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Mujeres, la mitad de la historia bicentenaria no contada

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital/ Por Lilian Ester Bonilla) – Honduras llega a su Bicentenario; 200 años de historia que arrastran problemas estructurales, pero también logros dignos de reconocer. La influencia de las mujeres que han dejado huella en la historia de este país es potente pero poco divulgada y menos reconocida.

Bicentenario preciso para recordar a quienes han dejado un legado 

Son mujeres ilustres que a lo largo de este bicentenario se han destacado en distintas áreas engrandeciendo la patria y dejando un legado invaluable.

En el transcurrir de dos centurias los cambios se van mostrando, pero el papel de la mujer en distintos puntos de la historia, sin importar la complejidad, la discriminación, la inequidad, el machismo e incluso las amenazas, dejan ver como ellas se han abierto camino.

Es impensable una sociedad sin la participación de las mujeres, dijo a Proceso Digital, la directora de la editorial Guaymuras, Isolda Arita Melzer.

“Somos la otra mitad de la historia que no ha sido contada. En realidad, muy poco sabemos todavía de la vida de las mujeres, sobre todo antes del siglo XX”.

En este sentido, es obligado destacar los trabajos de la historiadora Leticia de Oyuela, que emprendió en archivos judiciales y eclesiásticos, una búsqueda incansable del papel de las mujeres en la historia de Honduras, muchas veces invisibilizado por la historia oficial, añadió.

Isolda Arita

Arita Melzer, hizo referencia en los trabajos de Oyuela y dijo que en ellos queda claro que mientras los hombres sembraron muerte y destrucción en incontables escaramuzas y guerras civiles, las mujeres sostenían las haciendas, la economía doméstica, las tradiciones y la sobrevivencia de sus familias a como diera lugar.

“Históricamente, sobre los hombros de las mujeres han recaído las catástrofes provocadas por la violencia política y criminal de los hombres que han ejercido el poder en todos los ámbitos. Gracias a ellas, la vida cotidiana de las familias y la economía de subsistencia han continuado, y eso no es poco decir”.

A criterio de la reputada periodista y editora, el legado más grande de las mujeres en décadas pasadas, no sólo para las mismas féminas sino para el país, ha sido la capacidad de resistir y sobreponerse a las adversidades.

Eso que ahora denominan “resiliencia”, dice la directora de Editorial Guaymuras. “nuestras antepasadas tuvieron que enfrentar obstáculos impensables en esos días para hacer valer sus derechos, sostener a sus familias, es decir, nunca se dieron por vencidas”.

Destaca también el sentido de responsabilidad ciudadana de quienes nos antecedieron. Por ejemplo, ellas estuvieron en primera fila en la lucha contra la dictadura de Carías y, sin su apoyo decidido, la huelga bananera de 1954 no se hubiera podido sostener por tantos días. Y más recientemente, en la fatídica década de 1980, “no podemos olvidar el papel de las mujeres en la lucha por el respeto a los derechos humanos, especialmente contra la nefasta práctica de la desaparición forzada”, recordó.

Huellas de mujer marcadas en ideales, letras, pintura y notas musicales

La historia minimiza el aporte de las mujeres en las luchas independentistas y las relega a “esposas de ilustres varones” o a “mujeres que brindaron apoyo logístico, alimentación, costura y atenciones” a los prominentes patriotas.  Pero mujeres como María Josefa Valero Morales compañera de José Cecilio del Valle; Micaela Josefa Quezada Borjas esposa y compañera de ideales políticos y luchas de Dionisio de Herrera; su hermana, Guadalupe Quezada Borjas; madre de Francisco Morazán, influyente educadora y formadora del pensamiento de su hijo, fueron mujeres que inspiraron y alentaron a esos patriotas en la lucha por la independencia y causas sociales justas.

Igualmente hubo mujeres que aportaron y sostuvieron la economía durante la causa independentista y las luchas por consolidar la República, entre ellas resaltan Margarita Lozano y Borjas y sus hijas Josefa, Petrona, Lucia y Dolores Lastiri Lozano, quienes igualmente se comprometieron con los ideales centroamericanistas, más allá de sus matrimonios.

Nahúm Valladares, cronista de la ciudad capital, Tegucigalpa, anota que al hacer un repaso de la historia brillan los nombres de varones ilustres como Valle, Herrera, Morazán, Cabañas, Reyes y tantos otros que encendieron la llama de la libertad, que lucharon para la emancipación para crear el Estado y cimentar la nacionalidad.

Nahúm Valladares y Valladares

En el caso de las mujeres—acota– durante el Siglo XIX y gran parte de la mitad del Siglo XX, “sus nombres no brillaban con todo el resplandor que esparcían sus valiosos aportes en las letras, su pensamiento político y en la noble misión de la enseñanza (educadoras), pero, encontramos maestras como las jóvenes SevillaGómez, Francisca Reyes, las profesoras Borjas y muchas otras que contribuyeron para forjar los valores cívicos y morales como base del orgullo nacional”.

María Josefa Lastiri Lozano

Hubo mujeres como María Josefa Lastiri Lozano que puso en manos de su esposo, el General Morazán, la fortuna familiar que heredó para que el héroe la destinara a la lucha por la unidad de Centroamérica, recordó.

Pese a esas barreras levantadas por la marginalidad de la que eran víctimas las hondureñas, ellas no desfallecían en sus propósitos para que se les otorgaran sus derechos de participación y con estoicismo muchas se lanzaron a la lucha para incursionar en los campos que los hombres habían tomado en ostensible discriminación de género.

Es entonces que las mujeres decididas comenzaron a romper los velos de la desigualdad, a escribir para que se les tomara en cuenta, a pintar para expresar sus ideas en el arte, a participar en los movimientos políticos donde “únicamente se les tomaba en cuenta como elementos de apoyo”.

Valladares describió la relevancia de Visitación Padilla, maestra y enjundiosa escritora, cuyas obras contenían altos conceptos políticos y firmes propósitos de obtener para la mujer hondureña el derecho a participar como ciudadana en la vida de la nación. – Mujer de origen humilde, nacida en Talanga en el año de 1882 organizó en 1923 la primera agrupación femenina y emprendió con grandes esfuerzos obras a favor de la niñez, detalló.

Lucila Gamero de Medina

Seguidamente, enunció a Lucila Gamero de Medina otra exponente de la intelectualidad femenina de Honduras, nació en Danlí en 1873 dedicándose desde muy joven a escribir ya que apenas contaba con 23 años cuando publicó su novela “Adriana y Margarita”. Pero la obra que selló su nombre en la literatura hondureña fue “Blanca Olmedo”.

Asimismo, mencionó a Teresita Fortín que nació en San José de Yuscarán en 1885, y comenzó a pintar como un pasatiempo, pero el arte que fluía de sus prodigiosas manos se consagró con las enseñanzas de sus grandes maestros Pablo Zelaya Sierra y Max Euceda.

Teresita plasmaba en sus lienzos situaciones y personajes sin el abuso de los colores, con el dominio de luces y sombras en cada una de sus obras. Sus ojos cansados de pintar se cerraron cuando arribó a los 97 años, dejando su nombre en la galería de los grandes artistas del pincel en nuestro país, recordó el cronista y comunicador.

Argentina Díaz Lozano

En su relato a Proceso Digital, Nahúm Valladares y Valladares menciona a Argentina Díaz Lozano, novelista y periodista copaneca, orgullo de las letras hondureñas, nació en 1912 y la mayor parte de su vida literaria tuvo como escenario la tierra guatemalteca. – Con su novela “Peregrinaje” ganó en 1943 el Concurso Latinoamericano patrocinado por la Unión Panamericana y en 1968 el Estado de Honduras le reconoció sus méritos al otorgarle el Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”.

También, se suma a la lista de mujeres que dejaron huella, Francisca Raquel Navas Gardela, más conocida en el ámbito de las letras hondureñas como Paca Navas de Miralda, nació en Juticalpa en 1900 pero muy joven dejó las pampas olanchanas y emigró con sus padres a La Ceiba. Fue una fina escritora e inspirada poetisa, vivió unos años en Guatemala donde editó su más reconocida obra, la novela  “Barro”. Falleció en los Estados Unidos en un condado de Washington donde había fijado su residencia en 1971.

Valladares y Valladares, dice que nadie puede ni debe olvidar a Clementina Suárez   la poeta olanchana, como a ella le gustaba que la llamaran y no “la poetisa”, vio la luz del mundo en 1906, representó una época de gran significación en la literatura hondureña.

El cronista de la ciudad describió a Clementina como “poseedora de una gran sensibilidad, que hizo vagar su espíritu entre el danzar de las musas con su primera gran inspiración “Corazón Sangrante” en 1930”.

Apesarado, el escritor comenta que “su vida fue cegada por criminales que se aprovecharon de su soledad para ensangrentar sus manos y arrebatarle a la Patria a una de sus más inspiradoras hijas”.

El entrevistado indicó que tampoco se puede dejar de mencionar en la historia a Lydia Handal, inspirada compositora nacional originaria de San Pedro Sula, autora de muchas canciones con sabor hondureño siendo una de las más conocidas “El Bananero” y el bolero “Jamás”, y no podemos obviar en este campo del arte a Doña Serafina Milla la compositora ocotepecana autora de “Maizales”, apostilló.

Derechos Políticos

Ya entrando en la lucha por lograr derechos políticos en el arribo a los 200 años de vida independiente, hay que sumar los nombres de otras valiosas exponentes del feminismo que a finales de los años cuarenta y en los primeros de la década de los cincuenta, del siglo XX, emprendieron una gran lucha.

En este espacio Nahúm Valladares y Valladares mencionó los nombres de:  Victoria Buchard de CastellónMaría Trinidad del CidCarmelina de MoncadaOlimpia Varela y VarelaElvira de Díaz MedinaJuanita de López PinedaEstela de Pineda UgarteAlma de SalgadoAlba Alonzo de QuezadaCorina FálopeMaría Luisa SotoAntonia SuazoNatalia Mazier y María Carlota Falk.

De igual forma indicó que hubo muchas otras que alzaron sus voces y trabajaron arduamente para lograr que el 25 de enero de 1955 se emitiera el Decreto Ley número 29 otorgándole los derechos políticos a la mujer hondureña.

Las que abrieron camino como empresarias, profesionales y políticas

Doña Rosario Sagastume de Ferrari

Proceso Digital buscó identificar las primeras mujeres en aventurarse en el mundo empresarial, y el cronista de la ciudad capital contestó que en esa área hubo mujeres excepcionales y exitosas empresarias como doña Enriqueta Girón de Lazarus que mantuvo por muchos años la más fuerte cadena de cinematógrafos en Honduras y Doña Rosario Sagastume de Ferrari “La dama de la Comunicación” co-fundadora del ahora consorcio Emisoras Unidas y Televicentro.

Asimismo, se indagó sobre quiénes fueron las mujeres que rompieron las barreras para llegar a las aulas universitarias y las valientes que se lanzaron a la aventura de la política.

En este apartado dijo que efectivamente “esta semblanza quedaría inconclusa si no le hiciéramos un reconocimiento a las primeras mujeres profesionales, Corina Barahona, primera doctora en farmacia; Martha Raudales de Midence, primera médica; Irma Acosta de Fortín, primera ingeniera; Alba Alonzo de Quezada, primera abogada; Cristina Rubio, primera locutora; Argentina Díaz Lozano, primera periodista”.

Seguidamente dijo “y a las que incursionaron en la política para obtener el respaldo del pueblo a través de los votos y llegar en 1957 por primera vez en la historia de Honduras al Congreso Nacional en condición de diputadas, Carmen Griffin de Lefevre por Cortés; Carmen Meléndez de Cálix Oliva por Atlántida y Herlinda Landa Blanco de Bonilla por Francisco Morazán”.

La mujer ha tenido una participación trascendente, aunque en muchas ocasiones invisibilizada

Rubén Darío Paz.

En muchas etapas de la historia de Honduras, la participación de la mujer injustamente ha sido invisibilizada, pero eso no quiere decir que ellas no hayan tenido una participación trascendente en la construcción social, dijo el escritor y docente universitario Rubén Darío Paz.

Y en el marco del bicentenario de la independencia, tampoco podemos soslayar que el proceso de independencia en el caso centroamericano fue distinto si lo comparamos con otras regiones del continente, donde las luchas duraron muchos años y la participación de las mujeres fue más evidente, manifestó.

Seguidamente explicó que, “aquí las élites gobernantes de ese entonces acordaron darles la independencia a las provincias, y por decreto en 1821, establecieron que ya éramos libres del yugo español.  Al momento de la organización del Estado, (1821-1850) fueron los hombres quienes asumieron el liderazgo, era una Honduras con escasa población y analfabeta, con caminos de herraduras, con alta ruralidad, quizás las poblacionales ligeramente urbanas eran Comayagua, Tegucigalpa, Choluteca, Danlí y Gracias”, justificó.

“De ahí que, al buscar próceres fundadores, sólo aparecen hombres, pero, sabemos que el país atravesó por largas etapas de inestabilidad, dilatadas guerras civiles, y la mujer fue relegada”, afirmó.

El historiador subrayó que, “debemos reconocer que algunas instituciones llegaron tarde al país, ejemplo de ello, fue la Academia del Genio Emprendedor y del Buen Gusto, que después se estableció en 1847 como Universidad Nacional, pero de igual forma el ingreso era exclusivo para hombres, y en esos listados de egresados por varias décadas únicamente figuraron varones. La escuela básica inicialmente fue para ellos, posteriormente para niñas, incluso durante muchas décadas las escuelas funcionaron separadas”.

En 1876 al iniciarse la Reforma Liberal, con el liderazgo de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa, “el panorama de Honduras fue alentador, de hecho, es el único programa de reformas en nuestra historia, que alcanzó logros notables, sin olvidar que también se cometieron errores”.  En ese entonces se insertó al país en un mercado internacional, se crearon algunos códigos, se organizó la Tipografía Nacional, se crearon colegios de segunda enseñanza, se organizó el Archivo Nacional y la Biblioteca, se mejoraron los caminos y carreteras, sin embargo, el rol de la mujer siguió siendo anónimo”, externó.  

Lucila Gamero de Medina

“Pero ya casi a finales del siglo XIX irrumpe en las letras hondureñas, la danlidense Lucila Gamero de Medina, debió ser significativo que ella como mujer en un mundo donde solo escribían hombres, aportará una serie de publicaciones, sus obras siguen valorándose” remarcó.

Paz expuso a Proceso Digital, que, pese a la hostilidad, hubo mujeres que lograron abrirse espacio en los convulsivos años de la primera mitad del siglo XX.

En ese sentido relató hechos históricos que indican que las guerras fratricidas fueron la constante sobre todo en los primeros 33 años del siglo XX, la inestabilidad fue enorme, sin embargo, aparecen en el escenario mujeres de la talla moral de Graciela Amaya de García, quien llegó a Honduras procedente de El Salvador en 1915, fue militante del Partido Comunista y se involucró  en la organización sindical y femenina, activando en la Sociedad Cultural Femenina, fundada en 1926, sus luchas y  testimonio se describen en “Páginas de lucha revolucionaria en Centroamérica”, publicado en México, ahí mismo sostiene: “He sufrido prisión, destierro, persecución y vigilancias constantes en Guatemala, El Salvador y principalmente en Honduras.»

Visitación Padilla, maestra y luchadora incansable

Coincidiendo con lo expuesto por Nahum Valladares, el historiador Paz mencionó que, de igual trascendencia a Amaya García, resalta Visitación Padilla, “maestra, luchadora, con ideas avanzadas y reclamando la participación de la mujer, convirtiéndose en una de las pioneras del feminismo en Honduras, ella protestó, junto a Froylán Turcios, contra la presencia de tropas norteamericanas que desfilaron en Tegucigalpa en 1924. Junto a otras mujeres organizó la Sociedad Cultural Femenina en 1926, en Tegucigalpa, considerada la primera organización de mujeres que hubo en el país”.

Esta organización logró fundar la primera Escuela Nocturna para Adultos, con apertura a las trabajadoras domésticas, vendedoras ambulantes y amas de casa.

Mercedes Agurcia Membreño

Seguidamente, Paz expuso que, especial mención merece Mercedes Agurcia Membreño, dramaturga y directora teatral, su vida trascendió dedicada al impulso de las artes escénicas y al fomento cultural, organizó en 1926 la Academia de Música “Santa Cecilia” en la que se enseñaba piano, violín, historia de la cultura, cultura general y teatro. Dirigió exitosamente el teatro Nacional “Manuel Bonilla” por muchos años, también se le recuerda como la fundadora del Teatro Infantil de Honduras (TIH) y lo sostuvo con sus propios fondos y los simbólicos pagos de las alumnas. Posteriormente, este se convirtió en la Escuela Nacional de Danza que, en su honor, lleva su nombre.

Para esos años en ciudades como San Pedro Sula, Graciela Bográn, realizando esfuerzos notables publicó la revista mensual Alma Latina, en un formato agradable y con abundante información cultural.

Reivindicaciones

En su plática con Proceso Digital el historiador dio a conocer las primeras luchas de la mujer en movimientos políticos y sociales de Honduras.

Relató que, “de muy mal recuerdo fue la masacre de San Pedro Sula en julio de 1944, un grupo de mujeres iniciaron una protesta pacífica contra el continuismo del dictador Tiburcio Carias Andino, esta marcha terminó en una masacre, muchas personas fueron golpeadas, otras perseguidas, otras tuvieron que irse al exilio”.  Recordó que nunca hubo un informe sobre aquella jornada represiva.

Diez años después, en lo que se conoce como la gran huelga bananera de 1954, movimiento que paralizó a Honduras por 69 días, la mujer jugó un papel determinante, y estuvo presente en las tomas de carreteras, incluso en campos bananeros, fueron ellas las que sostuvieron el movimiento, prosiguió.

El derecho al voto, a elegir y ser electa, también fue producto de manifestaciones callejeras y luchas políticas. Asimismo, en las grandes luchas del campesinado exigiendo reforma agraria, en las luchas magisteriales, la mujer siempre alcanzó notoriedad. De ahí que al revisar otras masacres producto de protestas populares, también aparecen nombres de mujeres, “sino revisemos la Talanquera, Los Horcones, El Astillero o la lista de desaparecidos de los años ochenta”, remarcó el entrevistado, refiriéndose a causas por la justicia social y las violaciones a los derechos humanos en cada una de ellas.

Retos pendientes en la lucha femenina

En el marco del Bicentenario además de hacer remembranza de valiosas mujeres en la historia, también es preciso reflexionar, en el presente y en lo que avizora el porvenir.

En ese sentido los entrevistados que han dado una mirada a la historia llegan a similares conclusiones.

Isolda Arita

Para Isolda Arita, las mujeres han logrado superar muchas barreras en el ámbito público. “Formalmente hablando, hemos logrado la igualdad de derechos y una normativa, como la Ley contra la violencia doméstica que, supuestamente, nos protege de manera particular de este flagelo”.

Sin embargo, como dice la sabiduría popular, “del dicho al hecho hay mucho trecho”. La vida privada de muchísimas mujeres continúa siendo un infierno, atrapadas en relaciones violentas de las que no se atreven, o no pueden, salir. Y, en el peor de los casos, la salida es la muerte causada por el agresor, como sucede a diario, continuo.

“Creo que uno de los principales desafíos es superar la pandemia de la baja autoestima y la dependencia de los hombres. Pero, sobre todo, superar la desidia e ineficiencia de los operadores de justicia, que permiten que la mayoría de los femicidios quede en la impunidad. A esto se suma la extrema pobreza, que afecta de manera particular a las mujeres y a la niñez”, remarcó Arita Melzer.

Finalmente, subrayó, “a 200 años de vida como nación independiente, las mujeres, más que los hombres, siguen cargando con las consecuencias de los desmanes y la corrupción de los caudillos de turno que, hoy como ayer, destruyen, descomponen, todo lo que tocan.

Por su parte, Darío Paz, anotó que está demostrado que “como sociedad hemos avanzado, no como quisiéramos, pero, ahora la mujer tiene acceso a la formación universitaria, tanto que ellas ya nos superan en número en todas las universidades, públicas o privadas”.

Hoy las mujeres están presentes en muchas áreas que antes eran exclusivas para hombres, “hoy llena de orgullo ver exitosas empresarias, deportistas, ambientalistas, artistas, científicas, escritoras, optando a importantes cargos públicos, gerenciando instituciones dentro y fuera de las fronteras patrias” adicionó.

Asimismo, remarcó que tampoco “podemos olvidar que ante la encrucijada económica que atraviesa el país, el concurso laboral femenino constituye un aporte fundamental. Ante la desintegración familiar o la migración constante, ellas asumen un rol protagónico, como cabeza de familia, protectora y reproductora de saberes tradicionales”.

Nahum Valladares y Valladares, concluyó haciendo énfasis en que al conmemorar el bicentenario también se ve a miles las mujeres hondureñas que siguen haciendo historia, prestando sus servicios a la Patria con dedicación y amor “como lo hemos visto en esta pandemia a doctoras y enfermeras, policías, bomberas, brigadistas, periodistas, reporteras, académicas, obreras, artistas, ingenieras, ecologistas, jugándose la vida con el contagio del virus, en fin, mujeres que son guerreras”.

Mujeres en Bicentenario que son historia de Honduras.

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