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Vencer las dudas y los miedos de la pandemia pide el cardenal Rodríguez en la homilía

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Tegucigalpa – Vencer las dudas y los miedos sobre la pandemia del coronavirus y pasar a la confianza, pidió a los hondureños el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, durante la homilía correspondiente al tercer domingo de pascua, celebrada en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa en esta capital.

Aquel que construye sobre la mentira, tarde o temprano, todo eso se derrumba, porque no se puede engañar, recalcó.

Vivimos acosados por una cultura de lo efímero, de lo pasajero, de la superficialidad, dichoso el que se atreve a pasar de la duda y el miedo a la confianza, enfatizó

El prelado refirió el pasaje bíblico en el que dos de los discípulos tienen un encuentro con Cristo resucitado, quien les pregunta por qué surgen dudas en su interior. “Es una pregunta también para nosotros, cuántas mujeres y cuántos hombres en nuestros días viven llenos de dudas, inquietudes, desorientación sin sentido”, señaló.

Indicó que el evangelio de hoy describe con detalle los sentimientos de los discípulos ante la presencia del resucitado y los presenta llenos de miedo por la sorpresa y después afirma que creían ver a un fantasma, así estaban los discípulos antes de hacer la experiencia interior de la presencia del resucitado.

Apuntó que el miedo expresa falta de confianza y con el miedo, la soledad, la tristeza y también la duda se apodera de ellos, por qué se alarman, por qué surgen dudas en su interior, miedos, dudas, desconcierto, ese era el estado de ánimo de aquellos discípulos que todavía no tenían la fuerza de la fe.

Jesús se presente en medio de ellos y les dice “paz con ustedes, es como una característica de todo el tiempo pascual, el Señor viene a traernos paz, la paz con nosotros mismos, la paz en nuestra vida interior, la paz con los hermanos, la paz con la comunidad, qué falta les hacía a los discípulos y que falta nos hace también a nosotros que estamos llenos de miedo, de angustias, de inseguridades”.

“Hoy, la liturgia de este tercer domingo de pascua nos llama a un paso que tenemos que dar, del miedo a la confianza, por qué, ah usted cree que no tenemos que tener miedo con esta pandemia, pues claro que sí y claro que tenemos que usar las medidas de la bioseguridad, pero sabemos que aún en medio de tanto dolor y sufrimiento, ahí está el Señor Resucitado que nos trajo nueva vida, y la esperanza de la vida eterna”, recalcó el purpurado.

Acotó que el evangelio de este domingo insiste con fuerza en la realidad del resucitado que se presenta en medio de los discípulos y es más, les da una señales concretas, miren mis manos y mis pies, soy yo en persona, pálpenme y dense cuenta de como un fantasma no tiene carne y hueso como ven que yo tengo.

El miedo les hace creer que era un fantasma, el miedo deforma siempre, la realidad. El evangelio de San Lucas está dirigido a los griegos y éstos podían imaginar que el resucitado era un fantasma, que el alma se había separado del cuerpo, esa era su filosofía, los griegos creían en la inmortalidad, nosotros creemos en la resurrección, la resurrección es más que la inmortalidad, el Resucitado es la persona entera de Jesús, podemos decir que el evangelio marcha de forma muy acertada, el contraste entre las dudas y los miedos de los discípulos y la realidad de Jesús.

Recalcó que Jesús no es un fantasma, es una presencia real en medio de nosotros; Jesús no es una idea, es una persona, resucitado vive con nosotros, vive en nosotros, miren mis manos y mis pies; las manos de Jesús eran especiales, eran manos que curaban, que liberaban, que despertaban vida, el toque de sus manos transmitía vida, era vitalizante, las manos de Jesús eran capaces de acariciar a los niños, de expulsar a los demonios, eran manos dispuestas a lavar los pies, a vendar las heridas, a multiplicar los panes, a bendecir y a perdonar.

Los pies de Jesús, eran pies que caminaban, que abrían caminos, pacientes, ligeros, cansados a veces, gastados de tanto caminar tras la oveja perdida, eran pies entregados en busca de todos nosotros, apuntó el prelado quien comentó que “qué buen ejercicio de pascua es que hoy escuchemos de nuevo las preguntas del Resucitado como dirigidas hacia nosotros, por qué se alarman, por qué surgen dudas en su interior, soy yo en persona”.

Acotó que el hombre y la mujer de hoy, están también marcados por la duda, insatisfechos, basta al comenzar una semana que escuchemos o veamos en los medios de comunicación, cuánta problemática, cuánta insatisfacción, cuánta mentira, es muy triste cuando se quiere engañar a todo un pueblo, y no se puede construir sobre la mentira. El Señor nos dice claramente yo soy el camino, la verdad y la vida y aquel que construye sobre la mentira, tarde o temprano, todo eso se derrumba, porque no se puede engañar, hay un mandamiento de la ley de Dios que dice no levantar falso testimonio y mentir.

“Por eso, nosotros tenemos que volvernos a la alegría y el amor verdadero a Jesús Resucitado. En el ámbito social vivimos acosados por una cultura de lo efímero, de lo pasajero, de la superficialidad. Dichoso el que se atreve a pasar de la duda, del miedo a la confianza. El Resucitado viene a iluminar nuestras oscuridades, a dar esperanza y sentido a nuestras vidas y hoy en necesario que nuestra fe en Jesús Resucitado se vuelva una búsqueda de la verdad”, enfatizó el líder espiritual.

Recalcó que la realidad es una muy clara y la conocemos, la mentira flota cada día pensando que nos van a engañar, entonces hay que atreverse a pasar del miedo y de la duda a la confianza.

Apostilló que los apósteles comenzar a comprender que la fuerza de Dios no es incompatible con nuestra pequeñez, con nuestra debilidad o con nuestras miserias, Él es misericordioso, Él pone su corazón cerca de nuestra miseria, para levantarnos, para hacernos seguir adelante. OM

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