Los incendios forestales representan una amenaza para los medios de vida de las personas y la sostenibilidad de los ecosistemas en muchos países del mundo y Honduras, por ser un país de vocación forestal, es más susceptible a estos eventos.
La acción humana, agudizada por el cambio climático, es un reto para las autoridades nacionales. Si bien estas poseen la capacidad técnica, profesional y cuentan con el Programa Padre Andrés Tamayo para protección forestal y otras estrategias para hacer frente a las causas del origen de los incendios, la falta de conciencia ciudadana de la población pasa factura importante a los bosques nacionales; existe en el imaginario colectivo la idea de que los recursos forestales son inagotable y no se dimensiona la importancia de la gestión del riesgo en la prevención de incendios forestales.
Según el informe Estado de los Bosques del Mundo (SOFO 2022. FAO), alrededor de una tercera parte de la pérdida de bosques a nivel mundial está relacionada con los incendios. Los incendios afectaron 98 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo en 2015. Las investigaciones recientes muestran que entre el 29% y el 37% de la pérdida de bosques a escala mundial en el período 2003-2018 estaba relacionada con el fuego.
Un punto revelador de este documento y que nos debe llamar a la conciencia es que el 90% de los casos de los incendios forestales son provocados por el ser humano. Si somos parte de la causa ¿por qué no podemos ser parte de la solución? y aunque suene reiterativo la clave para el abordaje integral de esta problemática está en la prevención.
Datos del Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre (ICF), difundidos en el Sistema de información para la gestión y monitoreo forestal (SIGMOF) indican que en 2023 más de 223.000 mil hectáreas de bosques fueron afectadas por 3.052 incendios forestales.
El Instituto de Conservación Forestal recién presento la campaña “Si vas a quemar, que no sea tu bosque” que enmarca acciones de sensibilización y de trabajo conjunto entre gobierno central, gobiernos locales, cooperación internacional y organizaciones comunitarias e indígenas. Sin lugar a dudas, esta es una oportunidad para que cada actor, desde el lugar en el que se encuentre, sea propositivo y colabore en la mitigación del riesgo. Prevenir es prepararse, es anticiparse, con las herramientas y conocimientos, en este caso técnicos adecuados.
Desde su fundación, la FAO ha promovido acciones de prevención con acompañamiento técnico para apoyar a los países a resguardar sus bosques, reconociendo que la pérdida de este recurso representa una amenaza directa para la capacidad de las comunidades en la producción de alimentos, generación de ingresos y protección de los recursos hídricos. El informe antes citado señala que casi mil millones de personas en el mundo dependen de la cosecha de alimentos silvestres.
En 2023, más de 1,200 líderes comunitarios e indígenas en el occidente y centro del país, fueron formados en la prevención y control de incendios forestales y dotados de equipo para labores de prevención y sus resultados aportaron a la protección de cientos de hectáreas de bosque, vida silvestre y microcuencas resultado de la asistencia técnica provista por la FAO a la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente y al ICF.
De esta experiencia podemos destacar que la participación ciudadana es fundamental; cuando se realiza el acompañamiento técnico y se logra el empoderamiento de las comunidades sobre todo en el área rural, la conservación se vuelve más fácil porque las y los pobladores se apropian de su entorno y se convierten en socios estratégicos para el abordaje; ellos desempeñan roles de prevención, vigilancia y combate porque reconocen que la vida de ellos y de sus familias dependen de los bosques.
Honduras, como otros países del mundo, ha asumido un compromiso clave en cuanto a la conservación del bosque y sus ecosistemas encaminadas a acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular los relacionados con la biodiversidad, el agua, la salud, la vida de ecosistemas terrestres y el clima. En ese sentido las plataformas nacionales son reforzadas, en una visión país, con el trabajo colaborativo del Sistema de las Naciones Unidas y la Red Humanitaria permitiendo ampliar la cobertura e impactos.
La FAO seguirá formando parte de estos esfuerzos amplios colaborando activamente con gobiernos locales y organizaciones comunitarias en la implementación de estrategias integrales a través de la capacitación en la prevención y control de incendios, el establecimiento de centros de operación para una respuesta eficiente, así como la aplicación de tecnologías avanzadas para el monitoreo de los bosques. Al gestionar el fuego de forma integral, contribuimos en la conservación y protección de los bosques y áreas naturales, también apoyamos en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.