Recientemente, algunos pocos países como los Estados Unidos vienen emitiendo señales seriamente erróneas y peligrosas a las fuerzas independentistas de Taiwan, lo cual amenaza de forma grave la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwan y despierta la atención mundial. Lamentablemente, la información que emiten algunos medios internacionales de esos países distan de la verdad.
Para entender bien la cuestión de Taiwan, es necesario tener claro los siguientes hechos:
Primero, la cuestión de Taiwan es un asunto interno de China. Taiwan forma parte del territorio chino desde la antigüedad. Después de la Segunda Guerra Mundial, el grupo gobernante del Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista Chino) encabezado por Chiang Kai-shek, con el apoyo de los EE.UU., rompió públicamente el acuerdo de armisticio firmado entre el KMT y el Partido Comunista de China (PCCh), y encendió una guerra civil en todo el país. En 1949, con la fundación de la República Popular China bajo el liderazgo del PCCh, Chiang Kai-shek, derrotado en la guerra, huyó a Taiwan junto con parte del personal militar y político del KMT, desde donde, con el apoyo del entonces gobierno de los EE.UU., siguió antagonizando con la parte continental. De ahí el origen de la cuestión de Taiwan. Aunque desde entonces el PCCh y el KMT se pusieron en contacto en varias ocasiones, no lograron resultados a causa del especial entorno internacional y la compleja situación interna en ese momento.
Segundo, la responsabilidad del estado actual de las relaciones entre los dos lados del Estrecho de Taiwan debe ser asumida en su totalidad por las autoridades del Partido Democrático Progresista de Taiwan (PDP) y las fuerzas separatistas de la Isla. En 1992, después de una serie de consultas entre China Continental y Taiwan, se concordó el “Consenso de 1992” con el cual ambos lados se adhieren al principio de una sola China. De 2008 a 2016, gracias a la confianza política mutua resultante del “Consenso de 1992”, las relaciones entre los dos lados del Estrecho de Taiwan vivieron un periodo de desarrollo pacífico. Sin embargo, las autoridades del PDP, a raíz de su llegada al poder en 2016, se obstinan en una posición independentista, se niegan a reconocer el “Consenso de 1992” y no escatiman esfuerzos por expandir el llamado “espacio internacional” de Taiwan. Dan pasos cada vez más audaces en el camino de secesionismo y desafían la línea roja establecida por la Ley Antisecesión de China, convirtiéndose en la mayor amenaza real para la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwan.
Tercero, el principio de una sola China es un consenso general de la comunidad internacional, que sostiene que solo existe una China en el mundo, que el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo que representa a toda China, y que la región de Taiwan es una parte inalienable del territorio chino. En 1971, la Asamblea General de la ONU aprobó con mayoría abrumadora la Resolución 2758, documento que devolvió el puesto legítimo en la ONU (anteriormente ocupado por las autoridades de KMT) a la República Popular China y resolvió de una vez por todas la cuestión de la representatividad de China en la ONU en términos políticos, jurídicos y procesales. Un total de 180 países, incluido los EE.UU., establecieron relaciones diplomáticas con China sobre la base del principio de una sola China.
Cuarto, el Gobierno Central de China ha hecho arreglos apropiados con respecto a la participación de la región de Taiwan en los asuntos sanitarios globales. El Gobierno Central otorga suma importancia a la salud y al bienestar de los compatriotas de Taiwan. Bajo la premisa del principio de una sola China, los expertos sanitarios de Taiwan pueden participar en las conferencias técnicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la región tiene canales totalmente expeditos para acceder a las informaciones sobre salud pública, incluida la información sobre Covid-19.
Hasta mayo del año en curso, el Gobierno Central hizo a Taiwan 260 notificaciones sobre la pandemia, y aprobó la participación de los expertos de la región en 16 actividades técnicas de la OMS. La supuesta afirmación de una “fisura en el sistema sanitario global” es simplemente una excusa de las autoridades del PDP para procurar la independencia aprovechándose de la pandemia. El glorificar la llamada contribución y la democracia de Taiwan y el instrumentalizar su participación en la OMS y otras organizaciones internacionales por parte de los EE.UU. no es más que una mentira política que distorsiona conceptos para rogar la simpatía de los demás.
Quinto, la reunificación pacífica de la patria es la manera que más concuerda con los intereses generales de la nación china, incluidos los de los compatriotas de Taiwan. La nación china es amante de la paz. El Gobierno Central de China persevera en la política básica de “reunificación pacífica y un país dos sistemas”, el principio de una sola China y el “Consenso del 1992” para promover el desarrollo pacífico de las relaciones entre los dos lados del Estrecho de Taiwan. Compartimos con los compatriotas de Taiwan las mismas raíces y orígenes y mantenemos una profunda integración económica y cultural. En el primer semestre de 2021, la dependencia comercial de Taiwan con la parte continental alcanzó el 43,8%. Taiwan no tendrá otra salida que reunificarse con la parte continental, y a excepción de ser parte de China, no tendrá otro estatus en el derecho internacional.
Sexto, China jamás tolerará perjuicios a su soberanía nacional, seguridad e intereses de desarrollo. La cuestión de Taiwan atañe a los intereses fundamentales de China. Es la aspiración común de toda la nación resolver la cuestión de Taiwan y lograr la reunificación completa de la patria. La cuestión de Taiwan es un asunto puramente interno de China y no se permite ninguna interferencia externa. Nadie debe subestimar la firme determinación, la inquebrantable voluntad y la gran capacidad del pueblo chino para defender la soberanía nacional y la integridad territorial.
Al fin y al cabo, la cuestión de Taiwan no solo atañe al interés fundamental de China, sino que también a los sentimientos nacionales de los más de 1.400 millones de chinos dentro y fuera del país. Están destinadas a fracasar algunas fuerzas extranjeras y los intentos secesionistas e independentistas de las autoridades del PDP de Taiwan, que en colusión perjudican la soberanía y la integridad territorial de China y van en contra de la aspiración común de los pueblos del mundo por la paz y el desarrollo.