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Temor a la inflación marcan crucial reforma monetaria en Cuba

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La Habana – Cuba se despidió este viernes del peso convertible (CUC), que desde 1994 sustituía al dólar en la isla, y comenzó su largamente pospuesta unificación monetaria con temor a la inflación y en medio de la crisis más grave que sufre el país en tres décadas.

-La devaluación del peso en el importante sector económico estatal y las alzas en electricidad, agua, telefonía y otros servicios, es acompañada de un alza salarial y de pensiones.

Al coincidir con una jornada feriada, el «día cero» transcurrió con normalidad, muy poca gente en las calles y sin que se reportaran incidentes de importancia, salvo algunos fallos por reajustes en aplicaciones bancarias o de pago.

Desde hoy el peso cubano (CUP) es la única moneda de curso legal en la isla, aunque durante seis meses el CUC podrá cambiarse en los bancos, casas de cambio y emplearse para pagar en efectivo comercios estatales que devolverán el cambio en CUP.

Los cajeros automáticos ya han comenzado a ser adaptados para dispensar billetes de mayor denominación. La máxima será la de 1.000 CUP y la mínima, la de 20.

Un solo tipo de cambio

Este primero de enero también entró en vigor una única tasa cambiaria de 24 CUP por un dólar, lo que unifica las varias cotizaciones vigentes hasta ahora, que dificultaban conocer el estado real de la economía cubana.

La nueva tasa implica una fuerte devaluación del peso cubano en el mayoritario sector estatal, donde hasta ayer el CUC, el CUP y el dólar eran paritarios. Para la población, en cambio, la devaluación es mínima, ya que el dólar se cambiaba a 25 CUP.

Según estimaciones oficiales, el nuevo tipo de cambio deja «en una situación compleja, casi que de pérdida» a casi medio millar de empresas estatales que hasta ahora eran artificialmente rentables y para las que el Estado prevé destinar ayudas por 18.800 millones de pesos (unos 783 millones de dólares).

«Tampoco la solución de la tarea de ordenamiento es un quiebre masivo de empresas que nos genere desempleo», afirmó el «zar» de las reformas económicas cubanas, Marino Murillo.

Pese a esa nueva tasa fija, el dólar en el mercado informal ya ronda los 50 CUP y se espera que siga subiendo debido a las dificultades para acceder a dólares en efectivo en el país, que atraviesa una seria crisis de divisas agravada por la pandemia del coronavirus y el incremento de las sanciones de Estados Unidos, que alcanzan también al envío de remesas.

La economía cubana, ya en problemas antes de la pandemia por el endurecimiento del embargo de Estados Unidos y la disminución de ayudas de su aliada Venezuela, se contrajo un 11 % en 2020, según cifras oficiales del Gobierno cubano.

Trabajar para vivir

La unificación monetaria llega acompañada de una importante y esperada reforma salarial al alza en el sector estatal, que aún emplea a la mayor parte de la población activa y donde en algunos casos los sueldos actuales se quintuplicarán.

Pero con los salarios aumentan asimismo los precios de forma generalizada y desaparece la mayor parte de los subsidios estatales a productos y servicios básicos con el fin de compensar el impacto de la devaluación del CUP en el sector estatal, para el que ahora se encarecen las importaciones.

«Va a ser difícil vivir en Cuba sin trabajar», advirtió a principios de diciembre el ministro cubano de Economía, Alejandro Gil, en una de las numerosas comparecencias televisadas que se han programado últimamente para explicar los detalles de las reformas económicas.

Los cubanos pagarán más caros los alimentos, el transporte, los trámites jurídicos, los servicios postales, el agua o la electricidad. Los nuevos precios del suministro eléctrico -fuertemente subsidiado durante décadas- crearon tal indignación en la población que el Gobierno dio marcha atrás y anunció esta semana una rebaja a las tarifas anunciadas inicialmente.

El esquivo dólar

También puede contribuir a la inflación, según analistas de la economía cubana, la escasez de productos básicos -desde comida a medicamentos- provocada por la crisis actual, que ha obligado al Estado a reducir las importaciones.

Muchos de esos productos se venden hoy en tiendas en divisas que solo aceptan pago por tarjeta como parte de la estrategia gubernamental para recaudar moneda fuerte, por lo que quien no tiene acceso a remesas debe comprar los dólares en el mercado informal o recurrir a los revendedores, pagando los artículos mucho más caros.

Ante este escenario, los expertos consideran que el proceso iniciado hoy por Cuba no supone en la práctica una unificación monetaria real, dado el importante papel que juega en este momento el dólar en la economía de la isla, lo cual impide que el peso cubano recupere de forma plena las funciones de dinero.

En cualquier caso, una de las pocas cuestiones en que coinciden el Gobierno y los analistas es en que el proceso era impostergable y crucial para acelerar el resto de las reformas económicas pendientes desde hace una década para reflotar y hacer viable el modelo socialista de la isla.

«Reiteramos la trascendencia e importancia de esta tarea que pondrá al país en mejores condiciones para llevar a cabo las transformaciones que demanda la actualización de nuestro modelo económico y social», sentenció el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, cuando hace tres semanas despejó las incógnitas poniendo fecha al «día cero».

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