El número de mexicanos que se han acogido a este programa es mayor respecto a 2006, cuando en el mismo periodo fueron repatriadas 5.000 personas, dijo en una entrevista Rolando García Alonso, quien representa al Instituto Nacional de Migración (INM) en el Programa de Repatriación Voluntaria.
Calculó que este año entre 17.000 y 18.000 mexicanos se acogerán a este programa, que dura tres meses, frente a los 15.000 que lo hicieron en 2006.
García Alonso consideró que este aumento puede deberse a una mayor consciencia de los emigrantes sobre los peligros que hay en la zona del desierto, ya que este año las temperaturas en el área son entre 2 y 4 grados más altas que en años anteriores.
En la zona del desierto el promedio de temperaturas altas es de unos 50 grados centígrados, según funcionarios mexicanos.
«Esto nos indica que hay una mayor consciencia de los migrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza (de EEUU) de que en estos momentos lo mejor es regresar de manera sana y segura a sus hogares», dijo García Alonso.
Para reforzar su hipótesis señaló que en 2006 una tercera parte de los beneficiados aceptó ser llevado hasta su lugar de origen y dos terceras partes pidieron ser dejados en la frontera, tal vez para intentar cruzar de nuevo a Estados Unidos.
Pero este año, aseguró, alrededor de un 45 por ciento está aceptando regresar a sus lugares de origen.
En días pasados, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) advirtió de que debido a las altas temperaturas en la franja fronteriza en 2007 se podría «registrar la más alta cifra histórica» de inmigrantes muertos.
Aunque la CNDH no mencionó la cifra, autoridades y organizaciones gubernamentales señalan que entre 400 y 500 personas mueren cada año en su intento de cruzar hacia Estados Unidos desde territorio mexicano.
Esta institución señaló además que de acuerdo con datos oficiales hasta junio de este año han muerto en la zona fronteriza 210 inmigrantes, aunque, dijo, organizaciones no gubernamentales calculan que la cifra puede ser superior a 275.
El funcionario del INM dijo que no cuenta con las cifras de víctimas en lo que va de verano, aunque el dato puede estar disponible en dos meses, una vez haya terminado el Programa de Repatriación Voluntaria.
El programa opera desde hace varios años y en él participan los gobiernos de Estados Unidos y México, que corren con los gastos para la repatriación y que el año pasado ascendió a 15 millones de dólares.
Esta dirigido a los emigrantes indocumentados mexicanos que son detenidos en el estado de Arizona, en las zonas de Yuma y Nogales.
«A cada migrante se le pregunta si quiere ser repatriado a la frontera o a su lugar de origen», y cuando deciden lo segundo son llevados en avión desde Tucson (Arizona) a la Ciudad de México, donde les entregan boletos de autobús que los trasladan a sus comunidades.
Durante el programa, cada día salen desde Tucson dos vuelos diarios operados por Aeroméxico, con indocumentados mexicanos repatriados.
El hecho de que este año más inmigrantes hayan decidido acogerse a la repatriación voluntaria hasta sus comunidades impide también que un mayor número de personas sea víctima de «polleros», que explotan las dificultades a la migración legal y la necesidad de la gente de buscar mejores oportunidades de desarrollo que no encuentran en sus comunidades.
Los «polleros» (traficantes de indocumentados), dijo, les cobran entre mil y cinco mil dólares por cruzarlos al lado estadounidense y muchas veces los dejan abandonados en el desierto.
Para García Alonso, al derecho a migrar que existe en México se debe añadir el derecho a no migrar, «para que las personas no tengan que salir de su lugar de origen en busca de mejores oportunidades».
El responsable del INM no tuvo la cifra de niños que han sido repatriados en lo que va de la aplicación del programa este año, pero dijo que «en todos los vuelos hay menores acompañados en la repatriación».
«Es una situación dolorosa ver cómo padres de familia migran con niños de un año, dos años tres años», comentó.