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“Ser periodista en La Mosquitia es un reto inmenso”, confiesa Yuam Pravia

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Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – Una de las dos periodistas del departamento de Gracias a Dios graduada en el nivel superior, Yuam Pravia confesó a Proceso Digital que “ser periodista en La Mosquitia es un reto inmenso que no lo podría terminar de describir, con miedo, con tristeza, muchas veces con rabia y desesperación, pero a la misma vez con emoción, con alegría porque en mi territorio bello tenemos lo mejor y eso lo debe conocer el mundo”.

– Pravia caviló que la autocensura es una opción para lidiar con las coberturas complejas en esa zona del oriente del país.

– “Hay muchos que creen que andamos en taparrabos e incluso hay quienes piensan que somos caníbales, pero no, les decimos que aquí hay una enorme cultura por descubrir y de eso deben encargarse las autoridades”, subrayó la periodista misquita.

– Mi hija quiere ser periodista, ojalá ella pueda tener la libertad de prensa para que pueda dar a conocer todas las cosas que hay que decir y no tal vez autocensurarse como en su momento me ha tocado pasar, expresó.

Ha colaborado de forma gratuita con medios de comunicación importantes como CNN en español, Radio HRN, UNEtv y Hoy Mismo. Lo hace para transmitir lo que se vive en su olvidada y postergada Mosquitia hondureña. “Cuando hay elecciones nos apoyan con una camiseta, una súper recarga (telefonía móvil) y creo que una vez me dieron 500 lempiras”, aludió.

Sus diferentes colaboraciones con medios de prensa.

Además, es voluntaria de muchos grupos organizados, conferencista, facilitadora, traductora simultánea, animadora y moderadora de eventos.

“El periodismo es un trabajo fuerte y más en mi sector por nuestra ubicación geográfica, hay que buscar a los entrevistados, cuesta por las distancias y la dificultad para movilizarse, es por ello que quizás no todos los días yo esté informando”, apuntó.

Yuam Pravia en Proceso Digital.

Nacida el 3 de septiembre de 1988 en Puerto Lempira, departamento de Gracias a Dios, es descendiente del pueblo indígena misquito. Esta mujer misquita decidió hablar de diferentes aspectos con Proceso Digital y desglosó aspectos importantes de su vida en esa zona del territorio hondureño.

Hija de Ceferina Navas, maestra jubilada; y Nathan Pravia Lacayo (QEPD), el responsable que Yuam haya abrazado el oficio del periodismo. “Él dio todo por Honduras, una gran lucha con la frente el alto, era muy valiente, tenía la capacidad de denunciar cualquier acto de corrupción”.

De su niñez recuerda a su natal Puerto Lempira, donde existía mucha paz y mucha riqueza cultural. Por aquellos tiempos todavía se sabía vivir en armonía y muy lejos se miraban episodios violentos.

“En Navidad la comunidad compartía. Recuerdo que salíamos desde la mañana a compartir lo que teníamos con todos los vecinos y ellos también nos daban cosas. En los velorios, las mejores amistades eran los vecinos, pero todo eso pasaba en realidad en todas las épocas del año”, rememoró.

La periodista misquita abrió su corazón en la plática con Proceso Digital.

Añoró aquellos tiempos de ríos caudalosos y árboles robustos, que ahora son sólo reminiscencias.

En su tierra bonita -como le dice a La Mosquitia hondureña- radica su familia, no así con su padre que murió hace unos años. “él ya descansa en paz, pero todos los días lo llevo conmigo, gracias a él y mi mamá hoy soy lo que soy porque nos buscaron las oportunidades que quizás no habían”, expresó.

La entrevistada ha procreado 3 hijos: 2 niñas (8 y 6) y un varón (14) con su esposo que se desempeña como un especialista en educación intercultural bilingüe, es docente y actor de teatro.

Su paso por la capital

La periodista de 35 años narró que vivió momentos en la capital hondureña en su periplo cuando tuvo que acompañar a su padre, quien por las circunstancias de persecución política y narcotráfico salió de las tierras que lo vio nacer.

Recordó que en 1999 su familia perdió la vivienda luego que la misma fuera incinerada por grupos que los acosaban para que abandonaran el territorio.

Fue por eso que radicaron en Tegucigalpa, donde en lo personal siguió los procesos formativos y académicos. Hizo su educación secundaria en el Instituto Alfonso Guillén Zelaya, de la capital hondureña.

Responsabilizó a su padre de inculcarle la pasión por las comunicaciones. “Desde que tengo uso de razón tenía que leer un periódico o tener una revista a mano, monitoreaba radios, aunque no miraba televisión porque ese era un gusto que se daba la gente pudiente”, recapituló.  

Pero Yuam siempre tuvo una gran disyuntiva. Por un lado, su madre quería que fuera maestra, y por otro lado, su padre le apostaba a que seguiría los caminos del periodismo.

En sus reflexiones Yuam pensaba que la dificultad por no hablar bien el español sería un obstáculo para estudiar periodismo, además contemplaba que había prototipos bien marcados en el caso de las mujeres comunicadoras. “Me decía, quizás yo estoy muy quemadita, estoy muy trigueñita o tal vez no es la caracterización física que se espera en una pantalla de televisión o en un micrófono. Yo sola me ponía las barreras”, mencionó con nostalgia.

Fotografía del recuerdo con el extinto Félix Cesáreo.

Su experiencia en la UNAH

Luego, a la edad de 17 años ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Llegó un día sola a las 4.00 de la mañana con sus documentos en mano para lograr su inscripción, pero gracias a Dios logró el tan añorado cupo. En aquellos momentos no se hacía examen de admisión.

Yuam es egresada de la UNAH.

Narró que el hecho de tener su propia identidad cultural, la hacía especial en un grupo tan diferente. Se topó con periodistas consagrados que tenían varios años en los medios y que tenían vasta experiencia, lo que la hacía cuestionarse sobre sus verdaderas capacidades.

“La discriminación era latente. Yo aún recuerdo haber entrado a mi aula de clases completamente con un simple jean, unas chancletas y una camiseta, con un morral o bolso típico elaborado a mano a base de majao por mi abuelita. Llegué sin maquillaje, sin ningún arreglo… aquella niñita de 17 años que todos miraban como el lunar en el grupo”, reseñó.

Agregó que “yo articulaba mal las palabras. Decía la mapa o el vaca, lo que provocaba las risas de todos en un nivel universitario, eso desmoraliza a cualquier y prácticamente le dan ganas de salir corriendo. Sí me sentí discriminada en su momento, pero es parte del aprendizaje de la vida”.

Recuerda con especial cariño a compañeras, que ahora se desempeñan en los medios, tal es el caso de Cinthia Salazar, Ethel Valladares, Misael Colindres, entre otros. También agradece a Renato Álvarez por poner a disposición parte de sus lecturas para que ella pudiera coger mayores conocimientos.

Pese a su paso por la Ciudad Universitaria, Yuam Pravia siempre tuvo claro que tenía que volver a su natal Mosquitia para desempeñarse profesionalmente. Después de mis estudios me quedé trabajando un tiempo en la capital, pero cuando fallece mi papá en ese momento regresé a mi tierra misquita.

Pravia pasa enamorada de su Mosquitia querida.

El legado de Jacinto Molina

Al ser consultada sobre el mítico periodista misquito Jacinto Molina, refirió que “para nosotros es nuestro héroe, es nuestro mentor, significa nuestros primeros pasos a seguir y hoy por hoy siempre será nuestro líder”.

Dijo sentirse orgullosa de haber trabajado de la mano del extinto periodista misquito, de quien aprendió mucho en sus programas radiales “Ecos de La Mosquitia”.

Mencionó que actualmente promociona el libro de Molina “Los Ignotos caminos de La Mosquitia”, que se puede adquirir en la radio Yacumi en Puerto Lempira.

Compartió que en un departamento con un estimado de 150 mil habitantes, apenas hay dos periodistas egresados de la academia -Yuam Pravia y Edmundo Flores -, mientras unos cuatro están en proceso de formación, sin embargo existe una docena de comunicadores sociales.

En la zona existen cuatro radios: Radio Bautista, Radio Morava, Radio Kupia Kumi y Radio Play.

La Mosquitia

Yuam Pravia describió que hablar de La Mosquitia es impactante, “es de doble vía, es el territorio más bello, más inmenso, multicultural, plurilingüe con cuatro pueblos indígenas y una riqueza en biodiversidad inmensa, donde está el segundo pulmón del planeta declarada por la UNESCO”.

Se quejó que es lamentable que sólo cuando se ocupan de los recursos naturales se acuda a La Mosquitia y no cuando la población de esos territorios necesita del Estado.

Aceptó que históricamente se ha visto a La Mosquitia como un departamento excluido, y cuando ha habido ayudas del gobierno, se han hecho con tintes políticos, relegando el tema de la población indígena y sus verdaderas necesidades.

“Hasta este momento sabes que la destrucción -por parte de terceros- y el tema narcotráfico ha sido uno de los problemas más fuertes en nuestro territorio. Y el tema salud, educación e infraestructura se están trabajando, pero va muy lento este proceso, ocupamos subirle el volumen. En La Mosquitia se necesita trabajar con los pueblos y las poblaciones, y no desde un escritorio trabajar por ellos”, clamó.

Lleva el periodismo en las venas y ejerce la profesión con mucha decencia.

Ejercicio periodístico y migración

Compartió que el ejercicio periodístico en La Mosquitia es sumamente difícil porque se vive con miedo y desesperación, pero con el valor de dar a conocer las cosas buenas que allí ocurren.

Pidió a los hondureños seguir desaprendiendo sobre La Mosquitia. “Hay muchos que creen que andamos en taparrabos e incluso hay quienes piensan que somos caníbales, pero no, les decimos que aquí hay una enorme cultura por descubrir y de eso deben encargarse las autoridades”.

Reveló que muchas veces ha sentido temor en el ejercicio periodístico y que al menos en tres oportunidades intentó abandonar el país, pero la fortaleza de Dios y sus ancestros le permitió seguir luchando desde los territorios misquitos.

Pravia caviló que la autocensura es una opción para lidiar con las coberturas complejas en esa zona del oriente del país, donde confluye una diversidad de tipologías de delitos.

Igualmente, mencionó que los pueblos misquitos atraviesan una emergencia migratoria de sus pobladores. “Sí hay un flujo fuertísimo de nuestros jóvenes, de nuestros profesionales, padres de familias, madres de familia, dejando sus territorios para moverse a cualquier parte del mundo, pero menos en Honduras”, lamentó.

“Es triste porque nuestros niños están naciendo en una zona donde se van a quedar sin territorio, sin ríos, en una zona donde les están arrebatando toda la biodiversidad, donde no hay calidad educativa y mucho menos sanitaria. Aquí lamentablemente las secuelas de las actividades ilícitas dejan a miles de jóvenes en alcoholismo, drogadicción y prostitución”, sollozó la misquita.

La joven comunicadora añora que en un par de años las cosas cambien para beneficio de los pobladores de La Mosquitia.

Finalizó enviando un mensaje a la generalidad de los hondureños: “Siempre que escuchen hablar de La Mosquitia piensen bonito, piensen que somos sus hermanos, que no haya exclusión racial en sus agendas, hay que seguir desaprendiendo, hay que seguir preparándonos, hay que seguir aprendiendo, vengan a La Mosquitia, disfruten con nosotros de un pueblo rico y con identidad”. JS

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