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Tegucigalpa, Honduras. ¡Atención, políticos! Las mujeres y los hombres no se deben ver desde la óptica de la igualdad; la superioridad es tangible.
Ellas no solo son mayoría en la población y el padrón apto para votar, sino que son un sector informado, con mayor madurez electoral y más conectado a las plataformas digitales con relación a los hombres: justo donde se concentran las propagandas y principales mensajes de campaña.
Sin embargo, los partidos y candidatos siguen sin dirigir propuestas claras y concretas a ellas.
El próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Honduras conmemorará la lucha por la igualdad en un contexto clave: a solo un día de las elecciones primarias del 9 de marzo, donde se definirán las candidaturas para las elecciones generales de noviembre de 2025.
Las mujeres siguen siendo un público desatendido por los discursos políticos y son un grupo poblacional subrepresentado en la integración gubernamental, pese a que ellas representan la mayoría del electorado y son determinantes en el resultado electoral.
Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2024) respaldan esta realidad: las mujeres constituyen el 53.4 % de la población total (5,280,924 personas), mientras que los hombres son el 46.6 %.
Además, el 57.2 % de las mujeres viven en zonas urbanas y el 42.8 % en áreas rurales, lo que indica que su acceso a servicios y oportunidades varía significativamente.
Aún con esa superioridad numérica, las propuestas de los precandidatos y partidos políticos rara vez abordan las problemáticas reales que afectan a las hondureñas, como la violencia de género, la desigualdad laboral, el acceso limitado a la salud y la educación y la falta de oportunidades para garantizar la autonomía económica.
La política sigue tratándolas como un grupo homogéneo y no como una fuerza electoral diversa y poderosa que podría definir el futuro del país.
Tomando como base la encuesta realizada por el INE hace menos de un año, podemos constatar que las mujeres son una fuerza electoral madura y activa.
La composición demográfica de las mujeres en Honduras indica que los grupos de mayor población femenina se encuentran entre los 36 y 59 años, lo que representa una población activa, con madurez y experiencia. Esto significa que son mujeres que ya han participado en múltiples procesos electorales y que han sido testigos de los cambios (o falta de ellos) en la política hondureña.
Además, las jóvenes de 25 a 29 años son las que cuentan con más años de estudio promedio, seguido por las de 19 a 24 años y las de 30 a 35 años. Esto implica que las nuevas generaciones de votantes están mejor preparadas y tienen acceso a más información que nunca, lo que puede influir en un voto más crítico y analítico.
Sin embargo, la preparación académica no siempre se traduce en oportunidades, ya que de los 3.8 millones de mujeres en edad de trabajar, solo 1.5 millones forman parte de la fuerza de trabajo (Población en Edad de Trabajar -PET-), reflejando barreras estructurales que limitan su independencia económica.
Otro dato crucial proporcionado por el INE y que los políticos no pueden ignorar es que las mujeres tienen mayor acceso a Internet que los hombres en Honduras. De los 4.9 millones de personas conectadas, el 54.9 % son mujeres. Además, son las principales usuarias diarias de Internet, con una frecuencia del 55 % frente al 45 % de los hombres.
Eso indica que las mujeres no solo son mayoría en la población y el electorado, sino que también tienen un alto nivel de conectividad digital, lo que las convierte en un grupo clave para campañas políticas en redes sociales y plataformas digitales. Quienes sepan conectar con ellas de manera auténtica y con propuestas reales tendrán una ventaja importante en la contienda electoral.
Las mujeres jefas de hogar (945,821 en total) también destacan como un sector que combina liderazgo familiar con un acceso significativo a la tecnología, especialmente en las zonas urbanas, el Distrito Central y San Pedro Sula. Sin embargo, las del área rural siguen siendo las más afectadas por la falta de acceso a tecnología y oportunidades.
El 8M y las elecciones son una coincidencia que no debe ignorarse. La pregunta no es si las mujeres votarán, sino si los partidos realmente las están escuchando. Quien lo haga con propuestas reales y soluciones tangibles tendrá una ventaja clave en un proceso electoral que, sin duda, dependerá de ellas.
Es así que el próximo fin de semana será crucial, pues a la conmemoración de la lucha por la igualdad, derechos y justicia, se suma otra fecha trascendental: el 9 de marzo tendrán la oportunidad de convertir esa lucha en acción política con su voto.