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Yo era el hombre más peligroso de Honduras: José Francisco Valle “Luz Baja”

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Tegucigalpa – “En aquellos tiempos yo era el hombre más peligroso de Honduras”, dijo José Francisco Valle, más conocido como “Luz Baja”, en una entrevista a un canal local en el municipio de Talanga, donde reveló algunos episodios en los que se vio involucrado, pero recalcó que solo es un pasado al que no quisiera regresar.

– El libro “Un payaso en el delito” escrito por Mario Berrios retrata en parte la vida del hombre considerado en su tiempo uno de los criminales más temidos de Honduras.
Valle ahora se encuentra de visita en Honduras, ya que reside en España, país al que se fue para trabajar y sobre todo para reformarse, ha regresado, pero es una persona distinta, que ahora recuerda su pasado como un estilo poco decoroso al que no quisiera regresar, tampoco se lo desea a nadie, según manifestó al Canal 7 Talanga Visión.
Recordó que tuvo una vida bohemia “de al menos unos 15 años, yo siempre he dicho que Dios me quiere mucho, porque mi madre ha sufrido mucho, yo llegué a un extremo de decirles que a la cárcel no me fueran a ver, no me gustaba que vieran allí y menos mis hijos”.
Cree que cuando inició a funcionar el Centro Penitencial de Támara, una de las personas que más sufrió fue él, porque para salir a ver a la visita lo sacaban engrillado de los pies y de las manos, tenía que ver a su madre tras una malla, y eso no era nada agradable “yo les dije que no fueran que no se preocuparan que yo iba a salir de allí”.
Explicó que las medidas de seguridad sobre él, en ese entonces eran máximas. “Es que yo era el hombre más peligroso de todo Honduras, me tenían en una celda sin ver el sol, me vinieron a sacar a los seis meses, era muy peligroso, en la celda estaban otros reos peligrosos con quienes solo las narices nos mirábamos”.
“Luz Baja”, anhela impartir seminarios para aconsejar a los jóvenes de Honduras, para que no se metan en líos, porque “las cárceles ahora están más difíciles que antes, el otro día, intenté visitar a un amigo que está preso, pero vi que la fila llegaba desde la cárcel hasta la entrada a Támara, eso es un sacrificio enorme lo que hace la gente para ir visitar a alguien”.
 
Luz Baja 2«Luz Baja» conversó ampliamente con Raúl Campos, gerente de Talanga Visión
Ahora cree, que los años han pasado y que no es un hombre para estar en problemas, tal vez que alguien quiera agredirme, pero de lo contrario no creo, andar en esas vueltas como caminaba antes a estas alturas no, ahora es difícil la cárcel, antes yo tenía mi celular, yo daba órdenes y ahora no se puede.
Contó que en una oportunidad le pusieron una capucha, una gamarra de hule con cal, lo amarraban de los pies y de las manos, era una tortura, a mí me ponían la capucha porque quería que me hiciera cargo de cosas que no me parecían, que yo nunca había hecho.
“Yo tenía buenas amistades en la Policía Nacional porque he sido muy conocido, ya que yo fui instructor en la Fuerzas Especiales y habían oficiales que yo no estaba haciendo eso, sino que otra gente era la que me quería cargar esas cosas a mí, les dije que mejor me mataran, pero que no haría cargo de las cosas que ellos querían”.
payaso delitoLuz Baja, es del criterio que la Policía Nacional, ya no es la misma de antes, consideró que es más preparada y profesional, antes cualquiera agarraba el uniforme y las armas, en tanto ahora es más complicado, tengo algunos amigos allí y me cuentan lo difícil que es.
Se refirió a uno de los acontecimientos más sonados en su vida, como cuando se le acusó de haber intentado asaltar el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (BANADESA) en la localidad de Talanga, en ese suceso un menor murió a causa del intercambio de balas con la Policía Nacional.
“Los policías me querían capturar allí por Banadesa y comenzaron a hacer una balacera, yo no quería asaltar un banco aquí en mi pueblo  cuando todo el mundo me conocía ya; y lo que pasó arriba -Parque Central- había un policía, yo di la vuelta en el carro y pegue en un tubo frente al Banco, como voy a asaltar si allí estaba un excompañero del Batallón y un amigo -German Gálvez-, quien tuvo que declarar, yo ni me baje del carro”.
Confirmó que en su época, era de los que llegaba al Miramar (Cantina) donde don Justo, me encantaba ir por la enchiladas que hacían allí, y habían fregados (personas) que cuando yo llegaba se querían ir y yo les decía que cuidadito, que de aquí no salía nadie y hasta que yo terminaba de beber los dejaba ir.
“Yo llegaba con mis guardaespaldas los dejaba afuera y daba la orden que cerraran la cantina, yo les daba para que bebieran y comieran, yo me comunicaba con ellos por radio, habían mujeres que me rogaban que les dejara ir pero, en aquellos tiempos yo pagaba hasta mil 800 lempiras, me sentía bien que la gente estuviera allí compartiendo conmigo”.
Externó que desde Tegucigalpa la Policía avisaba a los de aquí, que yo venía para el pueblo, que no se metieran conmigo, va para su pueblo y no va hacer nada malo; a mí lo que me gustaba era venir a ver a mi mamá y a beber.
Una de esas veces llegué a Talanga, no sabía que estaba en feria (12 de noviembre), entré por Cantarranas (San Juan de Flores) ni si quiera llegué donde mi mamá, sino que me quedé en el parque y me puse a beber con algunos amigos, saqué una AK-47 y comencé a disparar hacia arriba hice una gran descarga en el parque, hasta la casa de mi madre se escucharon tiros y ella dijo: está alegre San Diego ella pensaba que eran cuetes y ya en la mañana le dijeron que era yo el protagonista.
Luego regresé y ella estaba muy enojada conmigo, y le dije que no se preocupara, ya no vuelvo a venir a hacer esas tonteras aquí (…) es fácil conseguir un AK, antes hasta por 500 pesos le daban una y en la frontera hasta por 200 lempiras las conseguía, ahora no es conveniente andar un arma de esas
Añadió que para sobrevivir, le hizo a todo tipo de empleo, vendía rosquillas, leche, ordeñaba vacas, después me fui al Circo América, me hice un gran payaso, viajé con ellos hasta Guatemala, después ya no me gustó esa línea porque no es un trabajo fácil.
A renglón seguido externó: Quiero mucho a la gente de Talanga, porque son personas especiales, yo dejé más amigos que enemigos, cuando yo venía, caminaba un maletín lleno de dinero, y cuando encontraba a alguien le daba para que se tomara un fresco.
Toda la vida me han gustado los buenos carros, ahora es que ando un carro humilde, porque uno tiene que ser en la vida humilde, porque si no después vienen los problemas y la gente como que empieza a pensar mal.
Le doy gracias a Dios y toda la gente de mi pueblo que donde quieran que ven me saludan con alegría y con respeto, así como me respetan yo también, a los jóvenes que se aboquen a las cosas buenas, Talanga era un pueblo sano, ahora lo han arruinado los vicios y la tecnología, antes se podía caminar tranquilo.
Al final de la entrevista se doblegó, con voz entrecortada dijo que su madre es el amor de su vida, que la quiere mucho así como a sus hijos.
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