La entrega se celebró en una ceremonia en Tegucigalpa en el despacho del ministro hondureño de Cultura, Artes y Deportes, Rodolfo Pastor Fasquelle, quien dijo que aunque las piezas no tienen un valor económico significativo, sí representan mucho en lo científico y cultural.
Agregó que las piezas, originarias de la isla de Roatán, en el Caribe hondureño, permitirán reconstruir mejor las relaciones sociales entre diferentes grupos sociales que vivieron en Honduras antes de la llegada de los españoles.
La repatriación de las 157 piezas fue posible mediante un acuerdo de cooperación y coordinación interinstitucional entre la Universidad del Sur de la Florida y el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH).
El gerente del IHAH, Darío Euraque, dijo a Acan-Efe que la colección que ha devuelto la Universidad del Sur de La Florida permanecerá un tiempo en Tegucigalpa y después pasará a formar parte de un museo que será abierto en Roatán, uno de los principales sitios de interés turístico de Honduras.
El profesor Christian Wells, representante de la Universidad del Sur de Florida, indicó a Acan-Efe que las 157 piezas fueron donadas a ese centro de estudios en 1990 por una familia de Tampa, que las adquirió en los años 50 del siglo pasado de una finca que tenían en Roatán.
Añadió que la muestra está compuesta de cuencos pequeños sin decoración y platos planos, lo mismo que de otras piezas de cerámica representando fragmentos de soportes y mangos.
Según algunos estudios, las piezas probablemente fueron manufacturadas durante los períodos postclásico temprano y medio, entre los años 1.000 y 1.400 después de Cristo.
Comparando las piezas con representaciones de las culturas prehispánicas pech y mayas, que vivieron en el oriente y occidente de Honduras, las piezas de Roatán pueden haber sido usadas por los chamanes y otros participantes en las ceremonias que expresaron sus creencias cosmológicas, subrayó Wells.