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«Pecho de águila» Zelaya juega con 10.000 niños al «Fútbol para la vida»

Tegucigalpa – Héctor «Pecho de águila» Zelaya, el hondureño que anotó el primer gol de su país en un mundial de fútbol, en España’82, abandonó el fútbol en lo mejor de su carrera, a los 24 años de edad, pero las canchas no lo echan de menos porque ahora juega con 10.000 niños a través del programa conocido como «Fútbol para la vida».
 

— «Yo también fui niño y conozco cuáles son los sueños de los niños, aunque muchos no los ven realizados porque nadie les ayuda», expresó Zelaya.

— El alcalde de la capital hondureña considera que el programa ha representado «una luz de esperanza para millares de niños, niñas y adolescentes que se han inspirado en un balón y en una cancha deportiva para canalizar sus vidas mediante una educación integral basada en la solidaridad, el compromiso y la dignidad».

— Uno de los requisitos que se le exige a los niños que quieren participar en «Fútbol para la vida», es que deben estudiar a diario y que nadie tendrá acceso a una pelota si no ha hecho sus tareas, peor si llevan malas calificaciones en la escuela o el colegio.

El programa fue fundado a inicios de 2002 con el auspicio del actual alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, y Héctor Zelaya, una gloria viviente del fútbol hondureño, quien también es admirado y muy querido por las generaciones que no lo vieron jugar, pero que no ignoran su hazaña en España del 16 de junio de 1982.

Desde entonces, el 16 de junio de cada año los hondureños de todas las generaciones recuerdan que en 1982, al minuto siete, en el juego contra España, «Pecho de águila» ponía a ganar a la modesta selección de Honduras, provocando una euforia colectiva en su país y una gran expectación en el mundo del fútbol.

Nadie se imaginaba que la anfitriona España comenzaría perdiendo en Valencia contra Honduras, aunque aquel partido finalizó empatado a un gol.

Los españoles empataron el juego por la forma menos elegante, de penalti, pero ese marcador resultó ser hasta ahora la hazaña más grande de Honduras, que desde 1982 no ha vuelto a clasificar a otro campeonato mundial a nivel mayor.

FÚTBOL PARA LA VIDA.

El alcalde de la capital hondureña considera que el programa ha representado «una luz de esperanza para millares de niños, niñas y adolescentes que se han inspirado en un balón y en una cancha deportiva para canalizar sus vidas mediante una educación integral basada en la solidaridad, el compromiso y la dignidad».

Héctor “Pecho de águila” Zelaya y el alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, en el séptimo aniversario de “Fútbol para la vida”.

En opinión de Álvarez, el éxito del programa, que en abril pasado cumplió siete años, se debe al trabajo de «Pecho de águila» con los niños y niñas, que en su mayoría oscilan entre los cinco y once años.

En el proyecto también figuran equipos juveniles integrados por estudiantes de secundaria y madres adolescentes que requieren una atención integral, comentó Héctor Zelaya en declaraciones a Efe en Tegucigalpa.

Zelaya subrayó que cuando Ricardo Álvarez le propuso que le ayudara a impulsar el programa «Fútbol para la vida», no lo pensó dos veces, porque se trataba de una actividad orientada a apoyar a la niñez hondureña.

«Yo también fui niño y conozco cuáles son los sueños de los niños, aunque muchos no los ven realizados porque nadie les ayuda», expresó Zelaya.

El séptimo aniversario de «Fútbol para la vida» resultó ser una gran fiesta en la que se dieron cita más de 5.000 niños y niñas, que en su mayoría viven en barrios y colonias pobres de Tegucigalpa.

La alegría de los niños, niñas y adolescentes era como un gol reflejado en su rostro, no solo por el aniversario, sino porque ese día hubo una nueva entrega de uniformes y zapatos para jugar al fútbol, algo que muchos de los pequeños nunca se habían puesto por su condición de ser pobres.

El estadio de la Villa Olímpica de la capital hondureña resultó insuficiente para conmemorar los siete años de «Fútbol para la vida», ceremonia a la que también asistió el entrenador de la selección de Honduras que busca la clasificación de este país al Mundial de Sudáfrica 2010, el colombiano Reinaldo Rueda.

Los chicos se emocionaron con Rueda y le pidieron que haga hasta lo imposible por llevar a Honduras al Mundial de Sudáfrica, a lo que el técnico del equipo nacional respondió conmovido que con tanto niño entusiasta y dedicado al fútbol, el futuro del país centroamericano es promisorio.

En “Fútbol para la vida” participan niños pobres de la capital hondureña.

Rueda felicitó al alcalde capitalino, a Héctor Zelaya y al Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) por apoyar el proyecto «Fútbol para la vida», porque fomenta valores a través de la educación y el deporte.

MEJORES HONDUREÑOS.

Uno de los requisitos que se le exige a los niños, niñas y adolescentes que quieren participar en «Fútbol para la vida», es que deben estudiar a diario y que nadie tendrá acceso a una pelota si no ha hecho sus tareas, peor si llevan malas calificaciones en la escuela o el colegio.

«Es posible que muchos no lleguen a destacar en el fútbol de primera división, pero nos basta con que sean personas de bien y que sean solidarios, porque eso también se lo inculcamos», dijo Héctor Zelaya.

El proyecto, que inició hace siete años con 1.300 niños y niñas, ahora atiende a unos

10.000 distribuidos en más de 300 equipos distribuidos en 30 sectores de Tegucigalpa.

Algunos de aquellos niños que iniciaron con el programa «Fútbol para la vida» ahora son jóvenes de 18 o 20 años con una profesión o un empleo seguro, en tanto que otros estudian una carrera universitaria.

También hay muchos que ahora juegan en ligas federadas, mientras que otros sueñan con hacerlo en los clubes capitalinos Olimpia y Motagua, dos de los cuatro equipos con mayor afición en el país.

Zelaya indicó que los dirigentes del Olimpia y el Motagua «han mostrado interés en los semilleros que se están formando en ‘Fútbol para la vida’ porque saben que entre esos niños pueden salir buenos jugadores».

En siete años que lleva el proyecto «Fútbol para la vida» han pasado unos 20.000 chicos, según afirmó «Pecho de águila», quien define como «indescriptible la emoción» que vive en cada encuentro con los niños involucrados en «Fútbol para la vida».

«Me emociona tanto como cuando anoté el gol de Honduras en el Mundial de España, además implica un compromiso por la confianza que me tienen y al afecto que me brindan», acotó Zelaya.

“Fútbol para la vida aglutina a 10.000 niños, niñas y adolescentes de la mano del mundialista Héctor “Pecho de águila” Zelaya y el alcalde Tegucigalpa, Ricardo Álvarez.


Los niños que quieren pertenecer a «Fútbol para la vida» deben estar alejados de pandillas, ser solidarios con sus compañeros de equipo y los vecinos de otras colonias en el sector donde viven.

Adicional al apoyo deportivo, reciben asistencia en medicina general y odontológica, y se les orienta en educación sexual y lo que implica enfermedades como el Sida, el alcoholismo y la drogadicción.

Zelaya considera que al invertir en un programa orientado al fomento de valores en la niñez y la juventud, «lo menos que se puede esperar son mejores hondureños».

El Unicef colabora con «Fútbol para la vida» a través de donaciones de uniformes, zapatos y material educativo para los niños y niñas, para completar la actividad de la alcaldía de Tegucigalpa, que además contribuye con la adquisición de terrenos para canchas deportivas y el mejoramiento de las que están malas.

ÍDOLOS EXTRANJEROS.

Mientras el proyecto «Fútbol para la vida» continúe, «Pecho de águila» seguirá compartiendo con miles de niños pobres hondureños que no solo juegan con la pelota, sino también a ser tan buenos como sus ídolos, en su mayoría extranjeros.

En las polvorientas canchas de los barrios y colonias pobres de Tegucigalpa en los que tiene presencia «Fútbol para la vida», abundan niños y niñas que juegan a ser Ronaldinho, Messi, Kaká, Raúl y Ronaldo, entre muchos otros extranjeros, o sus compatriotas Wilson Palacios, que juega en Inglaterra, y David Suazo, quien acaba de coronarse campeón con el Inter, de Italia.

En el proyecto “Fútbol para la vida” hay una treintena de equipos integrados por colegialas.

En esas canchas también se enfrentan los grandes del Inter y Real Madrid. No es extraño un partido entre el Manchester United y el Chelsea, o Barcelona de visita ante el Milan, porque los nombres de equipos europeos no faltan en «Fútbol para la vida».

Igual se puede jugar un clásico nacional entre Olimpia y Motagua, que suele terminar con lágrimas de tristeza por la derrota, o con la alegría del triunfo y el gol dibujado en una sonrisa del tamaño de la cancha.

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