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Mirtha Colón, más de 50 años de lucha por los garífunas desde EEUU

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Tegucigalpa (Especial para Proceso Digital / Jorge Sierra) – Acaba de cumplir 70 años, 52 de ellos viviendo en Estados Unidos, el país que la acogió y desde donde emprendió su lucha en favor de los migrantes, de los enfermos de VIH-Sida y de su comunidad afrodescendiente. Mirtha Colón le abrió su corazón a Proceso Digital y en una distendida plática rememoró las grandes gestas que ha emprendido en la defensa de los derechos humanos.

– Expresó estar contenta con el grupo de afrodescendientes que participó en las elecciones pasadas, pero los instó a no conformarse y seguir empujando cambios para sus comunidades.

“La comunidad negra en Honduras no puede estar en buenas condiciones, si el resto del país no los está; el resto del país no puede estar bien si las comunidades negras no lo están, entonces nos necesitamos todos para trabajar juntos”, dijo.

Funge como presidenta de la Organización Negra Centroamericana (Oneca) y la Fundación Hondureños Contra el Sida, además de encabezar la Alianza Américas que concentra más de 55 organizaciones, la mayoría de México.

Funge como presidenta de la Organización Negra Centroamericana (Oneca).

En la plática comenzó reflexionado: “En estos momentos nos ven como uno de los países más pobres y más corruptos del mundo, pero es nuestro y si es nuestro veamos qué podemos hacer para levantarlo”.

Paradójicamente tiene el apellido del explorador europeo que se convirtió en el primero en llegar a América -Cristóbal Colón- y aunque la entrevistada no hace alarde de sus gestiones por el país, es considerada como una gran hondureña, defensora de los derechos humanos que ha participado en muchas acciones internacionales centradas en la lucha contra la discriminación racial y otras formas relacionadas de intolerancia.

Mirtha nació en Trujillo, Colón el 10 de abril de 1951, hace 70 años, se crió en La Ceiba, donde permaneció hasta los 17 años.

Llegó a Estados Unidos en 1969 por medio de su hermana, quien había dejado a sus hijos en Honduras, luego los pidió y los menores ingresaron con residencia, pero Mirtha Colón tuvo que acogerse como estudiante.

Recuerda que de niña lloraba porque no podía pagar los seis lempiras mensuales que cobraban en el colegio Manuel Bonilla, fue así que decidió irse a EEUU.

Pronto tuvo que retornar a Honduras y en 1970 volvió al país del norte para quedarse definitivamente.

Colón es viuda y tiene dos hijos. Reside en El Bronx, New York.

Ya en las tierras norteamericanas logró culminar la secundaria e ir a la universidad. Tiene una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Fordham en la ciudad de Nueva York y cuenta con más de 30 años de experiencia trabajando con niños y adolescentes en salud mental y psicoterapia.

Tuvo dos hijos en EEUU, los que estudian y le siguen sus pasos. Su esposo falleció hace unos años. Residen en el condado de El Bronx en el estado de New York, donde se estima residen 300 mil hondureños.

Reveló que constantemente viaja a Honduras como parte de las acciones en pro de la comunidad garífuna, aunque lamentó que “en los viajes antes de la pandemia a las áreas donde crecí no me encontré con ningún conocido porque en su mayoría han emigrado y otros simplemente ya fallecieron”.

Agregó que en sus recientes viajes únicamente pernoctaba en La Ceiba, pero ahora suele también ir a Trujillo porque se siente en ambiente en esa zona del Caribe hondureño.

Recién estuvo tres semanas en Honduras durante las anteriores vacaciones de fin de año.

Mirtha Colón relató que no solo sigue de cerca lo que ocurre en Honduras, también lo que pasa en toda Centroamérica. Fue una de las iniciadoras, a inicios por la década de los 90, de la Fundación Hondureños Contra el Sida y de la Organización Negra Centroamericana (Oneca).

“Seguimos de cerca lo que pasa con el VIH en nuestras comunidades en Honduras y toda Centroamérica. Hemos trabajado la temática en Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Belice, al igual hemos contribuido con muchos otros programas a través de la Organización Negra Centroamericana”, manifestó.

Explicó que desde su trinchera empuja acciones a favor de las comunidades garífunas hondureñas, los migrantes centroamericanos y mexicanos.

Juramentación de la Junta Directiva de Oneca (Organización Negra Centro Americana) en Triunfo de La Cruz en 2014, donde se me elige por primera vez a la Presidencia de ONECA. Aquí aparecen representantes de casi todos los países de Centroamérica Negra: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Belice, Honduras y Estados Unidos.

Defensa de migrantes

Asimismo, integra la Organización Alianza Américas que lucha por los derechos de los inmigrantes en EEUU.

Alianza Américas es una potente organización nacional en los Estados Unidos que tiene sus raíces en las comunidades de inmigrantes latinos y trabaja tanto a nivel nacional como transnacional para crear una forma de vida inclusiva, equitativa y sostenible.

“Además de trabajar el tema de migración aquí en Estados Unidos, a través de esa organización, nosotros lo hemos llevado tanto a Centroamérica que viajamos bastante a Honduras, Guatemala, El Salvador. También pertenecemos a otras organizaciones internacionales que abogan por el tema de la migración”, explicó.

La entrevistada desglosó que preside la Alianza Américas que es integrada por más de 55 organizaciones, en su mayoría mexicanas y otras con representación en 14 estados de la Unión Americana.

Dijo que tras el paso de las tormentas Eta y Iota, en noviembre pasado, como organización han abogado por un TPS para los nuevos inmigrantes y de igual manera para los que ya estaban acogidos al Tratado de Protección Temporal.

“Hemos pedido por igual el DACA para lograr residencia permanente para los que están acá y que se han acogido en estos programas migratorios”, expresó.

Lucha por enfermos de VIH

La hondureña no escondió que una de las cosas que más le apasiona es poder hacer algo por los enfermos de VIH que viven en las comunidades garífunas rezagadas.

“Hemos hecho gestiones ante el Comisionado Nacional de Derechos Humanos por nuestros compatriotas infectados con VIH. En 1990 arrancamos el proceso del reconocimiento de los afrodescendientes en el país, para eso hicimos muchas gestiones mundiales y para ello asistimos a Chile, Suiza, Sudáfrica y otros país”, contó.

Es así -cita Mirtha Colón- que mediante este movimiento de todos estos negros, donde tuve la oportunidad de participar, surge lo que hoy se conoce  como la declaración de las Naciones Unidas sobre el decenio internacional de los afrodescendientes, que es reconocimiento en el ámbito de desarrollo y justicia.

Mirtha Colón con Epsy Campbell Barr, vicepresidenta actual de la Republica de Costa Rica; Celia Moreno Rojas (izquierda), Secretaria de Derechos Humanos de ONECA; y la doctora Johanna Bermúdez (derecha), diputada hondureña.

En los últimos 19 años se logró, mediante la Organización Hondureños contra el Sida, un centro llamado Casa Yurumein, para atender garífunas de Centroamérica y EEUU. Allí se ofrecen cursos en idioma garífuna, historia, arte, espiritualidad garífuna, cocina y costura. En ese centro “se busca ayudar a los expatriados a mantener sus raíces”.

Tras la pandemia, nació la idea para que la población de las comunidades garífunas retomen la siembra en sus huertos familiares.

“Estamos apoyando ahora mismo para que la gente regrese a sembrar, los estamos motivando para que lo hagan dentro de sus solares para levantar huertos. Tenemos cuatro proyectos: uno en Trujillo, otro en Corozal y dos en Sambo Creek. Esta gente recibe apoyo financiero y mediante granos que les enviamos desde acá”, refirió Colón.

Sus contrapartes en Honduras

Consultada sobre si se puede hacer mucho por el país desde afuera de el, respondió que cuando estaba el problema de las tierras en las comunidades garífunas, ella hacía sus gestiones en EEUU y a la par, Céleo Álvarez Casildo lo hacía en Honduras.

(VER) Céleo Álvarez Casildo, una voz que seguirá rompiendo silencios

Mirtha Colón relató que pese a estar retirada, trabaja fuertemente con el mismo vigor como cuando era una adolescente.

Más de 50 años de lucha tiene en su haber Mirtha Colón.

Trabaja estrechamente con la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (Odeco), EcoSalud en Corozal, con Humberto Castillo en San Pedro Sula, Roy Guevara en Tegucigalpa, la Organización Nuevo Amanecer en Trujillo, Esther Vargas como representante de Hondureños contra el Sida en San Pedro Sula y muchos otros grupos en Honduras.

La comunidad negra en Honduras dijo que ronda entre el siete y ocho por ciento de la población, las mismas estadísticas que aporta el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Honduras.

Vida de homenajes

En 2019, Mirtha fue una de las mujeres pioneras locales honradas por el congresista José Serrano en su celebración anual del Mes de la Historia de la Mujer. También fue honrada durante la Celebración de la Herencia Hispana organizada por el Contralor de la Ciudad de Nueva York Scott M. Stringer.

La hondureña figura en la edición de 2016 de los líderes africanos contemporáneos más influyentes de la diáspora.

Aunque su vida ha recibido homenajes, Colón dijo en forma modesta que le cuesta recibir los reconocimientos. “Me gustaría hacer más por nuestras comunidades y nos quedamos cortos, es por eso que me cuesta recibir un homenaje cuando a la par hay mucho por hacer por nuestros compatriotas. Cuando me dan un reconocimiento no queda más que recibirlo, pero el trabajo sigue siendo grandísimo por hacer”, abundó.

Tiene innumerables reconocimientos en su trayectoria de defensa de DDHH.

La lideresa hondureña en el exterior, señaló que trabaja en formar nuevos cuadros para que sigan el trabajo para las comunidades más desposeídas de Honduras.

Igualmente dijo que cuando muera desea ser enterrada en Estados Unidos. “Todo migrante aspira a volver a su patria, pero en mi caso con todo lo que he vivido, no creo aspirar retornar a vivir al país, si me toca que ando de paseo por Honduras y muero pues que me entierren allá”, externó.

Pobreza de las comunidades

La entrevistada dijo que pese a que se cumplirán 224 años de la llegada de los negros a Honduras, cuando éstos arribaron lo hicieron en condiciones deplorables, porque llegaron de la misma forma que fueron sacados de su país.

“Desde que tengo uso de razón, cuando nace mi abuela después de los 100 años, después de la llegada, había abundancia en las comunidades particularmente en cuanto a la comida y sabiduría espiritual, sin embargo pienso que comparado con lo que es ahora mucho de eso lo hemos perdido, y es ahí donde viene la pobreza de nosotros”, desglosó.

La defensora de derechos humanos abogó para que se retorne a la siembra en las comunidades garífunas. Llamó a generar espacios ciudadanos para que todos se acepten sin distingos de ningún tipo y así empoderar a las familias.

“La ruta que tenemos que seguir es la de nuestros ancestros que no eran egoístas y se apoyaban unos a otros. No debemos descansar para recuperar lo que hemos perdido. Hay mecanismos internacionales que podemos utilizar porque tenemos todos los derechos como hondureños que somos”, puntualizó.

Afrodescendientes en política

La hondureña se mostró complacida con la marcada participación de los afrodescendientes en las elecciones primarias del pasado 14 de marzo.

Dijo que aunque muchos no llegaron a conseguir sus propósitos, lo importante por ahora era participar y abrirse espacios.

Calificó la participación en política como “un juego de ajedrez” que hay que saber interpretarlo.

“Nos podemos sentar en la mesa, pero eso no significa mayor cosa. Tenemos que aprender cómo hacerlo y saber por qué lo hacemos. La comunidad gana porque logra tener representantes desde la gestión política”, interpretó.

Colón se ha parado en estrados de alta investidura.

Abogó que el trabajo es urgente, no solamente para las comunidades garífunas, sino para todos los lugares más recónditos del país.

Concluyó afirmando: “Como hondureños tenemos que seguir trabajando por el país y nuestros compatriotas. Escuchamos todo lo malo que se dice de Honduras y por supuesto que lloramos, pero estamos desde este otro lado pendiente para apoyar y levantar la nación. Aspiramos a que las cosas sean mejores no solo para las comunidades garífunas, sino para todos los hondureños. La comunidad negra en Honduras no puede estar en buenas condiciones, si el resto del país no lo está; el resto del país no puede estar bien si las comunidades negras no lo están, entonces nos necesitamos todos para trabajar juntos”. (JS).

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