Otras lecturas a luz del plan Obama

Por: Ricardo Puerta 
Este artículo se origina con una pregunta: ¿Cómo evaluamos el Plan Obama contenido en la orden ejecutiva del 20 de noviembre?
El término de “victoria pírrica” proviene del mundo militar. Se usa cuando el vencedor sufre tantas pérdidas que su aparente triunfo se convierte en una derrota real. Pirro (318-272 a.c.) rey de Epiro y Macedonia originó el concepto durante su carrera militar.  Fue uno de los mejores generales de su época. Venció a los romanos pero perdió tantos soldados en una batalla, que al regresar triunfante dijo: “Otra victoria como ésta y volveré solo a casa”. 

Hoy en día,  victoria  pírrica significa en política  “ganar la batalla y perder la guerra”. Y en esa acepción se utiliza aquí. Ello bien describe lo que está pasando con el Plan Obama cuando actúa por decreto ejecutivo. Haciendo eso, reconoce sin querer o queriendo, que no puede lograr la Reforma Inmigratoria Integral que necesita el país del Norte –y que sin duda sería también de gran beneficio para  Honduras.
Los nacionales que se han ido de Honduras al extranjero, en su gran mayoría  –88% del total—prefieren a Estados Unidos como país de destino. Como resultado de una emigración que se disparó masivamente después del Huracán Mitch en 1998, en EUA viven ya poco más del millón de personas “de origen hondureño”, según la Oficina del Censo de ese país.
Estados Unidos  necesita actualizar radicalmente la normativa e institucionalidad inmigratoria que permite entrar a su territorio. Constituye un tema de sumo interés nacional e internacional. Como país de destino–aún sigue reteniendo el mayor atractivo y mostrando el mayor flujo y reflujo de migrantes en el mundo. Pero por falta de ajustes periódicos, su sistema inmigratorio ha evolucionado hacia lo disfuncional,  con malas prácticas y violador de derechos humanos,  sobre todo en las dos últimas décadas. Condición impropia para una nación que se autodefine “de inmigrantes” y que internacionalmente con frecuencia se percibe como  ejemplo de logros civilizadores.
El “Green card” de Obama
Después de casi dos años de negociaciones, compromisos y consensos, el 27 de junio de  2013 el Senado norteamericano aprobó,  con apoyo bipartidista, el histórico proyecto de Reforma inmigratoria integral. Considerado por muchos como el cambio más importante por los últimos 25 años en el sistema migratorio estadounidense.  Sin embargo,   lo aprobado en el Senado,  se estancó al llegar a la Cámara de Representantes, por la oposición de la mayoría republicana; y hasta hoy, sigue durmiendo en el sueño de los justos.
Hoy alrededor de 11.2 millones de indocumentados viven en Estados Unidos, menos que en el 2007 cuando sumaban 12.2 millones.
Obama prometió buscarle solución al tema migratorio, tras las elecciones intermedias de noviembre pasado, pero vía órdenes ejecutivas. La orden o decreto ejecutivo es un poder discrecional que le concede la Ley al Presidente de Estados Unidos para hacer cambios de política pública y dar solución temporal a asuntos de interés nacional que el Congreso no soluciona. Ha sido utilizado en el pasado por los presidentes Bush  –padre e hijo— modificando leyes que tuvieron antes una aprobación bipartidista.
El plan anunciado por Obama concede permiso temporal de trabajo por tres años en Estados Unidos a 3.5 millones de padres indocumentados que se encuentran viviendo  en ese país desde hace 5 años o más y que tienen un hijo o hija, no importa la edad actual,   nacida en Estados Unidos o que es residente legal permanente –posee el green card –de ese país.
Bajo ese aspecto pueden recibir un permiso de trabajo los hijos de padres indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo menores de edad, sin la debida documentación migratoria, condición irregular que todavía mantienen. Entre los hijos/hijas elegibles para este beneficio suman unos 300 mil jóvenes hoy en EUA.
El Plan amplía también la elegibilidad del programa DACA, el cual se originó en el 2012 por una orden ejecutiva de Obama. Favorece a los adultos jóvenes llegados a Estados Unidos antes del 1 de enero 2010, cuando aún eran menores de Edad. La fecha de corte era antes el 15 de junio 2007. La expansión de cobertura permitiría agregar unos 330 elegibles al 1.5 millones que ya eran candidatos para el Programa DACA.
Entre padres e hijos favorecidos por el nuevo plan Obama sumarían unos 3.9 millones de indocumentados,  que debido a ello están también protegidos contra deportaciones.

Del poco más de un millón de personas de origen hondureño que vive en Estados Unidos, unos 350 mil permanece como inmigrantes sin papeles; de ese total, 172 mil ó el equivalente al 49% podrían beneficiarse por el nuevo Plan en calidad de padres o hijos.  Los interesados que serán favorecidos  deben seguir limpios de antecedentes penales. Disponen de 180 días para preparar su caso y presentarlo ante  las autoridades migratorias. Todavía ni siquiera están impresos los formularios que usará el Gobierno para tal proceso.

DE JEFE DE LOS DEPORTADORES A GRAN PROTECTOR DE LOS INDOCUMENTADOS

Antes de este nuevo Plan, Barack Obama era el Presidente norteamericano que más indocumentados había deportado en la historia de ese país. Ahora, con el Plan, un indocumentado podrá permanecer y trabajar en EUA sin ser deportado.
El Plan Obama podrá beneficiar en total alrededor de 4 millones de indocumentados: 3.5 millones de padres, unos 350 mil hijos de indocumentados, más otros 270 mil hijos por la ampliación del programa DACA.

Para ser elegible, los padres deben haber llegado a Estados Unidos antes del 1 de enero de 2010, estar libres de antecedentes penales, haber permanecido en el país al menos por 5 años continuos y tener hijo nacido en EUA antes del 20 de noviembre de 2014 o que ya tenga residencia legal estadounidense, sin importar la edad actual.
Los 650 mil hijos indocumentados son también elegibles a recibir un permiso de trabajo por 3 años y estar protegidos contra la deportación, si llegaron a los Estados Unidos con menos de 16 años de edad y tengan ahora cualquier edad.
Fuente: Pew Hispanic Center 

Los Republicanos se atrincheran
Como Obama está decidido a actuar a través de órdenes ejecutivas, los Republicanos quieren llevar ante la justicia norteamericana las decisiones migratorias que adopte por ese medio.   Las consideran “inconstitucionales”.  Incluso lo acusan de estar actuando como “emperador o rey” y no como el Presidente de un Estado democrático moderno donde impera la Ley.
Las posiciones republicanas hacia la Reforma varían y por razones distintas. Unos, en mayoría, que están muy relacionados e influenciados por el Movimiento conservador del Tea Party, no quieren ninguna normalización para los casi 11.3 millones de indocumentados que viven hoy en Estados Unidos.
Otros, en minoría, apoyan la Reforma por motivos políticos: quieren captar para el Partido Republicano más votos latino en las próximas elecciones, una comunidad electoral de 25.2 millones de votantes, históricamente demócrata, en donde escasamente la mitad vota en cada contienda electoral. Otros  apoyan la Reforma por motivos económicos. Les interesa la mano barata para sus empresas, mejor si los potenciales son migrantes indocumentados. Por estar sin papeles, trabajan en silencio y sin hacer reclamos, aún cuando son explotados laboralmente, o de otra forma.
Los republicanos  que apoyan una Reforma Inmigratoria,  quieren una solución bipartidista y bicameral al desactualizado sistema migratorio que tiene el país. Confían en lograrla usando el nuevo control mayoritario que poseen en ambas Cámaras del poder Legislativo, a instalarse en Washington en enero  próximo. 
Es poco probable que a partir del 2015, los Republicanos—siendo mayoría en ambas Cámaras—den al presidente Obama la oportunidad de ser “el ángel de la reforma” migratoria. La gran mayoría apuesta a que el legado Obama pase a la historia como el “lastre” y no como la “cabeza” de la reforma.
 
Un Obama desdibujado
La aplastante victoria electoral republicana marcó un nuevo hito en la era republicana de ese país. Una magnitud de tal triunfo no se veía desde que George Bush fue reelecto a la Presidencia de Estados Unidos en el año 2004. El amplio margen no lo disfrutaban los Republicanos en la Cámara Baja desde 1946,  en tiempos del Demócrata Presidente Harry Truman, hace casi 70 años. 
A  los resultados anteriores se suman las derrotas demócratas en las elecciones legislativas de 2012, 2010 y 2008. Esto ha marcado a Obama como el presidente que durante los dos mandatos su partido haya perdido más asientos en el legislativo que Dwight  D. Eisenhower, Presidente Republicano, que también se mantuvo por dos mandatos consecutivos en la Casa Blanca (1953-1961) y tenía en su haber ese infeliz logro. 
La victoria republicana tiene otro valor aún más significativo en términos políticos, sobre todo aceptando que para lograr la Reforma Inmigratoria es necesario contar con una activa y masiva participación ciudadana que promueva la aceptación a los niveles locales. La victoria republicana rompió la efectiva coalición de votantes que llevó a Obama al poder en el 2008, integrada por mujeres, jóvenes, negros e hispanos. Para desgracia del Partido Demócrata, esas redes de votantes la perdieron pero aún suman un decisivo diferencial,  todavía indispensable,  para ganar cualquier elección estadounidense. Sin embargo, en la elección última de noviembre la asistencia a las elecciones fue solo del 36.3%, la peor en 72 años, aunque todavía no se convirtió en record histórico nacional. En los comicios de 1942 un poco menos del 33% de los votantes del país del Norte acudió a las urnas. 
El porcentaje de abstención en las elecciones intermedias pasadas significa también algo aún peor en la ejemplar democracia norteamericana. Pues en ninguno  de los 50 Estados del país el voto efectivo superó el deseado margen del 60% en relación a la población registrada a votar.
Uno de los logros positivos en las pasadas elecciones de noviembre es que por primera vez en la historia del país, fueron electas 100 mujeres al poder Legislativo, demostrando que la agenda social sigue presente en el electorado que ejerció su votó. Esa tendencia sin duda beneficiaría a Hillary Clinton, si resulta ser la candidata demócrata a la presidencia en la elección que se llevará cabo en noviembre del 2016. Clinton califica de “histórico” el paso dado por Obama sobre migración, pero a medida se acerque la contienda electoral,  se distanciará del mandatario, sobre todo en lo que ha hecho durante su  último mandato, y dentro de éste, los dos últimos años. 
Por el tiempo que le queda de mandato, el presidente Obama sólo podrá hacer lo que le permita la oposición y los miembros de su propio Partido. Con el agravante, que Obama como líder máximo de la nación  sigue perdiendo popularidad en el electorado. Es el presidente que más indocumentados ha deportado: más de 2 millones en los primeros cinco años, con un promedio de 400 mil por año, ganándole a George Busch, quien tenía antes ese infeliz récord.
 
Conclusión

El mismo día del lanzamiento, 20 de noviembre, 2014, el Plan Obama produjo una gran  alegría  en los casi 4 millones de favorecidos que poseen las condiciones requeridas. Pero ese mismo día también produjo una profunda tristeza en los restantes 7 millones y medio de indocumentados que no cumplen con  los requisitos y que esperaban en el decreto ejecutivo de Obama una solución migratoria integral que beneficiara a todos. Y es justamente en la exagerada diferencia que existen entre esas dos cifras sentimentales –1/3 de alegres contra 2/3 de frustrados— que el Plan Obama resulta hasta ahora en un clara victoria pírrica.

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