«Espero un cambio en política migratoria con la nueva administración», dijo Laura Beavers, de la fundación estadounidense Annie E. Cassey, tras dar a conocer en la capital mexicana el informe «Creciendo en América del Norte, bienestar económico de la infancia».
El documento está elaborado conjuntamente con la Red por los Derechos de la Infancia en México (RDIM), que incluye a más de 60 organizaciones sociales y el Consejo Canadiense de Desarrollo Social.
Se estima que en Estados Unidos hay al menos cinco millones de niños nacidos en México o al menos con uno de sus progenitores nativos de este país.
Las expulsiones de indocumentados en territorio estadounidense han dejado este año en esta nación al menos 100.000 niños mexicanos sin sus padres, estimaron fuentes oficiales en junio.
Datos oficiales de 2006 calibraban asimismo en sesenta los niños que cruzaban diariamente la peligrosa frontera entre México y Estados Unidos.
La inmigración puede por ello ejercer como piedra angular para generar mecanismos trilaterales de cooperación social, que eleven el bienestar de la infancia en la región, apuntó la representante canadiense Katherine Scott.
Ahora, coincidieron los expertos, la cooperación entre los tres países deriva de sus acuerdos comerciales y de seguridad, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN).
El director de la Red Mexicana por los Derechos de la Infancia, Gerardo Sauri, afirmó que en México existe «miedo» a reabrir la negociación del TLCAN, al que podrían adherirse mecanismos sociales, porque se cree que perjudicaría a la economía.
Los datos del informe conjunto se remontan a 2000, año sobre el que los tres países tienen indicadores comunes sobre temas como vivienda y salud infantil.
Las estadísticas concluyen que es en Canadá donde los niños tienen un mayor bienestar, debido a que el país invierte más en ellos que Estados Unidos y México, por este orden.