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“Que Dios tenga misericordia de Honduras”: Presidente Lobo

Tegucigalpa.- La inclemente lluvia ocasionada por el paso de la depresión tropical Agatha, que ha asolado las costas centroamericanas de Guatemala, El Salvador y Honduras, obligó al presidente Porfirio Lobo a pedir “misericordia” a Dios para que su trayectoria no acabe con la endeble estructura vial del país, cuya fragilidad ha salido a flote ante los primeros aguaceros de un invierno que amenaza con ser intenso.
 

En Consejo de Ministros, el presidente Lobo lucía preocupado y ante el pronóstico de los expertos que las lluvias continuarán por 48 horas más, sólo pudo expresar al término de la sesión, “que Dios tenga misericordia de todos nosotros los hondureños”.

No es para menos. Los primeros reportes informan de daños e inundaciones en casi todo el país. En los departamentos de Valle y Choluteca, varios ríos se han desbordado, la gente ha sido evacuada y si bien por ahora no se registra un número significativo de muertes, los estragos ocasionados a nivel vial perfilan síntomas alarmantes.

En Choluteca, las lluvias tienen más de dos semanas, siendo las regiones de Marcovia, Los Delgaditos, Cedeño, Guapinol y alrededores las más afectadas, casi en doble saldo: por los aguaceros y por las marejadas; ahí les ha llovido duro y parejo.

En el departamento de Valle, el desbordamiento del Río Goascorán obligó a las autoridades a cerrar la aduana terrestre de El Amatillo, en la frontera con El Salvador, en tanto la región de la Costa de los Amates, siempre en ese punto fronterizo, ha quedado incomunicada.

Las comunidades de Chical, Campamento, Playa Grande, Agua Fría, Las Tejeras y varios caseríos del sur del país, se mantienen alerta ante la crecida de las aguas en los ríos y quebradas que hasta hace un mes no despertaban el mayor temor entre los transeúntes.

Los bomberos procedieron a enviar un contingente de 30 personas para iniciar el rescate acuático de las familias aisladas en sus comunidades y caseríos por el cercamiento de los ríos.

Informes preocupantes

En el departamento de Lempira, los informes también son preocupantes. Las autoridades de la Secretaría de Transporte, Obras Públicas y Transporte (Soptravi), informan de daños en carreteras, en tanto confirman que el puente Olosinga, en la occidental ciudad de Lempira, ha cedido ante la fuerza de los ríos y ese lado también de la frontera con El Salvador se encuentra incomunicado.

La emergencia nacional decretada por el gobierno ha sido para los departamentos de Copán, Santa Bárbara, parte de Comayagua, Cortés, parte de Yoro, También en El Paraíso, Francisco Morazán, Choluteca, Valle, La Paz, a los que se suman Intibucá, Lempira, Ocotepeque; es decir, casi todo el país.

En el departamento de Olancho, que no entra en las categorías de la emergencia, los reportes de daños se registran mayormente en la ciudad de Catacamas, donde las embravecidas aguas del Río Tinto, provocaron inundaciones nunca registradas en la historia de esa ciudad, según su alcalde Lincoln Figueroa, en declaraciones a la prensa, tras solicitar apoyo para esa ciudad.

En el Valle de Sula, los ríos Ulúa y Chamelecón recorren los puentes y zonas aledañas con una fuerza impresionante que intimidan al más valiente. Los curiosos montan vigilancia sobre los puentes, desacatando el llamado de las autoridades de evacuar esas zonas, ya que de provocarse una llena o una embestida del río, sus vidas peligran.

Precisamente, en las zonas del norte del país donde abarca la emergencia nacional, la fragilidad de la infraestructura física quedó al descubierto, justo un año después del terremoto que sacudiera a esa región. Los trabajos de reparación vial fueron insuficientes o nunca existieron como se aseguró. La depresión tropical Agatha se encargó de evidenciar la vulnerabilidad.

Del lado de occidente, se informa que el departamento de Intibucá estaría incomunicado por la cantidad de lluvia que llevó a aumentos sustantivos en los caudales de los ríos.

Las primeras cifras de Copeco

De acuerdo a las autoridades del Comité Permanente de Contingencias, Copeco, hasta ahora las víctimas han sido cuatro personas muertas, 2,435 personas afectadas, 2,289 personas evacuadas; 2,029 personas en albergues temporales, 229 damnificados, 495 viviendas dañadas; 51 viviendas destruidas y 18 vías dañadas; dos puentes dañados y otro totalmente destruido.

Pero Agatha también recordó la fragilidad de Tegucigalpa, la capital, donde las autoridades han sido efectivas en cuanto a la evacuación de personas y el manejo de la crisis, hasta ahora.

No obstante, el rostro de la ciudad cambió de un momento a otro. La dimensión del paso de Agatha pudo palparse al ver como el “inofensivo” río Choluteca, envolvió con sus aguas achocolatadas las canchas de fútbol del famoso campo deportivo Motagua, en los bajos de los puentes que separan a Tegucigalpa de Comayagüela, las dos ciudades gemelas.

El espectáculo, transmitido por los medios televisivos, oportunos en la cobertura, era impresionante. De inmediato se apropiaron de la mente de los capitalinos el paso del fatídico del huracán Mitch, pues llenas de esa naturaleza solo vivieron hace doce años, cuando el fenómeno azotó fuertemente a Honduras.

El alcalde capitalino, Ricardo Álvarez, en su recorrido por las zonas de riesgo, estaría por decretar en las próximas horas la “alerta roja” en la ciudad capital, donde hasta ahora han albergado a unas 560 personas ubicadas en los más de 40 albergues que tiene la ciudad.

Aguas achocolatadas reviven pesadilla

La crecida del Río Choluteca tiene sorprendidos a las autoridades capitalinas por la rapidez con que ha ocurrido, donde el agua escampa por 30 minutos, para reiniciar con fuerza por más de una hora en un cielo capitalino que tiene 24 horas ya de lucir cerrado. Los rayos del sol no han podido romper las nubes que acompañan a la depresión tropical Agatha.

En la capital la atención de las autoridades se centra en las calles de los mercados capitalinos, la primera avenida de Comayagüela fue cerrada al registrarse el ingreso del agua; se reportan inundaciones en el antiguo e histórico barrio El Jazmín, al tiempo que se hacen llamados de evacuación en las zonas como La Cabaña, la colonia Guillén, las zonas aledañas a la quebrada El Bambú, entre otros. La ciudad está en constante movimiento de evacuaciones, monitoreo de los ríos que la rodean y alertas según vaya el rumbo de la tormenta y el cauce de los ríos.

El segundo piso de la Secretaría de Educación se encuentra anegado, y se prevén cortes de energía para evitar cortocircuitos en la zona.

Mientras los vendedores de los mercados evacúan sus mercaderías, en carritos de paila o en sus espaldas, la ciudad ofrece también el espectáculo de la suciedad que provoca el desecho de basura en los ríos. Botellas y bolsas plásticas, papeles, latas, llantas, en fin, cualquier cantidad de desperdicio flota entre las aguas, pese a las labores de limpieza hechas con anterioridad y de forma permanente desde que se declaró la llegada del invierno.

El país en sus primeras semanas de lluvias, intensificadas por la presencia de Agatha, ha presentado su fragilidad, golpeada por las sequías, las lluvias y por la falta de políticas públicas de mitigación y prevención de riesgo, que tiene en el deterioro ecológico, el otro factor de complicidad.

El gobierno ha pedido la ayuda de la comunidad internacional para enfrentar esta crisis imprevista, justo apenas cuando la temporada de lluvia comienza a caer y faltan aún varios meses más de agua…De ahí que el presidente Lobo exclamara: “Que Dios tenga misericordia de Honduras”.

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