
Honduras sostuvo elecciones primarias e internas el 9 de marzo. Una serie de fallos logísticos en las dos principales ciudades del país— incluyendo retrasos de hasta 12 horas en la apertura de centros de votación y el transporte de papeletas sin custodia— han convertido un evento relativamente rutinario en una crisis del sistema electoral nacional.
A pesar de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) cumplió con la declaratoria oficial el 8 de abril, la desconfianza en la mecánica básica de las elecciones persiste. Resolver esta crisis es crucial para garantizar elecciones transparentes en noviembre y para la estabilidad regional, especialmente en un momento que requiere coordinación en temas como la relación comercial con Estados Unidos, el cambio climático y el crimen organizado transnacional.
Cómo funcionan las elecciones en Honduras
A diferencia de muchos países en América Latina, en Honduras el CNE está conformado por un consejero de cada uno de de los tres principales partidos políticos del país. En teoría, esta configuración obliga a que haya consensos entre los partidos, ya que ninguna decisión puede ser tomada por un solo consejero. En la práctica, es un poco como poner al ratón a cuidar el queso. Los líderes de los partidos tratan de presionar a sus consejeros, menoscabando la percepción de imparcialidad del CNE, y dificultando la negociación, aun cuando sea la vía más sensata para superar una crisis.
Las fuerzas armadas también juegan un rol importante en las elecciones de Honduras. Según el artículo 272 de la constitución de 1982, las fuerzas armadas tienen a su cargo la custodia, transporte y vigilancia del material electoral. Además, la constitución explícitamente requiere la coordinación estrecha entre las fuerzas armadas y las autoridades electorales, debiendo ponerse a su disposición desde un mes antes hasta un mes después del día de las elecciones.
La crisis del 9 de marzo
El día de las elecciones hubo retrasos y problemas con los materiales electorales en Tegucigalpa y San Pedro Sula. Estas ciudades representan el 21% de los votantes elegibles en Honduras. El centro logístico del CNE está en Tegucigalpa. Sin embargo, varios centros de votación a menos de cinco kilómetros no recibieron sus papeletas hasta las 8:30 p.m. El horario oficial de cierre era a las 6 p.m.
La causa de los problemas sigue siendo incierta. El CNE culpó a la empresa de transporte por no cumplir con las condiciones de su contrato, entre ellas proveer camiones y no buses públicos para transportar las urnas. Analistas de la sociedad civil señalaron a las fuerzas armadas por no custodiar los materiales electorales. El gobierno acusó a las consejeras del CNE de los partidos Nacional y Liberal de intentar boicotear las elecciones como un parte de un plan maestro para devolver al país al bipartidismo. A su vez, líderes de los partidos Nacional y Liberal acusaron al gobierno de boicotear las elecciones para inflar los votos de su candidata y así proyectar mayor fuerza de la que tiene en realidad.
Por su parte, el General Roosevelt Hernández, jefe de las fuerzas armadas, afirmó que los desafíos logísticos fueron resultado de una mala coordinación por parte de las autoridades electorales. Sin embargo, aún no hay una explicación clara, más allá de una posible falta de personal logística, de por qué los militares dejaron las urnas sin vigilancia.
Se estima que las anomalías afectaron el 3% de las juntas receptoras de votos. Los resultados, en general, fueron aceptados por las corrientes de los partidos políticos el día de las elecciones y los conteos especiales han ocurrido con relativa calma. Sin embargo, los fallos en Tegucigalpa y San Pedro Sula han generado profundas tensiones entre las fuerzas armadas, el CNE y líderes de los partidos políticos.
Posibles salidas a la crisis
El Ministerio Público ha anunciado requerimientos fiscales para empleados del CNE y para el dueño de la empresa de transporte, relacionados con fraude e irregularidades en la adjudicación del contrato de transporte. Aunque estas investigaciones son fundamentales, es improbable que restauren la confianza en el sistema electoral y aseguren elecciones transparentes en noviembre.
La propuesta de que renuncien los tres consejeros del CNE y el jefe de las fuerzas armadas tampoco resolverá el impase electoral. Nombrar nuevos líderes tan cerca de las elecciones significaría perder la experiencia acumulada y dejar poco tiempo para que los nuevos actores aprendan y naveguen las complejidades del proceso. Sin embargo, no hacer nada tampoco es una opción viable.
Aquí es donde convendría retomar una estrategia de negociación que el académico Deepak Malhotra propone en su libro Negociando lo imposible: la ambigüedad estratégica. Esta técnica es útil cuando hay poca confianza entre los actores y cada uno debe reportar los resultados a sus constituyentes.
En el caso del CNE y las fuerzas armadas, es difícil que cada consejero o el jefe de las fuerzas armadas ceda en público, ya que podría ser repudiado por sus bases. Sin embargo, bajo la ambigüedad estratégica, estos actores podrían negociar y consensuar posiciones para evitar que los errores de marzo se repitan en noviembre.
Estas sesiones podrían ser privadas al inicio, permitiendo mayor libertad para discutir qué contribuyó cada uno y cómo mitigar riesgos. Al final de la negociación, se trabajarían declaraciones conjuntas que cada actor pueda presentar a sus bases.
Algunos acuerdos clave podrían ser investigar actos de corrupción, pero no perseguir a ningún actor por delitos electorales sin pruebas nuevas. Además, las fuerzas armadas podrían comprometerse a un rol de menor perfil público, mientras que los consejeros del CNE trabajarían en un cronograma más realista con alarmas de eventos potencialmente catastróficos, incluyendo una selección cuidadosa de nuevos proveedores de servicios.
El mayor impacto de los fallos del 9 de marzo es la pérdida de confianza en el sistema electoral. Si estos fallos se repiten en noviembre, no habrá una declaración de resultados presidenciales, lo que llevaría al país a una crisis constitucional y posibles enfrentamientos violentos entre los partidos políticos. Por lo tanto, debemos priorizar soluciones que nos permitan enfocarnos en las elecciones generales.