«No participé en ningún plan para matar a nadie», insistió el acusado en su apelación final al jurado que hoy mismo lo declarará culpable o inocente.
Figueroa, que reside desde 2007 en Austria, donde se le otorgó asilo político, aseguró que sólo al llegar al país europeo se enteró de que se habían cometido ilegalidades en el incidente de 2006.
El caso que juzga desde hace un mes la Audiencia Provincial de la localidad de Ried im Innkreis, se refiere a la operación policial ejecutada en 2006 para recuperar el control de la cárcel de Pavón, en la que Figueroa tomó parte y durante la que murieron siete reos.
La defensa de Figueroa llegó a reconocer que los presos murieron acribillados, pero negó que su cliente tuviera nada que ver con el asunto y pidió que no se le tome como cabeza de turco, informa la agencia de noticias austríaca APA.
El letrado de la defensa, Benno Wageneder, insistió en sus críticas contra la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), cuyas investigaciones han sido utilizadas por la Fiscalía austríaca en el caso.
Wageneder aseguró que ese organismo, auspiciado por la ONU y el Gobierno de Guatemala, ha llegado a ocultar pruebas y afirmó que las investigaciones no tienen como objetivo a Figueroa, sino a los «peces gordos» Carlos Vielmann y Erwin Sperissen, ex ministro de Interior y antiguo director de la Policía, respectivamente.
Esos dos ex altos cargos están siendo investigados en España y Suiza, respectivamente.
La Cicig considera que Figueroa y esos altos cargos crearon una estructura criminal responsable de la ejecución extrajudicial de varios presos en dos operaciones en 2005 y 2006.
Por su parte, la Fiscalía austríaca acusó a Figueroa de ser un «excelente actor» y aseguró no creer que no formara parte de los planes para ejecutar a los reos.
En caso de ser declarado culpable de complicidad en asesinato, Figueroa puede ser castigado a penas que van desde los diez años de cárcel a la cadena perpetua.
