Sofisticadas operaciones criminales estremecen Honduras

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Tegucigalpa – El crimen organizado aprovecha la pandemia para cambiar los uniformes policiales y militares, por las gabachas médicas y así cometer asesinatos selectivos en Honduras.

Usando técnicas sofisticadas y propias de producciones televisivas o cinematográficas, los criminales han llegado en las últimas semanas a una zona residencial exclusiva y a un centro hospitalario privado y allí, han perpetrado asesinatos de personalidades públicas.

Alejados de los cruentos escenarios en los que miembros de estructuras criminales irrumpían bruscamente, disparando a mansalva en recintos públicos y privados para cometer asesinatos, dos operaciones sicariales ocurridas entre finales de julio y este septiembre, han mostrado un actuar sutil, planificado estratégicamente y cubierto con tácticas minuciosas, aprovechando la pandemia que sacude al país por la presencia del coronavirus. Esencialmente los delincuentes se visten de médicos y así cruzan cualquier puerta por segura que ésta sea.

Su misión: eliminar a personas predeterminadas.

Ellos no alzan la voz, no hacen aspavientos, y se centran en su objetivo, sin margen de error.

En contraste con los criminales enfundados en uniformes de los cuerpos de seguridad del Estado quienes usaban pertrechos militares o policiales incluso para ocultar sus rostros, en estas acciones selectivas, los asesinos han sido sustituidos sus atavíos  por gabachas y gorros médicos, mascarillas y equipo quirúrgico  e incluso en el último de los asesinatos, y como para no perturbar la tranquilidad de la sala de cuidados intensivos de un hospital, los sicarios usaron silenciadores en sus armas.

Momento en que retiran de la morgue capitalina el cuerpo de exdiputada Carolina Echeverría Haylock.

Uno de los recientes asesinatos fue el de la exdiputada Carolina Echeverría Haylock, donde los criminales llegaron hasta su casa ubicada en la Residencial Lomas del Mayab para quitarle la vida.

Sabían que, en la casa de la política, quien se postulaba para retornar al Congreso Nacional como parlamentaria por su natal Gracias a Dios, de cara a las elecciones de noviembre próximo, había personas contagiadas con el COVID-19 y además, conocían detalles de la cotidianidad del entorno.

Eran al menos media docena de personas, vestidas como empleados sanitarios, llegaron a su casa dizque para atender a pacientes contagiados de COVID-19. Luego de conseguir que les abrieran la puerta, irrumpieron para asesinar a la exparlamentaria infiriéndole al menos 14 disparos.

En este suceso criminal, el esposo de la excongresista, abogado y exjefe policial Andrés Urtecho Jeamborde, repelió el ataque resultando herido. Los falsos médicos cometieron el crimen y huyeron dejando herido al compañero de vida de Carolina Echeverría.

La muerte de Carolina Echeverría dirigente del partido Liberal conmocionó a sectores hondureños, especialmente a sus paisanos misquitos que la despidieron con multitudinarias honras fúnebres impregnadas de tradición y simbolismo propio de la cultura misquita.

Las investigaciones han generado la captura de dos personas como presuntos autores del crimen que acabó con la vida de la dirigente política misquita.

Otra operación sofisticada

Sujetos vestidos de médicos llegan a hospital privado y matan a Wilkin Montalván.

Esta semana se reportó el asesinato de Wilkin Montalván en una clínica privada en el barrio La Granja de la capital hondureña.

Wilkin Montalbán tenía más de 10 días interno en la sal de cuidados intensivos del hospital y justo el día en que lo asesinaron, sus familiares planificaban trasladarlo a México, en un intento por salvarle la vida ya que su estado de salud se había agravado por efectos del coronavirus.

Sujetos vestidos con indumentaria médica llegaron como “Pedro por su casa” y le quitaron la vida al hermano del diputado suplente del Partido Libertad y Refundación (Libre), Mateo Montalván.

Se supo que los victimarios usaron silenciadores y armas sofisticadas para cometer el crimen, luego huyeron sin mayores problemas y sin levantar sospechas.

(LEER) Acribillan a presidiario en centro médico y también ejecutan a custodio penitenciario

Sicariato profesional

Nery Ordóñez

El criminólogo Nery Ordóñez, dijo que cada vez más las organizaciones criminales perfeccionan los patrones para ejecutar este tipo de hechos violentos.

“Esta fue una obra de una estructura criminal bien organizada, tal como ocurrió en el crimen de la exdiputada Carolina Echeverría. La proliferación del sicariato ha ido en aumento y prácticamente se venden al mejor postor. Buscan a la persona, independientemente que no sólo ejecute órdenes de una estructura criminal, sino del buen postor que llegue y lo solicite”, desglosó.

Apuntó que cuando los sicarios llegan a un centro asistencial, vestidos de médicos y usan armas con silenciadores, “se trata de algo estudiado, es algo que prácticamente le urgía a alguien o a varias personas”.

Ordóñez citó que hace unos meses la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), desarticuló en la salida de la capital hacia Olancho, una banda encargada de acciones propias de sicariato.

“Existe un entrenamiento de estos grupos criminales, al igual que en la Policía o en el Ejército, para poder repeler el delito, pero en este caso no repelen el delito, lo utilizan para maniobrar o cometer hechos delictivos”, analizó.

Puntualizó que estos grupos de sicariato son preparados por expertos que han sido altamente entrenados, ya sea en la Policía, Ejército o compañías de seguridad, aunque no se descartan mercenarios llegados de otros países, tal como ocurrió con el crimen contra el presidente de Haití.

Inseguridad generalizada

Gonzalo Sánchez

De su lado, para el exdirector de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), Gonzalo Sánchez, es lamentable que no haya seguridad en las cárceles, en los hospitales e incluso en las propias viviendas.

“No es la primera vez que se comenten crímenes en el interior de ese hospital -donde fue ultimado Wilkin Montalvan- entonces esto es preocupante que se use indumentaria de médicos para ingresar a estos recintos para asesinar a las personas”, reflexionó.

No dudó en responsabilizar de estos sucesos a estructuras criminales organizadas.

“Hablamos de crimen organizado. No es fácil, cuentan con toda la logística, dinero y armas que en sumatoria rebasan la capacidad de la Policía”, refirió.

Sánchez remarcó que “estos grupos son profesionales, no son aficionados, son personas que tienen entrenamiento”.

Ahondó que el crimen organizado cada vez más revoluciona sus fechorías. “Ellos pasan planificando con qué tipo de modus operandi pueden burlar la acción de la Policía. Ahora vemos que usan las gabachas blancas (médicos) para cometer los crímenes aprovechándose de la emergencia sanitaria por COVID”, señaló.

Finalizó sugiriendo una mayor vigilancia en los recintos de la red sanitaria nacional. “No es posible que una persona que se recupera de una enfermedad en un hospital encuentre la muerte por la vía violenta”, concluyó Sánchez.

Formas del crimen organizado

Leandro Osorio

En tanto, para el exdirector de la Policía de Investigación, Leandro Osorio, lo ocurrido a Wilkin Montalvan es a todas luces obra del crimen organizado.

No dudó en responsabilizar a capos de la droga extraditados a EE.UU. por la muerte de Wilkin Montalvan. “Lo que hicieron fue evitar que esta persona diera información porque tenía programado un viaje a México para recibir atención médica. Los narcotraficantes están apagando a todos aquellos que puedan ofrecer información en contra de ellos”, dijo.

“No descartamos que lo que hicieron fue quitar un testigo más que signifique peligro para los narcotraficantes que están allá en Estados Unidos”, refirió.

Osorio especificó que Wilkin Montalvan tenía vínculos con narcotraficantes que enfrentan o han enfrentado la justicia y tribunales estadounidenses.

“No descartemos que sea una forma de silenciar personas que puedan dar información que perjudique estas estructuras criminales”, remarcó.

El exjefe policial de investigaciones lamentó que en Honduras cuando ocurren estos crímenes, sólo representan un número más, pero no hay profundidad en las diligencias que ayuden a llegar hasta los autores de los delitos.

Descartó que se trate de nuevas estructuras del crimen las que estén detrás de estos hechos y dijo que las mismas operan desde hace décadas, puntualizó. (JS)

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