“En los meses de Marzo y Abril del presente año lamentablemente se adicionaron a la estadística de Casa Alianza 115 nuevas muertes violentas y/o ejecuciones de personas menores de 23 años, de las cuales 30 víctimas (26%) eran adolescentes menores de 18 años”, señala el informe.
“Los jóvenes han perecido víctimas de las acciones de los criminales, manteniéndose un promedio de 40 muertes violentas y/o ejecuciones arbitrarias por mes o sea que cada 24 horas 1-2 personas menores de 23 años son asesinadas”, agrega.
Con estos casos, Casa Alianza dijo que desde 1998 ha registrado la muerte de 5,380 jóvenes menores de 23 años.
“Estas cifras son verdaderamente preocupantes, consideramos que la sociedad no debe acostumbrarse al hecho de que a los niños, niñas y jóvenes se les prive arbitrariamente de su vida”, apunta Casa Alianza, organismo que resalta que tras las frías cifras hay una historia humana, una estela de luto, angustia y sufrimientos de las familias de las víctimas, “lo cual es realmente trágico”.
En este informe, Casa Alianza señala como causas de la violencia los procesos inadecuados de aprendizaje social, donde la familia, la escuela, el barrio, las organizaciones y el capital social en el sentido amplio, juegan un importante papel en la socialización de las normas y patrones de comportamiento violento; así como también los modelos enajenantes y nocivos que son trasmitidos por los medios de comunicación social y que responden al interés particular y comercial privado”.
Otros factores, agrega, están relacionados con el orden socioeconómico como la desigualdad, la pobreza, el desempleo, frustraciones por falta de oportunidades de los adolescentes y jóvenes”.
“El auge del tráfico y consumo de drogas que ha permeado la sociedad, la alta disponibilidad de armas de fuego en manos de los criminales y también de la población en general como un mecanismo defensivo de la misma ante la debilidad y desconfianza de las instituciones de control delictivo”, son otros de los factores expuestos en el análisis de Casa Alianza.
El organismo cuestiona “la ausencia de verdaderas políticas de prevención de la violencia y el delito, sobre todo políticas sociales que deben permitir la inserción e inclusión de los adolescentes y jóvenes a la sociedad, al mundo de la educación y laboral”.
Contrario, señalan, “durante todo este tiempo se ha privilegiado las acciones de represión del delito y la criminalidad por parte de los diferentes gobiernos, las cuales no han dado los resultados esperados”.
Las ciudades más importantes de Honduras, principales escenarios de la muerte
Según el informe, del total de las 115 muertes acontecidas en los meses de Marzo y Abril del año en curso, el 34 % se suscitaron en el departamento de Francisco Morazán, ocurriendo en Comayagüela un 9% y en Tegucigalpa un 24% del total de las muertes y un 1% en otros municipios del departamento en mención.
El departamento de Cortes sigue siendo el de mayor incidencia de estos crímenes con un 57%, suscitándose solamente en San Pedro Sula un 41% de los asesinatos y un 16% en otros municipios de Cortes, como ser Choloma , Villanueva, La lima entre otros.
Estas cifras evidencian que “los grandes núcleos poblacionales urbanos continúan siendo los escenarios donde se perpetran la mayoría de los asesinatos, sobre todo en los barrios y colonias urbano marginales de donde provienen la mayor parte de las de las víctimas”, indica el documento.
Señalan además que el fenómeno de las ejecuciones no es exclusivo de los centros urbanos, pues las estadísticas reflejan que estos hechos violentos también ocurrieron en departamentos como: Atlántida 4%, Yoro con 2 %, Colon 1%, Comayagua 1% y Choluteca 1%.
Resaltan que la mayoría de las victimas provienen de estratos pobres, y antes de su muerte habitaban en colonias y barrios urbanos marginales de las ciudades antes mencionadas “lo que pone de manifiesto que la violencia y la afrenta a la vida, afecta más a la población de recursos económicos y sociales limitados”.
Los crímenes contra niños y jóvenes menores de 23 años en su mayoría ocurrieron en el sexo masculino con un 84 % (97 asesinatos) y 20 % (18 asesinatos) para el sexo femenino.
Señalan además que los asesinos repiten constantemente sus modos de operar: Los jóvenes que son previamente secuestrados en un lugar de la ciudad por hombres fuertemente armados conduciéndose en vehículos con vidrios polarizados y sin placas, posteriormente aparecen los cadáveres de las víctimas con evidencia de haber sido torturados y abandonados en cunetas de carreteras o en botaderos de basura, y con señales de haber sido atados de pies y manos y con certeros disparos a corta distancia en partes vitales de su cuerpo.