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Pacientes con cáncer lanzan desesperado llamado por falta de medicamentos: “Lo que nos toca es esperar la muerte”

Tegucigalpa- Pacientes oncológicos del Hospital General San Felipe han alzado la voz entre el dolor, la impotencia y la desesperanza. Denuncian que desde hace más de dos meses no hay tratamientos ni medicamentos para quimioterapia, situación que ha obligado a muchos a endeudarse o a realizar rifas, noches benéficas y ventas improvisadas para poder seguir luchando por su vida.

“Cada 28 días necesito mi quimio y el medicamento cuesta entre 14 mil y 22 mil lempiras. Yo no tengo esa capacidad. Lo que nos toca es esperar la muerte”, expresó don Juan Carlos Corrales, un paciente procedente de Trojes, El Paraíso, quien pidió al gobierno “que se dejen de politiquerías y vean que nos estamos muriendo”.

Los tratamientos que deberían ser proporcionados por el Estado se han convertido en un lujo inalcanzable para la mayoría de los pacientes. La situación es especialmente crítica para quienes provienen de zonas rurales y deben asumir, además del tratamiento, los costos de traslado, estadía y alimentación.

“Hoy no estamos pidiendo lujos, estamos pidiendo la posibilidad de vivir”, dijo don Juan Carlos, quien junto a otros pacientes y familiares exige una respuesta urgente del gobierno.

Una señora, quien acompañaba a su tía ingresada desde hace siete semanas en el hospital, mostró públicamente documentos que evidencian el gasto de su familia en medicamentos básicos como la albúmina, una solución inyectable indispensable para pacientes en estado crítico. “Eso es solo una parte mínima. Aquí no hay ni lo básico. La salud no es prioridad para este gobierno”, dijo con indignación.

“En 6 frascos de albumina, gastamos 8,135 lempiras y ese es el gasto mínimo que hemos tenido”, denunció.

La albúmina, obtenida a partir del plasma humano, es esencial para estabilizar el volumen sanguíneo y facilitar el transporte de hormonas y medicamentos. Sin embargo, como muchos otros insumos, brilla por su ausencia en los estantes del hospital.

La situación, calificada por defensores de derechos humanos como una violación al derecho a la salud, se agrava mientras las autoridades guardan silencio o se escudan en procesos burocráticos y presupuestos ya comprometidos. Mientras tanto, los pacientes viven en una cuenta regresiva que no da tregua.LB

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