Análisis de Alberto García Marrder – Especial para Proceso Digital
Rusia viene advirtiendo que no puede perder una guerra convencional (Ucrania), que para eso tiene la opción nuclear. Trato hoy ese tenebroso tema en mi crónica semanal en el portal «Proceso Digital».
Eso es lo que ha venido a decir el ex presidente de la Federación de Rusia, Dmitri Medvedev (2008-2012) y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país.
Esa declaración se puede interpretar de dos maneras:
1- Es la primera vez que Moscú da a entender que está perdiendo o puede perder, la guerra convencional de Ucrania.
2- Un líder acorralado y contra la pared, como podría sentirse ahora mismo Putin que teme un ataque aéreo al Kremlin o a sus dos residencias, es peligroso. Y el botón nuclear siempre está muy cerca. Un ataque nuclear contra Ucrania, por muy limitado que fuera, provocaría una reacción inmediata de la OTAN, aunque no pertenece a la Alianza Atlántica.
Y más acorralado debe sentirse Putin ahora que Estados Unidos acaba de anunciar que enviará a Ucrania unos 30 de sus súper tanques blindados M1 Abrams y Alemania hará lo mismo con sus ansiados “Leopard-2”, unos 14, dando permiso también para que países, como Polonia y España, que los tienen, puedan reenviarlos a Kiev.
El Departamento de Defensa de Rusia ha reaccionado inmediatamente y ha advertido que los envíos de esos nuevos tanques pesados es una “fragrante provocación”
Necesito ampliar la advertencia de Medvedev de que «la derrota de una potencia puede provocar una guerra nuclear».
Guillermo Ortiz, analista del portal “El Español” de Madrid, lo explica muy bien:
“Uno de los discursos más habituales de la propaganda rusa, que en ocasiones oímos de boca de sus principales líderes (Medvedev, Sergei Lavrov (Ministro de Asuntos Exteriores) y el propio Putin, es que Rusia no puede ser derrotada. No se refieren a la coyuntura militar de que sus tropas tengan que ceder tal terreno u otro. Es una reflexión conceptual: Rusia, como potencia nuclear, no puede perder una guerra convencional. Porque de perderla, recurriría a su armamento nuclear y, en ese caso, perderíamos todos”.
Por ahora, hay un parón por el invierno, pero se espera que tan pronto comience la primavera, habrá ofensivas por ambos lados, Para entonces, Ucrania tendrá un potente ejército por la masiva ayuda militar de Estados Unidos y de Europa Occidental. Pero con tanques ultra potentes que necesitan manuales en varios idiomas y un mantenimiento/entrenamiento muy complicado de varios meses.
Lo que si ya está aprobado, por el gobierno británico, es la entrega a Ucrania de 14 tanques blindados “Challenger-2” y en Francia, están haciendo planes para suministrar a Ucrania sus tanques “Lecrerc”.
Ante estas perspectivas, es fácil deducir que Ucrania contará muy pronto con un potente ejército de tanques blindados y con mantenimiento muy difícil. Enfrente tendrán al potente tanque ruso, el T-90. Estados Unidos, además de suministrar su joya, el tanque blindado M-1 Abrams, dará a Ucrania también cien vehículos de combate Strykov, que al no tener orugas como los tanques, tiene ocho ruedas que le permiten ir en carreteras a más de cien kilómetros por hora y transportar nueve soldados. Estos, además de 50 tanques Bradley, forman parte del último paquete de ayuda militar norteamericana de 2,400 millones de dólares a Ucrania.
A todo esto, es pertinente preguntarse cómo entra a Ucrania, un país en guerra y con un ejército enemigo (el ruso) ocupando parte de su territorio (el sureste), tanto nuevo armamento, el de Estados Unidos y el de la OTAN, de forma constante. Sin olvidar que Rusia controla el espacio aéreo de Ucrania y mantiene una superioridad aérea, especialmente en el sureste, con Crimea.
La cadena de sistemas de suministros de armas viene desde el oeste, de países fronterizos “amigos”: Polonia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Moldavia. En la base americana de Poznan, en Polonia, la primera en Europa Oriental y sede ya del Cuartel General del Quinto Ejército de Estados Unidos, se distribuyen los cargamentos de armas, por tren o por carretera hacia Ucrania, pero siempre en parcelas pequeñas, para despistar a los rusos. Moscú ya ha advertido que esas cadenas de suministros de armas son “un objetivo militar” y en cualquier momento podría atacarla, ya dentro de Ucrania.
Por ahora, siguen llegando casi todos los días los imponentes Boeing C-17 GlobeMaster, gigantescos aviones de transporte americanos al aeropuerto de Rzeszow-Jasionka, a unos 90 kilómetros de la frontera entre Polonia y Ucrania, con tanques, vehículos blindados y contenedores de material bélico para el país vecino.
