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Pero hubo alguna vez 11 mil vírgenes?

Por: Otto Martín Wolf

El título, evidentemente, lo tomé prestado de la novela del español Enrique Jardiel Poncela, magnífico escritor cómico-satírico fallecido mucho tiempo atrás.

Lo que voy a decir, no obstante, no tiene nada de gracioso, no al menos para quienes son devotos de algunas de esas 11 mil vírgenes.

Todo empezó hace muchos años, cuando a alguien se le ocurrió que la única manera en que algún dios pudiera venir a la Tierra era siendo concebido por una vírgen.

La virgen María no es la primera, antes de ella una virgen concibió al dios Horus, quien nació un 25 de Diciembre. A Propósito la leyenda de Horus es exacta a la de Jesucristo. En India el dios Mitra tiene una leyenda casi copiada de la de Horus y Jesucristo, habiendo nacido también un 25 de Diciembre, también de una virgen, al igual que Buda, quien nació en la misma fecha hijo de otra virgen.

Attis, Dionisio, Krishna, Heracles, Zoroastro y muchos otros dioses más., todos nacieron en circunstancias iguales a Cristo, misma fecha, madre virgen.

Un requisito indispensable para concebir un dios es hacerlo sin sexo, todo por obra y gracia de algún espíritu santo o magia. En eso se basa toda la divinidad; no sexo for you!

Pero no es ese al punto donde quiero llegar, no al menos en este ensayo. Lo que pretendo dejar al descubierto es la razón de los mitos sobre vírgenes en América.

No estoy seguro dónde ni cuándo, creo que la primer virgen que surgió en el Nuevo Continente, fue la de Guadalupe, en México, donde tiene millones de creyentes.

Según la leyenda se le apareció a un campesino -Juan Diego- con el manto floreado y todo el romantiscismo que los católicos creen, adoran y siguen.

Posteriormente otras vírgenes aparecieron por aquí y por allá. La de Suyapa en Honduras, de los Angeles en Costa Rica, Caridad del Cobre en Cuba y muchas otras más. Prácticamente todos los países tienen la suya y, coincidemente, todas se aparecieron a gente humilde (ignorante debo agregar) siendo aceptadas con el tiempo por los diferentes pueblos y también por la Iglesia Católica.

Hay una pregunta muy importante que tiene que hacerse alguien que no se guíe por la fe ciega, pero que quiera saber si es víctima de un engaño, la supertición o si, en efecto, se trata de vírgenes reales apareciendo milagrosamente y siendo las madres de dios.

Cuál es esa pregunta?

Si yo quisiera saber la verdad hasta encontrar una respuesta lógica – y no mágica- me preguntaría: porqué las vírgenes relacionadas con Cristo empezaron a aparecer en América después de la llegada de los españoles (con su fe religiosa) y no antes de Colón?

Porqué los Incas, Mayas, Olmecas, Toltecas y Aztecas, que por milenios poblaron el continente, no fueron visitados, no encontraron ninguna virgen mágica antes de que los evangelizadores católicos llegaran.

Sólo después del descubrimiento y la conquista, cuando la nueva religión comenzó a ser difundida, empezaron a aparecer vírgenes por todas partes, más o menos una en cada país.

Esa pregunta debería ser contestada de una manera satisfactoria y muy clara para que todos aquellos que ponen su fe y esperanzas en esas vírgenes pudieran estar seguros de que todo es verdad y no una superchería.

Adicionalmente sería importante preguntarse, también, porqué las vírgenes cristianas nunca han aparecido en China, India, Japón o Africa. Porqué ni siquiera en Norte América donde difentes tribus de indígenas (Siux, Chellenes, Navajos) habitaron también durante mucho tiempo.

Creo que todas esas vírgenes y sus leyendas fueron plantadas intencional y sistemáticamente por los religiosos católicos, para hacer más fácil su labor de evangelización y tener un “respaldo divino” a su propuesta de Jesucristo como dios y a la vez hijo de dios.

Con el que cree todo eso sin tener interés en saber si está siendo engañado, como lo fueron los que durante milenios siguieron a los sacerdotes egipcios y griegos, con aquellos a quienes no les interesa saber la verdad o tienen miedo a conocerla, con ellos no hay nada que hacer, morirán creyendo. como miles lo han hecho.

Pero en aquellos cuya mente aún conserva un poquito de lucidez e interés por la verdad, no la fe ciega, deberían de hacerse esa pregunta:

Hubo alguna vez once mil vírgenes?

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