Barcelona .- La escritora italiana Rosella Postorino, que narra en su novela ‘Me limitaba a amarte’ el drama de los niños refugiados en Italia durante la guerra de Bosnia en 1992, considera que la literatura «permite interiorizar la Historia en mayúsculas a través de historias íntimas y cotidianas».
Después del éxito internacional de ‘La catadora’ (2018), sobre una mujer que fue catadora de Hitler, traducida a más de 30 lenguas y que en marzo tendrá en las salas una versión cinematográfica, Postorino decidió escribir nuevamente sobre una ficción histórica, con la guerra nuevamente como trasfondo.
«Cuando escribo una novela no decido un hecho histórico concreto, sea la época nazi o la guerra de Bosnia, sino que comienzo con una historia pequeña, sea el de una señora de 96 años que explica que fue catadora de Hitler, o el de esos niños de Bosnia que fueron llevados a Italia y que en su mayoría ya no volvieron», ha explicado en una entrevista con EFE.
Finalista del premio Strega 2023
En el caso de ‘Me limitaba a amarte’ (Anagrama), finalista del premio Strega 2023, la intrahistoria refleja «un acto de solidaridad por parte de Italia; sin embargo muchos de aquellos niños no lo sintieron así, se sentían secuestrados, perdieron a sus familias, sus afectos, la lengua, sin después poder volver a sus orígenes».
Para encarar aquel episodio, la propia autora intenta colocarse en su lugar, pensar cómo habría reaccionado, y supone que le habría pasado como a uno de los protagonistas, Omar, que «no acaba superando el distanciamiento de su madre y que incluso se acaba preguntando qué sentido tiene salvarse si el resto de la familia no puede hacerlo».
El largo proceso de documentación, relata Postorino, comenzó con la lectura de un artículo publicado en una revista: «Inicialmente nace en mí una resistencia, pero en paralelo me voy acercando a la historia, y posteriormente conocí a un director bosnio que había hecho un documental sobre esos niños bosnios que buscan a sus madres».
A través de las redes sociales consiguió contactar con algunos de aquellos niños e incluso con la directora del orfanato de los años 90 de Sarajevo, que le ayudó a encontrar a algunos familiares.
Inmersión literaria y cinematográfica en la cultura bosnia
Una segunda vía de documentación llevó a la autora a sumergirse en la cultura bosnia a través del imaginario literario y cinematográfico, y de hecho, recuerda, el título de la novela proviene de un poema del escritor bosnio Izet Sarajlic, que se quedó en Sarajevo durante el asedio.
‘Me limitaba a amarte’ es de «total actualidad, porque nos interpela sobre una historia universal», con la guerra en Ucrania y en Gaza como trasfondo.
Se tiende hablar de las guerras actuales como si fueran ajenas, algo que, según Postorino, ya sucedió en 1992, cuando «no se consideró la guerra de Bosnia como una guerra de europea, sino una guerra civil, y en realidad una de las pocas cosas acertadas que dijo el presidente norteamericano Bill Clinton es que nadie quería un estado islámico en el corazón de Europa, y de ahí la intervención estadounidense».
Inmigración y política
Con la respuesta ante los refugiados ucranianos, «Europa ha demostrado que si se quiere, se puede acoger, pero resulta más fácil si hay más semejanzas», y cuando el gobierno italiano de Giorgia Meloni trata la inmigración con mano dura «lo hace por una cuestión política, como hace también Donald Trump, rechazando a los que tienen una tez más oscura y poniendo de manifiesto que hay humanos de primera y de segunda».
A juicio de la escritora italiana, «la guerra lleva la condición humana a su punto de partida, a su estado de desnudez más absoluta, y la literatura debe explorar ese horizonte humano colocando a los personajes en esa situación extrema».
Nazismo y holocausto no son del pasado
En las charlas en las escuelas con motivo de ‘La catadora’, Postorino pudo constatar que los estudiantes hablaban del nazismo y el holocausto como algo del pasado, pero «sigue pasando, la historia está repleta de casos como estos».
En la novela subyacen diferentes tipos de maternidades, «desde esa madre que abandona a sus hijos en el orfanato, aunque los sigue viendo, como la de Omar; la que rechaza por completo a sus hijos, como en Nada; y otras como la de Danilo, que lo sube en un autobús para salvarlo de la guerra».
Esos niños solos, sin adultos, desarrollan entre ellos «una protección recíproca, que da lugar a una nueva concepción familiar horizontal, que es el único gesto político del cual pueden ser capaces los seres humanos, es ‘hacernos cargo del dolor ajeno, que es similar al mío’».