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Wakanda forever

Pedro Gómez Nieto

Wakanda, el país ficticio de la película “Black Panther” cuyos habitantes hablan la lengua “hausa”, fue situado en África Occidental junto a Nigeria porque en la región se utiliza realmente ese idioma afroasiático. La etnia hausa se extiende por diferentes territorios del continente africano. Conocí algunos hausas durante los diecisiete años que estuve viviendo en Guinea Ecuatorial que tiene frontera con Nigeria. Emigrantes nigerianos a los que les identificábamos por el nombre de su etnia y no por su lugar de nacimiento, como muestra de respeto hacia su cultura y lengua ancestral. Recientemente falleció su protagonista, el actor Chadwick Boseman, a causa del cáncer. Su gesto de cruzar los brazos en forma de aspa sobre el pecho con los puños cerrados al grito de «¡Yibambe!, Wakanda forever», se convirtió en un símbolo. En una de sus últimas apariciones dijo: “En estos tiempos de crisis mientras los inteligentes construyen puentes los idiotas construyen barreras”. «¡Resiste!, Wakanda por siempre».

En las olimpiadas de México-68, atletas afroamericanos subidos al podio levantaron el puño enfundado en un guante negro mientras sonaba el himno nacional, cabeza bajada y los pies descalzos. El “Black Power” fue un movimiento por la defensa de los derechos civiles que tuvo incidencia en la década de los 60. Cincuenta y dos años después los problemas se agudizan. Del puño en alto los jugadores de la NFL pasaron a la rodilla en tierra cuando sonaba el himno nacional como protesta por la brutalidad policial. La confrontación sigue aumentando, hoy se destruyen estatuas y monumentos supuestamente relacionados con la segregación racial. La mejor democracia del mundo, según Donald Trump, aún no ha superado su Guerra de Secesión (1861-1865). Terminaron con la esclavitud pero nunca con el racismo ni la segregación. Signos convertidos en símbolos que dignifican o denigran al ser humano.

En “El baile del uniforme”, artículo del 25.05.2020, escribía sobre el significado de los símbolos a cuenta del tratamiento irrespetuoso, por ignorancia o malicia, que en los medios y redes fecales, periodistas y políticos, daban al uniforme militar. “Un símbolo es una alegoría, la representación física de una idea por la que incluso se entrega la vida”.Cuando un modelo de vida pierde sus anclajes la sociedad se transforma”. El símbolo representa una visión construida sobre valores que trasciende en el tiempo.

William Zúñiga es un niño de cinco años que vivía con sus padres y dos hermanos en una de las chabolas ubicadas junto al anillo periférico capitalino, sector El Ocotal. Una mañana vio acercarse a un grupo de militares portando bolsas con víveres. Espontáneamente corrió hacia ellos -descalzo- con los brazos abiertos, para abrazarse a las piernas de un soldado sin prestar atención a la comida y sin querer soltarse. William no conocía al soldado, conocía el uniforme y no dudó en abrazar lo que por derecho le pertenece como hondureño, sus Fuerzas Armadas. A pesar de su corta edad, desde su inocencia, entendió lo que representa el uniforme militar.

Ese gesto de amor que brota espontáneamente del corazón de un niño no pasó desapercibido para las autoridades militares. El JEMAC, general Moreno Coello, en nombre de las Fuerzas Armadas hizo entrega a la familia de una casa nueva, amueblada, registrada a nombre de William. Ese abrazo sincero fue la mejor recompensa que pudo recibir el soldado, cualquier servidor público por su trabajo, la gratitud y reconocimiento del pueblo al que pertenece.

William Zúñiga representa el genuino sentimiento de la sociedad hacia sus Fuerzas Armadas, en contraposición con el comportamiento de políticos indignos que pretenden confrontar al pueblo con la institución castrense. Libre promueve el regreso de los militares a los cuarteles. El socialismo chavista allá donde gobierna articula milicias populares, ojos y oídos en cada colonia, barrio y ciudad, para identificar la disidencia. El prócer nefelibata desde Matrix locutorea que los militares son la mano de obra que utiliza el gobierno para mover la droga del cartel de Sinaloa. Junto al prócer “honesto” denuncian la militarización del país y llaman traidores a los militares por derrocar a Mel, para después pedir a la Junta de Comandantes que le den un golpe de Estado a JOH. Hipocresía sublime. Profetas fracasados, el juicio de las urnas les espera. ¡Yibambe! Honduras forever.

“El mejor profeta del futuro es el pasado”. -Lord Byron-

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