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Ortega cumple siete años en el poder con la mirada puesta en otro mandato

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Managua – El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cumplió el viernes siete años en el poder en medio de su segundo mandato consecutivo, con la aspiración de repetir en el cargo en 2017, y con duras críticas opositoras que lo catalogan de «dictador».
 

Analistas consultados por Efe señalaron que el Ejecutivo sandinista tiene como meta este año aprobar en el Congreso, donde tiene una mayoría cualificada de 64 de los 92 diputados, una reforma constitucional que da más poderes a Ortega y a los militares.

Con esas enmiendas, Ortega podría buscar la reelección en noviembre de 2016 y ganar los comicios en primera vuelta con la mayoría simple de votos.


Su esposa, Rosario Murillo, afirmó en septiembre de 2012 en un acto electoral de su partido que Ortega «tiene que ganar las elecciones en 2016», con lo que asumiría el cargo en enero de 2017.

Ortega, de 68 años, quien fue reelegido en 2011 para su tercer mandato y segundo consecutivo con un 62,45 % de los votos tras una cuestionada candidatura y una jornada electoral plagada de denuncias de irregularidades, mantiene un alto nivel de popularidad, según las encuestas.

El gobernante, un exguerrillero marxista, lleva casi la mitad de su vida como líder indiscutible del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) por el que se presentó en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006 y 2011, y podrá aspirar a su séptima candidatura en 2016, si, como se espera, la reforma es aprobada definitivamente.

Esas reformas prevén ampliar los poderes del presidente y le facultan para emitir decretos ejecutivos con fuerza de ley.

También dan potestad al presidente para nombrar a militares en instituciones civiles y mantener a los funcionarios de todos los poderes del Estado por el tiempo que estime conveniente.

La mayoría oficialista en el Legislativo aprobó el 10 de diciembre pasado, en el primero de dos debates, esos polémicos cambios.

El diputado oficialista Gustavo Porras dijo a Efe que en febrero próximo se discutirán en el pleno cambios en 39 artículos constitucionales y la derogación de otros ocho, con el objetivo de legalizar el modelo vertical o de democracia directa que pone en práctica el Gobierno sandinista al margen de la Constitución.

El plan prevé devolver a Ortega los poderes que tenía con la Carta Magna de 1987, en el primer régimen sandinista, aunque con mayores facultades y algunas novedades conceptuales.

Actualmente, Ortega es considerado por distintos sectores como el presidente de Nicaragua con más poder desde el dictador Anastasio Somoza Debayle, debido a que su partido, el FSLN, domina los cuatro poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral), así como la mayoría de gobiernos municipales.

Además, es el jefe supremo de la Policía Nacional y del Ejército.

La oposición, que cada día acusa más a Ortega de «dictador», anunció que pese a ser minoría en el Congreso espera poder «influir» en que se cambien algunas de las propuestas en las leyes vinculadas a la reforma Constitucional, entre ellas las del Código Militar, dijo a Efe el diputado liberal Eduardo Montealegre.

La propuesta de reforma del Código Militar, enviada por Ortega en diciembre pasado, prevé el regreso de militares retirados al Ejército y plantea que los altos mandos puedan ocupar cargos que no sean de elección popular en las instituciones del Estado.

Asimismo, amplía los años de servicio de 35 a 40, con 65 años como edad máxima de retiro, y no 60 como es en la actualidad.

También deja a discreción del presidente extender el plazo de forma indefinida al jefe del Ejército, al que podrá destituir por «insubordinación».

Según distintos sectores, incluido el Episcopado nicaragüense, la reforma apuntala la perpetuación en el ejercicio del poder, la concentración del poder en unos pocos, el control social mediante organismos partidarios y la militarización del Estado.

La oposición acusa a Ortega de haber destruido el incipiente sistema democrático y dinamitado los cimientos de la República, lo cual es rechazado por los sandinistas.

«Hay que decirlo con todas sus letras: el padre de la democracia nicaragüense es el FSLN. El FSLN hizo posible una ley de partidos, hizo posible elecciones, es el padre de la democracia en Nicaragua», señaló en su defensa el diputado oficialista Jacinto Suárez.

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