas, entre ellos el líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badía, el «número dos» de la organización, Jairat al Shater, y su hijo, así como el miembro de su ejecutiva Mohamed Beltagui.

También fueron sentenciados a la pena capital bajo las mismas acusaciones el presidente del brazo político de la Hermandad, Saad Katatni; su vicepresidente, Esam al Arian, y el destacado predicador islamista Yusuf al Qaraduai, que fue juzgado en rebeldía.

Se trata de la segunda sentencia contra el exmandatario egipcio, después de que fuera condenado en abril a 20 años de cárcel por el uso de la violencia durante unos disturbios ocurridos en las cercanías del Palacio Presidencial de Itihadiya en diciembre de 2012.

En la misma sentencia, Beltagui y Al Arian fueron condenados también a dos décadas de cárcel.

Por su parte, Badía ya había sido condenado anteriormente a la pena de muerte y a cadena perpetua por varios casos.

Junto al líder de la cofradía, Al Shater también fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de manifestantes durante unos disturbios registrados en junio de 2013 en El Cairo.

«Es muy obvio que la sentencia es de tendencia política, ya que está documentado y comprobado que ni el ‘presidente’ Mursi ni los dirigentes de los Hermanos Musulmanes se habían escapado de la cárcel de Wadi Natrun», indicó a Efe por internet el portavoz de la cofradía Mustafa al Jatib.

El representante de la cofradía añadió que el exministro de Interior Mohamed Ibrahim «negó que hubiese documentos que confirmaban la detención de Mursi», por lo que este «estaba detenido sin papeles».

«Además hay un vídeo del exjefe del Estado Mayor del Ejército Sami Anan en el que niega que integrantes de Hizbulá o Hamás hubiesen entrado en Egipto durante la revolución», añadió.

Sin embargo, el vicepresidente del Partido de la Conferencia, Husein Abulata, consideró en declaraciones a Efe que estas sentencias son «una victoria del pueblo egipcio y una venganza contra el grupo terrorista de los Hermanos Musulmanes».

El político previó que los miembros de la cofradía, en represalia a estas sentencias, «aumentarán los ataques terroristas contra miembros de la Policía y el Ejército, así como contra las instituciones e instalaciones claves del Estado».

Por el contrario, Al Jatib afirmó que la política actual de la Hermandad «frente al régimen militar golpista» se basa en tener «mucha paciencia y cansar a las fuerzas del golpe con inteligencia y sin enfrentamientos directos».

Por otra parte, el portavoz islamista instó a los países europeos a «no apoyar el golpe de Estado ni a nivel político ni económico».

En ese sentido, Abulata destacó que los Hermanos Musulmanes van a seguir llevando el caso a nivel internacional «para conseguir la simpatía de las comunidades extranjeras y provocar odio hacia Egipto».

Mursi fue condenado a muerte, junto a otros 105 miembros de los Hermanos Musulmanes, por su huida de la cárcel de Wadi Natrun durante la revolución de 2011, gracias a la supuesta ayuda de combatientes de Hamás y de la organización libanesa chií Hizbulá.

Tiene pendientes otros casos abiertos en los que está acusado de insultar a la judicatura y entregar información clasificada a países y organizaciones extranjeras.

El exmandatario islamista fue derrocado el 3 de julio de 2013, después de masivas manifestaciones para exigir su marcha, por el Ejército egipcio, liderado por el entonces ministro de Defensa y actual presidente del país, Abdelfatah al Sisi.

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