El año 1999 la Universidad de Cornell (NY) publicó un estudio sobre la falta de capacidad que tenemos los seres humanos para reconocer nuestras propias incompetencias y limitaciones. Se identificó como el “Efecto Dunning-Kruger”, por el apellido de los dos psicólogos que realizaron la investigación. Baltasar Gracián, 350 años antes, había establecido que “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber”, hasta que Albert Einstein concluyera que todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos las mismas cosas. La investigación universitaria alumbró este sesgo cognitivo que afecta al proceso mental de las personas: “creer que se sabe”. El “Efecto Dunning-Kruger” lo padecen sujetos que realizando una actividad donde se consideran exitosos, creen que pueden liderar otro trabajo y funciones aunque carezcan de conocimientos y experiencia. El mayor obstáculo para el conocimiento no es la ignorancia, sino la percepción de que se sabe.
El prócer nefelibata ostenta este sesgo. Recientemente afirmó que en Honduras no había políticos inteligentes hasta que él entró en política, confirmando esa ignorancia que denunciaba el filósofo Gracián. Con frecuencia la ignorancia produce en las personas mayor confianza que el propio conocimiento. Una pléyade de políticos hondureños no pasaran a la historia por sus aportaciones al fortalecimiento de la democracia. Mediocres engreídos, usurpando pulpitos de virtud, diciendo tonteras delante de un micrófono.
Confunden información con opinión, hechos con sentimientos, datos con especulación. No hablan de la verdad sino de “su verdad”, para crear estados de opinión favorable a sus intereses. Próceres ineptos y fracasados, hipócritas de discurso ambivalente y falsa moral: se definen pacifistas pero amenazan con la insurrección y el derramamiento de sangre para mantener a flote su fracasada democracia chavista; o bien, acuden a las Fuerzas Armadas para que les hagan el trabajo sucio y den un golpe de Estado, porque no tienen otra manera de llegar al poder.
Esto es normal en la política, una ciencia prostituida por advenedizos, oportunistas y aventureros que buscan fortuna. La única ciencia que no necesita estudiarse para vivir de ella, incluso enriquecerse gracias a ella. Tampoco requiere formación intelectual, solo la habilidad del trilero para engañar al rebaño, victimizarse ante el gobierno dictador, y la demagogia por bandera, acompañada de una verborrea populista. David Dunning y Justin Kruger concluyeron en su investigación que: «La sobrevaloración del incompetente nace de la mala interpretación de la capacidad de uno mismo. La infravaloración del competente nace de la mala interpretación de la capacidad de los demás».
Cercanas las elecciones primarias, el discurso de algunos políticos afloja el esfínter. Han pasado del ¡Fuera JOH! utilizado en la legislatura, bandera de protestas plañideras por impotencia e incapacidad, al presente ¡Seguirá JOH!, buscando incertidumbre y rechazo. Utilizan el miedo como estrategia para conseguir votos. Mil veces ha dicho el presidente que este año finaliza su mandato, no importa, necesitan decir que es mentira para beneficiarse políticamente. El prócer residente en Matrix asegura que se vale solo para ganarle a todos en las urnas, para después afirmar que JOH ha mandado imprimir dos millones de identidades para realizar un fraude. Así justificará nuevamente su derrota, la tercera, con igual excusa que las anteriores. ¿Cómo es que en ocho años nadie se ha constituido en testigo de cargo, mostrando alguna de las identidades pirujas y donde fue utilizada? Dos millones de carnés forzosamente dejan rastros, salvo en Matrix. Recordamos la rueda de prensa donde el locutor mostró ante las cámaras una USB conteniendo las pruebas definitivas del anterior fraude, diciendo que procedía a entregárselo a Almagro en la OEA. ¿Qué pasó después? La respuesta fue para enmarcar: “JOH tiene a todo el mundo comprado”. El “Efecto Dunning-Kruger” establece la incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia ineptitud.
De otra parte, el candidato Medrano, su socio, se desinfla con su lema “Recuperar Honduras”. Afirma que no tiene intención de recuperar a la familia liberal sino de certificar su división cuando gane las internas. Le preocupa el lastre que supone para su imagen las dos denuncias abiertas en los juzgados, pero lo que más le preocupa es que no le funcionó la artimaña que desde el pasado mes de octubre pergeñó con diputados afines, para que Yani Rosenthal no participara en el proceso electoral. ¿Por qué quiere impedir que los electores decidan?
“La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino la negativa a adquirirlo”. -Karl Popper-