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Plantean extender acuerdo de «Cinco Ojos» para tranquilizar a aliados de EEUU

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Washington.- El acuerdo secreto «Five Eyes» (Cinco Ojos), en virtud del cual las cinco potencias anglófonas comparten información de inteligencia y no se espían entre ellas, podría ser extendido o replicado para apaciguar a los aliados europeos escandalizados por las revelaciones del espionaje estadounidense.
 

El último en sugerir esta vía en EE.UU. ha sido una autoridad en la materia, el diplomático John Negroponte, quien fuera el primer director de la inteligencia nacional estadounidense (DNI) entre 2005 y 2007, bajo la presidencia del republicano George W.Bush, y vicesecretario de Estado hasta 2009.

En una entrevista con la cadena CNN, Negroponte reconoció que las revelaciones del exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) Edward Snowden están causando un «serio daño» a EE.UU. y que el Gobierno debería considerar extender el tipo de arreglo especial que Washington tiene desde hace décadas con sus aliados más estrechos.

Negroponte mencionó en particular el acuerdo «Five Eyes», un pacto secreto que data de la Guerra Fría y que vincula a EE.UU., el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, las cinco potencias anglófonas que combatieron contra la Alemania nazi.

El acuerdo conecta las redes de inteligencia de los «cinco ojos», lo que les permite a «los países más democráticos», según una expresión del propio Negroponte, compartir información ultrasecreta y, por encima de todo, previene el espionaje entre ellos.

La sugerencia del diplomático estadounidense se producía apenas unas horas después de que concluyera, en Bruselas, una cumbre de la Unión Europea en la que los gobernantes del bloque, miembros en su mayoría de la OTAN, se mostraron al unísono indignados por las revelaciones de que los servicios de inteligencia de EE.UU. habían pinchado incluso los teléfonos móviles de algunos de ellos.

El Gobierno estadounidense no ha querido confirmar en público si las denuncias son ciertas, especialmente la que asegura que el móvil de la canciller alemana, Angela Merkel, estuvo interceptado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense entre 1999 y el pasado julio, como publicaba el diario Die Welt.

No obstante, el presidente Barack Obama llamó personalmente a Merkel para tranquilizarla y ha ordenado una revisión completa de las actividades de espionaje que llevan a cabo las agencias de EE.UU.

«El presidente habló (el miércoles) por teléfono con la canciller Merkel y le aseguró que Estados Unidos no está supervisando ni supervisará las comunicaciones de la canciller», comentó el jueves el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, aunque éste no quiso responder a la pregunta de si la gobernante alemana había sido espiada en el pasado.

La canciller, con el apoyo decidido del presidente francés, François Hollande, está impulsando una negociación de los europeos con EE.UU. sobre la necesidad de un pacto de no espionaje.

El principio debería ser «no se espía, tampoco en el futuro», señaló en rueda de prensa Merkel, quien exigió a Estados Unidos «verdaderos cambios» con respecto a las prácticas de sus servicios de inteligencia.

En sus declaraciones a la CNN, el embajador Negroponte hizo además otra recomendación, la de que sea un responsable del más alto rango en el Gobierno quien tome, llegado el caso, la decisión de espiar a un dignatario extranjero.

Sólo ellos -el secretario de Estado o el propio presidente- pueden determinar si el riesgo de que esa actividad sea conocida es mayor que el beneficio que puede reportar la información que se obtenga, en opinión del diplomático estadounidense.

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