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Sin rastros sobre fuga masiva de pandilleros hondureños

Tegucigalpa – Más de tres días han pasado de la inédita fuga de pandilleros de la Penitenciaría Nacional de Támara, la principal cárcel de Honduras, y hasta ahora poco o nada se sabe de este suceso que vuelve a retratar las falencias del sistema penitenciario nacional.

– Este suceso ocurre en un momento que se lleva a cabo una profilaxis en el sistema carcelario hondureño.

– Millonarias recompensas a quien brinde información de los fugados y alertas rojas internacional han emitido las autoridades.

Lo que sí confirmaron las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP), hasta la mañana del sábado, es que se trata de 22 peligrosos miembros de la pandilla 18 los que huyeron para evitar ser trasladados a una cárcel de máxima seguridad en los próximos días.

Entre los prófugos hay importantes cabecillas de la estructura criminal 18, que permanecían en el módulo Escorpión de Támara, y que estaban condenados con penas de entre 36 y 86 años.

Papel1Estos criminales cometieron delitos como: asesinato, portación ilegal de armas, asociación ilícita, robo de vehículos, tráfico de drogas, entre otros crímenes. Son señalados como mandos importantes de la pandilla, con perfil altamente peligroso.

Los altos cargos del INP no han proporcionado ni el más mínimo detalle sobre este sorprendente hecho que retrata las serias falencias del sistema penitenciario, en el preciso momento que el gobierno de la República ha tomado medidas fuertes contra capos del crimen que desde las cárceles seguían ordenando crímenes.

Panel2La historia de fugas ha acompañado históricamente a la Penitenciaría Nacional de Támara, recinto carcelario construido en 1998 y considerado el principal del país, pero sin duda lo ocurrido la noche del jueves anterior dispara las alarmas de los cuerpos de seguridad encargados de cuidar a este tipo de población.

Más de 18 mil 300 privados de libertad componen la población carcelaria en Honduras, siendo la Penitenciaría de Támara la que mayor cantidad alberga.

plasmasConstantes operativos dan cuenta de sorprendentes decomisos en los distintos módulos de la Penitenciaría Nacional. Ninguna autoridad ha respondido ante la justicia por permitir el ingreso de arsenales, dinero en efectivo, drogas, aparatos electrodomésticos y otro tipo de lujos.

En los últimos años se ha recurrido a las Fuerzas Armadas para que refuercen los anillos de seguridad que históricamente ha brindado la Policía hondureña. Se han logrado bajar las reyertas y muertes violentas que eran una constante hace un par de años, aunque siguen ingresando objetos prohibidos sin que las autoridades expliquen cómo ocurren.

inspAltos perfiles criminales

En los archivos penitenciarios se constató que los pandilleros fugados el pasado jueves fueron acusados por delitos como: asesinato, portación ilegal de armas, asociación ilícita, robo de vehículos, tráfico de drogas, entre otros ilícitos.

Para el caso Osnin Estiven Rodríguez Medina (34), alias “Escarfer”, está condenado a 86 años de cárcel por cuatro delitos de homicidio, robo de vehículo, robo agravado y dos delitos de tentativa de homicidio.

Otro de los prófugos es Jonathan Edgardo Arias Melgar (34), alias “El Humilde, “Danger”, “Esmelin” o “Dania”, condenado a 34 años de cárcel por asesinato, lesiones, asociación ilícita y portación ilegal de armas.

También se encuentra en la lista de los más buscados por la Policía Internacional (Interpol), Yanuario Contreras Canales (32), quien también se hacía llamar Wilmer Mauricio Molina Espinal.

El antes mencionado está condenado a 49 años y seis meses de cárcel por los delitos de asociación ilícita, homicidio agravado y facilitación de transporte para el tráfico de drogas.

Otro de los fugados es Elvin Valentín Macoy (31), alias “El Guapo”, quien también se hacía llamar Daniel Ernesto Castro, condenado a 54 años, cuatro meses y 18 días de prisión por los delitos de portación ilegal de armas, asociación ilícita, uso indebido de nombre, asesinato y transporte para el tráfico de drogas.

Mientras que Edwin Antonio Ferrera Mejía (28), alias “El Chele”, también llamado Kevin Josúe Ferrera, guardaba prisión por dos delitos de homicidio, robo agravado, asociación ilícita, portación ilegal de armas y evasión, por lo que fue condenado a 47 años y tres meses de cárcel.

pandisLas acciones del gobierno

El hacinamiento y autogobierno en los centros penitenciarios hondureños obligó a la actual gestión gubernamental a impulsar un proceso de reforma carcelaria. Es así que se construyeron las cárceles de máxima seguridad en Naco, Cortes (aún en edificación); Ilama, Santa Bárbara; El Porvenir, Francisco Morazán; y La Tolva en Morocelí, El Paraíso. Además, se prevé que habrá una megacárcel en un lugar del Caribe hondureño, de la que no se han especificado detalles.

De ahí surgieron los traslados, hacia El Pozo, de capos del crimen recluidos en los vetustos penales de San Pedro Sula y Santa Bárbara. Al menos mil 300 ya están “alojados” en Ilama y se prevé que los nuevos movimientos se harán en las próximas horas a La Tolva.

Los privilegios que gozaban estos peligrosos reos en las cárceles comunes han sido cortados de raíz, por lo que éstos criminales harán todo lo posible para no ser llevados a estos modernos módulos de seguridad.

La tolvaFuturos traslados a La Tolva provocó la fuga

De acuerdo a lo que se ha informado por las mismas autoridades del INP, los próximos traslados desde Támara hacia La Tolva habría provocado la fuga de los 22 pandilleros.

Sobre la cárcel de máxima seguridad ubicada en Morocelí, departamento de El Paraíso, conocida como La Tolva, se dice que está lista para recibir a 1,300 privados de libertad.

Miles y miles de metros de serpentina, enormes muros de concreto con malla ciclón reforzada, cinco aduanas de revisión y más de 400 cámaras de vigilancia son parte de los dispositivos de seguridad que convierten a La Tolva en una cárcel más de máxima seguridad.

Conocida también como El Pozo II, este nuevo centro penitenciario fue construido siguiendo todos los estándares internacionales. Se encuentra a una hora de la ciudad capital y según los encargados de su construcción es casi una réplica de la cárcel en Ilama, Santa Bárbara.

A lo largo de la carretera que conduce al oriente del país se levanta esa estructura de cemento gris, construida en una área de 16.5 manzanas y a un costo de 23 millones de dólares.

Para poder ingresar a los módulos carcelarios, las visitas y los mismo empleados deben de seguir un estricto protocolo de seguridad, que consiste en atravesar cinco aduanas de revisión y un par más de inspección manual en cuartos especiales.

En La Tolva cada celda está construida para albergar a dos reos. Las camas son de piedra, pero se proporciona una colchoneta de seis pulgadas de espesor. En el interior no hay más que un servicio, un lavabo y un espejo de aluminio pulido fijado a la pared.

Para la puesta en marcha de este recinto carcelario, en los próximos días unos 400 agentes del Instituto Nacional Penitenciario (INP), adiestrados y certificados, se tomarán las instalaciones y desde ese momento serán los encargados de hacer los preparativos para recibir a los primeros inquilinos.

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