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Prolifera embarazo en niñas que no llegan ni a la adolescencia

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Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Lilian Bonilla) – Desde hace varios años Honduras mantiene índices altos en cuanto al embarazo en adolescentes, pero la situación se vuelve más alarmante cuando cada vez la edad baja y ahora se encuentran casos de niñas hasta de 8 años de edad embarazadas.

– Entre el 2020 y el primer semestre de 2022 se han registrado 18 partos en niñas menores de 10 años.

 Entre el 2016 y 2020 un total de 4 mil 345 niñas a nivel nacional desertaron de la escuela, por un tema de embarazo infantil o adolescente.

– La educación y atención médica integral son grandes desafíos para mermar altos porcentajes de embarazos en menores.

Según informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), sobre el Estado de la Población Mundial, la tasa de natalidad de adolescentes en Honduras es de 89 por 1,000 niñas, este es superior al promedio de la región de 61 por 1,000 niñas, y peor aún es el doble del promedio mundial.

Cifras punzantes

El promedio de niñas entre 8 a 19 años que han dado a luz anualmente, en Honduras, entre los años de 2018 a 2021 está entre los 36 a los 47 mil partos, según el reporte de egresos de hospitales de la Secretaría de Salud (Sesal).

Estas estadísticas detallan que en 2020 el total de menores entre 10 y 14 años que parieron fue de 1 mil 318 y en el rango de edad de 15 a 19 las menores que tuvieron bebé fueron 35 mil 679 para un total de embarazos en adolescentes de 36 mil 997 ese año. Cabe mencionar que entre estos partos se dieron 5 casos de embarazos en niñas menores de 10 años.

Luego en el 2021 se registraron 1 mil 592 partos de menores de 10 a 14 años; entre estos se registraron 9 partos en niñas menores de 10 años; y los partos de adolescentes entre 15 y 19 años fue de 36 mil 625, para un total ese año de 38 mil 217 partos.

Para este año hasta el mes de mayo la Sesal, contabilizó 4 casos de partos en niñas menores de 10 años, 352 en niñas entre los 10 y 14 años de edad, mientras que entre adolescentes de 15 a 19 años los partos sumaron 8 mil 561.

Estadísticas oficiales de los últimos cinco años en Honduras.

Casos impensables

La realidad de que la edad en los embarazos está descendiendo a edades que pareciera imposible hasta biológicamente, se ve reflejada en las estadísticas, que indican que niñas de apenas 8 años de edad están abandonando la escuela por embarazo.

En un informe realizado por la Asociación por una Sociedad Más Justa (ASJ), denominado -Índice de Impunidad y Respuesta Institucional Ante el Abuso Sexual-, se revela que la deserción escolar por embarazo infantil y adolescente se está dando en edades de 8 a 17 años.

La coordinadora de la Unidad de Gestión Fiscal de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Ninoska Reyes, detalló a Proceso Digital, que el referido informe tiene como fuente datos brindados por la Secretaría de Educación, recabados a nivel nacional.

Y sorprendentemente en este se encontró que “tenemos niñas bastante pequeñas que se han ausentado por estar embarazadas, es algo impresionante debido a la corta edad de estas menores, pero si se ha dado, tal es el caso que se registraron 44 niñas de 8 años entre el 2016 y 2020 que desertaron del sistema educativo por embarazo”, señaló.

La coordinadora de la Unidad de Gestión Fiscal de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Ninoska Reyes.

Asimismo, pormenorizo que también en ese mismo periodo de tiempo se registraron 30 niñas de 9 años embarazadas, 26 niñas de 10 años y 33 niñas de 11 años. Ese registro en total indica que, en esos cuatro años, un total de 133 niñas entre las edades de 8 y 11 años abandonaron la escuela por embarazo prematuro.

El estudio revela que en total en esos años hubo una deserción de 4 mil 345 niñas a nivel nacional que desertaron de la escuela, por un tema de embarazo infantil o adolescente.

La mayor parte de las niñas que desertaron por embarazo adolescente están comprendidas entre las edades de 15 y 17 años, un total de 3 mil 438 en ese rango de edad; luego sigue la franja de niñas entre 12 y 14 años con un total de 774 que también abandonaron las aulas escolares.

La investigadora de ASJ, comentó a Proceso Digital, que ese informe ya está en manos de la Fiscalía de la Niñez, y hay una investigación en proceso, por lo que esperan tener respuesta, ya que indudablemente en estos casos se colige, que son claros asuntos de abuso sexual, particularmente entre las edades de 8 a 14 años.

“Las niñas a esa edad definitivamente no dan consentimiento para el acceso carnal, menos una relación sexual, en estos casos hay que considerar que esto se trata meramente de un caso de abuso sexual infantil”, reiteró.

Esta opinión coincide con la consideración del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM), que ha afirmado que “la maternidad es forzada cuando no fue buscada ni deseada, en el caso de las niñas menores de 14 años, sucede generalmente cuando se le impone ser madre».

Para este año hasta el mes de mayo la Sesal, contabilizó 4 casos de partos en niñas menores de 10 años.

Las causas sin atacar

Son muchos los factores de riesgo para la prevalencia de embarazos en adolescentes, a nivel general, pero en el país resaltan la pobreza, el abuso sexual, la desigualdad y un bajo nivel educativo, entre otros lo que provoca que miles de niñas en Honduras, cada año se conviertan en madres de otros niños.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2021, estima que el embarazo en la adolescencia “está fuertemente asociado con la desigualdad y la exclusión social”.

Entre mayor es la vulnerabilidad de las niñas también es mayor el riesgo, el reporte global UNFPA, establece cómo las disparidades en ingresos, educación y empleo impactan en los derechos sexuales y reproductivos.

En el estudio se hace hincapié en que la diferencia es notable ya que: mientras en el 20 % de la población más pobre en Honduras, 31 de cada cien adolescentes se embarazan antes de los 19 años, del otro extremo, en el 20 % más rico, el porcentaje de adolescentes embarazadas baja drásticamente a 9.6 %.

Sin educación sexual

La sexualidad es un tema inherente al ser humano, y lo ideal sería darle la debida importancia, pero en los países en desarrollo como el caso de Honduras el tema sigue siendo tabú.

La sexualidad es un tema inherente al ser humano, y lo ideal sería darle la debida importancia, pero en los países en desarrollo como el caso de Honduras el tema sigue siendo tabú, por lo que la Educación Sexual Integral (ESI), está muy lejos de ser realidad.

En el caso del sistema educativo ni siquiera se ha logrado incluir la educación sexual integral, en el diseño curricular para la educación básica y media.

Expertos consultados explican que la educación sexual integral es la enseñanza y el aprendizaje de aspectos psicológicos, físicos, cognitivos y sociales de la sexualidad, incluyendo educación para padres de familia y maestros.

Se conoce que hay algunas iniciativas, pero no se han concretado como el caso de las guías metodológicas “Cuidando mi salud y mi vida”, conocidas como guías de educación sexual, de la Secretaría de Educación, pero las mismas han sido controversiales y no se logró el objetivo de educar a los niños, y adolescentes en esa materia.

 Al consultar a algunos maestros, reconocen que el material existe, pero confiaron que no se utiliza, al menos como texto permanente y la entrega del material no ha sido continua.

Además, se sabe que desde 2015 se presentó el proyecto de “Ley de Educación Integral de la Sexualidad”, en el Congreso Nacional, pero no, avanzó, justo el pasado mes de marzo de 2022, el proyecto se presentó nuevamente y de ser discutida y aprobada tendría como objetivo principal impartir clases de educación sexual en las escuelas.

Por otra parte, la educación en casa también es nula, porqué la educación sexual sigue siendo un tema tabú.

Más atención medica integral

La atención en salud de las niñas y adolescentes embarazadas también debe ser integral ya que los embarazos precoces tienen un impacto negativo tanto en la salud física de la madre como en la del bebé.

No es extraño en las menores la malnutrición, partos prematuros, niños con problemas de desarrollo o malformaciones e incluso los profesionales de la medicina refieren que  la tasa de mortalidad en bebés y madres adolescentes es bastante alta, se dan bastantes partos prematuros, hay un gran número de bebés de adolescentes que nacen antes de la semana 37 de gestación, los infantes nacen con bajo peso por la inmadurez en el cuerpo de la madre ya que su útero no se ha desarrollado completamente.

Pocas alternativas de atención

La doctora Raquel Gómez.

La doctora Ana Raquel Gómez, jefa de la Clínica de la Adolescente Embarazada del Hospital Escuela, confirmó a Proceso Digital, que en la clínica han tenido casos de niñas de 12 y 13 años. Pero el mayor rango que atienden está entre los 14 y los 16 años.

Las niñas adolescentes necesitan atención integral y prácticamente no hay clínicas especiales, lo que crea mayores problemas porque no reciben la consejería adecuada, ese ha sido uno de los grandes problemas de la pandemia por COVID-19, porque la clínica estaba cerrada.

En el caso de la clínica Adolescente del Hospital Escuela, las niñas tienen consejería, atención psicológica, control prenatal, se les da un trato amigable ya que en la clínica se busca minimizar el trauma, y una vez que tiene su parto, se le da seguimiento con la planificación familiar, porque la clínica tiene como objetivo evitar embarazos subsiguientes, agregó.

“Tenemos pacientes, multíparas, tienen partos subsiguientes, a veces tienen tallas muy bajas, son tan chiquitas que sus órganos pélvicos todavía no están lo suficientemente desarrollados y no todas pueden parir de manera normal y requieren cesárea”, anotó la ginecóloga.

En la clínica se ha percibido que las niñas siguen un patrón cultural donde ven como normal el embarazo porque sus madres, hermanas o tías han sido madres adolescentes.

Seguidamente la doctora Gómez, explicó que para eso es la atención integral para romper ese círculo y se ha comprobado que funciona porque incluso en la clínica han visto casos de adolescentes que gracias a la orientación han retomado sus estudios y ahora son profesionales.

Finalmente, la profesional hizo un llamado a las adolescentes que están embarazadas para que busquen ayuda especializada, ya que la clínica del Materno Infantil está abierta para atenderles, manteniendo las medidas de bioseguridad.

Una niña no puede hacer frente a la responsabilidad que implica el nacimiento de una criatura, y eso tiene un impacto psicológico muy fuerte.

Grave impacto psicológico

Entre menos edad tiene la niña u adolescente embarazada más drásticos serán los problemas psicológicos.

El embarazo prematuro cambia de golpe la realidad de las niñas y adolescentes porque no están preparadas ni física ni psicológicamente y menos en el aspecto social, se saltan drásticamente la etapa de la niñez y la adolescencia, por lo que no pueden desarrollarse y convertirse en adultos funcionales, dijo a Proceso Digital, la psicóloga y sexóloga Isis Romero.

Una niña no puede hacer frente a la responsabilidad que implica el nacimiento de una criatura, y eso tiene un impacto psicológico muy fuerte, enfatizó.

Una situación de embarazo infantil trae consecuencias en las que se presentan cuadros de pánico, ansiedad, depresión, baja autoestima, incertidumbre al futuro e ideas suicidas, agregó.

La especialista alertó sobre no descuidar la salud mental de las menores embarazadas, porque muchas veces se tiende a tratar solo la parte física, y otros aspectos sociales, cuando la parte psíquica es fundamental.

La doctora Issis Romero conoce del tema porque a diario recibe pacientes con esta problemática.

“Sin duda la psicoterapia en esa etapa, debería de ser parte del proceso para llegar a término un embarazo, no únicamente con el desarrollo del bebé o la salud física de la madre; no descuidemos la salud mental porque muchas de estas niñas son propensas a vivir todo el embarazo en estado depresivo”.

Se conoce de casos de adolescentes que tienen seria depresión postparto en el que hasta atentan en contra del bebé o de ellas mismas, al no saber qué hacer con esa situación, prosiguió.

También, se debe tomar en cuenta que las secuelas de ser madre adolescente perduran a lo largo de la vida, y después se pueden encontrar mujeres adultas que fueron madres adolescentes, que se sienten frustradas porque no vivieron cierta etapa y se vieron forzadas a crecer prematuramente; y si fueron abusadas sexualmente, hay aparición de disfunciones sexuales en la adultez, como el no disfrutar de las prácticas sexuales y el vivir la intimidad con culpa, expuso.

A renglón seguido expresó, aunque es de aclarar que en cada caso será diferente dependiendo de los mecanismos de afrontamiento que varían de una persona a otra, por lo que hay quienes se adaptan y salen adelante, pero depende del apoyo y contención familiar y social que tenga.

La psicóloga concluyó que el embarazo en menores es un serio problema de salud pública, que abarca muchas áreas y trae serias consecuencias psicosociales y no se está abordando de manera correcta, por lo que hay que poner atención a la raíz del problema y trabajar en la prevención.

Se debe tener muy en cuenta que no solo es el embarazo porque al fin y al cabo este habitualmente dura 9 meses y con los cuidados adecuados las menores salen bien libradas hasta el parto, pero luego se enfrentan a una maternidad que es un compromiso para toda la vida y como no están preparadas esto crea otros problemas sociales graves, coinciden los expertos. LB

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