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Si el mensaje no puedes rebatir…

Luis Cosenza Jiménez

En muchos casos, en nuestro país y en otros, se utiliza la deshonrosa práctica de recurrir a ataques personales cuando se carece de argumentos para debatir una idea o una situación.  Se aplica la estrategia que reza, “si el mensaje no puedes rebatir, al mensajero procura destruir”.  Eso es lo que ha ocurrido a raíz del artículo que publiqué hace un par de semanas y que intitulé “Más de lo Mismo”. En ese artículo me refería a unos contratos para la compra-venta de energía y potencia que había aprobado el Congreso Nacional a pesar de que violaban la Ley General de la Industria Eléctrica, LGIE. En efecto, el Artículo 15 de la LGIE estipula que esas contrataciones deben hacerse mediante licitación pública internacional, pero los citados contratos nacieron de una negociación directa.  Unos días después de publicado mi artículo comenzó a circular en las redes sociales un video, por supuesto anónimo, en el cual me acusan de haber guardado silencio cuando hace como quince años se dio una contratación directa con otra empresa privada.  Según el video, guardé silencio porque tengo “doble moral” o por «conveniencia”.  Lamentablemente en ningún momento presentan un tan solo argumento para justificar el ilegal proceso empleado en la adjudicación de su contrato.  Se dedican, única y exclusivamente a atacar el mensajero, dando entonces por válido el mensaje.

Por el respeto que me merecen mis lectores, me siento obligado a señalar que lo ocurrido hace como quince años debe necesariamente verse en el contexto del marco legal vigente en aquel momento.  Para ello es menester recordar que la LGIE, que exige que las contrataciones se hagan mediante licitaciones públicas internacionales, entró en vigencia en 2014.  Anteriormente estaba vigente la Ley Marco del Subsector Eléctrico, la cual entró en vigencia veinte años antes, en 1994.  Resulta que esa Ley, en su Artículo 12 establece que las contrataciones podían hacerse mediante licitación pública o mediante contratación directa.  Por lo tanto lo que he dicho en mi reciente artículo, que el contrato es ilegal porque violenta la letra y el espíritu de la LGIE, no pude haberlo dicho en el caso de la otra contratación porque el marco legal entonces vigente permitía las contrataciones directas.  De hecho, casi todas, por no decir todas, las contrataciones hechas para los proyectos de energía renovable fueron producto de negociaciones directas.  Mis lectores saben lo mucho que he criticado esas contrataciones, particularmente las de los proyectos fotovoltaicos, pero nunca he dicho que son ilegales porque, repito, el marco legal vigente antes de la LGIE permitía las contrataciones directas.

En resumen, el ataque personal no tiene validez alguna.  Pero el planteamiento del video tiene otras implicaciones negativas.  Según su tesis, si uno comete un error frente a una situación, de presentarse nuevamente esa situación uno debe ser consistente y cometer nuevamente el error.  Según ellos, no cabe rectificar y proceder como la ética y la moral dictan.  Hay que sacrificar tanto la ética, como la moral, en el altar de la consistencia.  En realidad se trata de un código moral muy particular el que invocan en el video.  Ciertamente que no se basa en nuestras tradiciones judeo-cristianas.

Yo no deseo aburrir a mis lectores discutiendo temas intrascendentes.  Siempre he deseado debatir ideas y no personalidades.  Se trata de luchar por adecentar nuestro país y combatir la corrupción.  Discutir mis méritos y defectos, sé que estos últimos son muchos, es una pérdida de tiempo.  Hablemos de los temas que afectan a nuestra golpeada nación.  Discutamos como podemos fortalecer nuestra democracia y no sobre “doble morales” y “conveniencias”.  Por supuesto, todo comienza con dar la cara, por abandonar el deleznable anonimato.  Desdice mucho del carácter de las personas cuando se refugian en el anonimato para atacar y difamar.  Siempre me he responsabilizado por lo que sostengo en mis artículos.  Invito a los autores intelectuales del video a que hagan lo mismo.

Al final, debo decir que el video me hizo recordar otros videos hechos durante la campaña electoral del Presidente Maduro.  En especial trajo a mi memoria los videos preparados para explicarles a nuestros conciudadanos por qué estaba representando al entonces candidato, Ricardo Maduro, en las elecciones internas del 2000.  Me hicieron recordar momentos agradables e inolvidables.  No hay mal que por bien no venga, y por eso quiero agradecer a los autores del video por haberme brindado la oportunidad de recordar momentos especiales y placenteros.  Estoy seguro que no fue esa su intención al publicar el video, pero de todas maneras, gracias por haberme procurado un agradable viaje al pasado cercano.

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