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Ramón Custodio, una institución en derechos humanos

Tegucigalpa.- Quienes le conocen y han tratado dicen que es quisquilloso, de respuestas parcas pero directas, reflexivo, inteligente, acucioso, analítico y con una gran capacidad de escucha, aunque a veces es un tanto gruñón. Sus detractores lo tildan de intolerante e impulsivo, pero no pueden cuestionar su trayectoria y compromiso con los derechos humanos, tampoco pueden decir que es un hombre corrupto y deshonesto. Se trata de Ramón Custodio, el defensor de los derechos humanos en Honduras.
 

Custodio abrazó la defensa de los derechos humanos por convicción y no por cálculo burocrático. Ha ejercido la defensa de los derechos humanos de los hondureños mas allá de un escritorio o una teoría; él es combinación de teoría con práctica; de decencia y honestidad, de compromiso y dedicación.

Fue el fundador del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), en la época más cruenta y violenta para Honduras, cuando los militares no solo mandaban, también mataban. Pero él no dudó en salir a medianoche a salvar la vida a muchos hondureños, a alertar a otros y a enfrentarse a dos poderes reales: el del extinto general Gustavo Álvarez Martínez y el del Pentágono de Estados Unidos, impulsores de la guerra de baja intensidad en los difíciles años ochenta.

Cuando nadie iba a una marcha, cuando nadie hablaba en un micrófono para denunciar cualquier violación a los derechos humanos, ahí estaba Ramón Custodio, exponiendo su vida.

Hombre de una pieza

Ha sido un hombre que carece de un doble discurso; en Honduras no solo abrió y formó una escuela en derechos humanos, también ha impuesto la pedagogía en la enseñanza de esos derechos humanos, y ha sido el primer hondureño que abrió el camino a las candidaturas políticas independientes. Es un transformador y un reformador por excelencia.

Sus criterios, pueden parecer equivocados, y puede equivocarse como cualquier ser humano, pero su amor a Honduras no lo hace claudicar por nada; defiende lo que cree con pasión y con argumentos. Por eso cree en la autodeterminación de los pueblos, aunque para ello se enfrente al mundo entero y a su propio gobierno. La crisis política del 2009 fue una muestra de ello.

Ello le ha granjeado muchas animadversaciones, incluso entre aquellos a quienes salvó la vida más de una vez, y qué decir de los políticos, acostumbrados a las dualidades por lo que son capaces – muchos no todos – de desdoblar el lenguaje si la oferta del momento les satisface. Ahora se habla de querer destituirlo o promover su renuncia “por honor” y el “honor” del país.

Pero Ramón Custodio y su trayectoria está más allá de eso que denominan mezquindades humanas. Lo que Custodio no imaginaba es que aquellos que formó y aupó para entrar en la lucha de los derechos humanos, serían los traidores que buscan limitar sus funciones porque les incomoda su independencia.

En su país y Centroamérica Custodio es muy reconocido por su lucha en defensa de los derechos humanos, causa que ha defendido, incluso entre amenazas de muerte a él y su familia, durante más de 30 años.

Custodio es doctor en medicina y cirugía. Entre 1984 y 1990 ejerció como presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Centroamérica (CODEHUCA), y desde 1989 forma parte de la directiva del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos (ILSA), con sede en Bogotá, Colombia.

Reconocimientos que le fortalecen

En esa misma lucha, de 1982 a 1999 participó en las actividades de diferentes instituciones de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York.

El 7 de marzo de 2002 fue electo por unanimidad en el Parlamento de Honduras como Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, organismo creado a finales del siglo pasado. Fue reelecto para un segundo período en el 2009, cuando era el único que se enfrentaba y cuestionaba abiertamente las posturas autoritarias y el afán continuista del ex presidente, Manuel Zelaya.

Custodio fue también presidente del Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos, en San José de Costa Rica, cesando en ese cargo el 1 de julio de 2006.

Como profesional de las ciencias médicas, Custodio es miembro fundador del Colegio Médico de Honduras, del cual ha sido presidente. Como médico, inició junto a otros connotados hondureños, acciones de defensa de Honduras en la frontera en la guerra con El Salvador en 1969, así como encabezado otras revueltas de protestas sociales de reformas en Honduras. El predica con el ejemplo lo que dice en público y lo que cree.

Custodio nació en Tegucigalpa el 11 de diciembre de 1930. Sus estudios de medicina y cirugía los hizo en Honduras, El Salvador, Estados Unidos y el Reino Unido. Sus viajes fueron costeados con recursos de su familia y nunca necesitó de una beca del Estado.

Recuerda que un día, a su retorno al país, tras concluir sus estudios en Londres, un diplomático burócrata hondureño, al verlo en el aeropuerto le dijo: “Ramón. ¿Cómo es eso, venís con la misma ropa con que te fuiste?” Y él respondió: “Tenes razón, pero es que no fui a estudiar diseño ni modelaje, y lo que traigo aquí, (poniendo su dedo en la cabeza) nadie me lo va a quitar”.

Su carrera profesional ha sido reconocida con galardones como el Premio Iberoamericano «Noticia Médicas» (ensayo), en España, en 1971. Como defensor de los derechos humanos también ha recibido galardones en países de América y Europa. Otros reconocimientos han sido el Premio Latinoamericano en Derechos Humanos, Lettelier-Moffit, en Washington.


¿Quién no conoce a Custodio?

La Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos le confirió el Premio Latinoamericano «Monseñor Aníbal Proaño». También recibió el Premio Rothko Chappel «Por la Libertad y la Justicia», en Houston, Estados Unidos, entre otros.

Conoció a Nelson Mandela en uno de esos reconocimientos y pidió una cita con él de 20 minutos, que terminaron en dos horas, de reflexiones profundas y aprendizajes. Ahí descubrió también con otra de las personas a quienes se les hacía un reconocimiento, que “a la mediocridad hay que dejarla que camine y salga a flote”.

En agosto del 2005 el Parlamento Centroamericano le otorgó la Orden Francisco Morazán por su contribución en la defensa de los derechos humanos de los pueblos de Centroamérica.

En septiembre de 2007 la Universidad Nacional Autónoma de Honduras le otorgó el doctorado Honoris Causa en Humanidades.

Ha asistido como invitado especial de gobiernos y organizaciones a nivel mundial a encuentros de organizaciones religiosas y de derechos humanos en Canadá, Centroamérica, España, Noruega, Suecia, Austria y Zimbawe, entre otros países. También ha escrito ensayos sobre medicina y artículos de opinión en diferentes diarios de Honduras, como «El Periódico», «El Nuevo Día», «Tiempo», «La Prensa», «La Tribuna» y «El Heraldo».

En el periodismo hondureño es muy reconocido por las viejas y nuevas generaciones como un hombre muy sabio, que gusta regalar libretas de trabajo en el Día del Periodista, no compra prensa tarifada, más bien la denuncia. Custodio es para la prensa un hombre que “habla cuando quiere” y se le respeta porque se ha ganado ese derecho.


Propuestas y no panfletos

En los años ochenta, cuando Custodio desde las épocas de gloria del CODEH convocaba a una rueda de prensa, los periodistas sabían que su denuncia era contundente, nunca se tiraba sin paracaídas; siempre decía las verdades y ahora desde el Comisionado, la técnica que ha seguido es la misma; es raro que Ramón Custodio cometa exabrupto y cuando los comete y le son comprobados, tiene la cualidad de rectificar y pedir disculpas.

No hay periodista en Honduras que haya cubierto el CODEH y ahora el CONADEH que no haya tenido puntos de vista divergentes con Custodio, incluso enojos, pero tampoco no hay periodista que conozca a Ramón Custodio que no lo respete y aprecie, aunque no se compartan las ideas casi siempre.

Su eterna compañera, “Doña Nena”, que en paz descanse, lo conoció tan bien que a veces hacía comparsa con los periodistas para regañarlo, y siempre fue una excelente anfitriona, prudente y sabía estar donde tenía que estar. No hubo periodista que la conociera que no recuerde sus consejos y advertencias.

Fue en los años ochenta, intimidada y amenazada por los militares; los identificó casi a todos y los perdonó, por alguna extraña razón—quizá por la madurez—el odio no estaba en su alma, pero sí la sed por la justicia, la verdad y el respeto a los derechos humanos.

Custodio vive, en las afueras de la ciudad, en una casa linda, nada suntuosa, acogedora y sencilla, acorde con lo que es y ha predicado. Un político de nuestros días o servidor público no podría vivir en una casa así, la miraría muy “poca cosa” para su estatus.

Tiene una biblioteca envidiable, quizá más de dos mil libros y todos se los ha leído..Ramón Custodio es un filósofo por naturaleza y un médico que así como conoce la anatomía del cuerpo humano, conoce también la anatomía del país y como buen médico sabe adónde amputar, aunque ello le genere desprestigio, envidias, odios, rencores, calumnias y hasta amenazas de descabezamiento, físico y político.. Él es así, un médico del país y de los derechos humanos en Honduras.


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