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U2, de la intimidad poética al rock tecnológico del siglo XXI

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Santiago de Chile – La banda irlandesa U2, el grupo de rock más influyente de las últimas cuatro décadas, ofreció un soberbio concierto en Santiago de Chile para 60.000 espectadores que se rindieron ante un espectáculo que fluyó con toda naturalidad de la intimidad poética a tecnología musical del siglo XXI.

Esta era la cuarta vez en que la banda formada en 1976 en Dublín por Bono (voz), The Edge (guitarra), Adam Clayton (bajo) y Larry Mullen Jr. (batería) visitaba Chile, tras sus multitudinarios conciertos de 1998, 2006 y 2011.

En esta vez ocasión, la mejor banda del mundo según la revista «Rolling Stone», venía esta noche a celebrar el 30º aniversario del lanzamiento de «The Joshua Tree» (1987), el quinto álbum de su carrera, producido por Brian Eno y Daniel Lanois.

La gira «U2: The Joshua Tree Tour», que empezó en mayo en Vancouver (Canadá) y concluirá la semana que viene en Sao Paulo (Brasil), ha sido vista por 2,4 millones de espectadores de Norteamérica, Sudamérica y Europa.

Para los conciertos en México y América del Sur, U2 escogió como teloneros a Noel Gallagher’s High Flying Birdson.

La formación del exguitarrista de Oasis cumplió su rol de caldear el ambiente con temas de la banda de Manchester, como «Champagne Supernova», «Little by Little», el infaltable «Wonderwall» o «Don’t Lopk Back in Anger», y otros de sus dos discos en solitario, como «In the Heat of the Moment»y el psicodélico «AKA. What a Life!»

Cuando el exlíder de Oasis desapareció del escenario, la espera se hizo eterna. Ni siquiera los poemas de William Matthews, Shihab Nye, Kate Hoyle o Jamila Woods que aparecían en la pantalla sobre el escenario serenaban a un público ansioso por ver a la banda que ha ganado 22 premios Grammy y vendido 170 millones de discos.

Por fin se apagaron las luces y comenzó a sonar «The Whole of the Moon», el tema de los Waterboys que arropó el acceso casi furtivo de U2 al escenario.

El «show» arrancó con un contundente «Sunday Bloody Sunday», el público enloquecido, y los cuatro músicos desfilando por una pasarela donde transcurriría la primera parte del concierto, iluminada por unas tenues luces blancas y la gigantesca pantalla de tecnología 8K a oscuras.

Cocinados sin apenas condimentos, legendarios temas de los años ochenta como «New Year’s Day», «Bad» y «Pride (In te Name of Love)» comenzaron a mitigar el apetito insaciable de los fans.

Tras el apoteósico recibimiento, el enorme telón luminoso de 61 por 14 metros mostró la silueta del árbol de Joshua sobre un fondo rojo y la banda interpretó los temas más conocidos de su mítico álbum: «With or Without You», «I Still Havent Found What Im Looking For», «Where The Streets Have No Name» y «Bullet the Blue Sky».

Con más de 25 millones de copias vendidas, «The Joshua Tree» catapultó a la fama de U2, y hoy su culto ha alcanzado dimensiones siderales, como demuestra, por ejemplo, el precio de las entradas.

Y a pesar de que Bono confesó en una ocasión que no pagaría por ver un concierto de su grupo, las entradas de esta noche llegaron a costar hasta 390 euros.

Quizás para compensar mercantilismo, U2 publicó en 2014 «Songs of Innocence» de forma gratuita por ITunes, permitiendo así que 33 millones de personas lo escucharon gratuitamente la primera semana.

Pero como el disco no cosechó ningún éxito, la banda tornó la inocencia en experiencia y en 2016 publicó «Songs of Experience».

Sin embargo, el triunfo de Donald Trump cambió los planes y decidieron retornar a la militancia musical de los años ochenta, cuando en plena era Reagan, lanzaron «The Joshua Tree».

Y esta noche U2 derramó sobre el escenario todo el torrente de emociones que provocaban sus canciones de antaño: el amor, los sueños rotos, la pérdida o la búsqueda del olvido.

Sus épicas canciones y su contundente elegancia sobre el escenario combinan ahora con un deslumbrante espectáculo visual, aderezado con las impactantes imágenes del director de cine holandés Anton Corbijn, grabadas en el Death Valley y Zabriskie Point.

«Conocer el corazón de los que amamos es el fuego que alimenta la vida», declaró Bono en un momento del recital, en el que también hubo oportunidad de homenajear el alma poética de Chile simbolizada en sus poetas Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra.

Recitar «Gracias a la Vida», en homenaje a la folclorista Violeta Parra en el centenario de su nacimiento, o interpretar «One Tree Hill», dedicada al asesinado cantautor Víctor Jara, fue la manera en que el líder de U2 enlazó con el corazón del público.

Eso mismo había hecho antes en Bogotá, al hablar de paz y citar a García Marquez, o en México, con las apelaciones a la solidaridad y la fuerza para superar el devastador terremoto de septiembre.

Y transcurrida la pausa emotiva, los irlandeses volvieron a enfilar el «show» hacia el rock con temas del disco «Achtung Baby» como «Ultra Violet (Light My Way)», que estuvo acompañado de imágenes de mujeres pioneras en distintos campos (entre ellas las chilenas Gabriela Mistral, Michella Bachelet y Sola Sierra), en apoyo de la campaña «Poverty In Sexist».

El concierto concluyó con «Beautiful Day», «Elevation» y «Vertigo» y una de su próximo disco, «The Litle Thing Than Give You Away», con el que cerraron un emotivo y tecnológico espectáculo. 

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