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Ministro de Seguridad sugiere a transportistas implementar tecnología para evitar extorsión

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Tegucigalpa – El titular de Seguridad, Julián Pacheco Tinoco, sugirió a los empresarios del transporte buscar los mecanismos tecnológicos para evitar la extorsión, en vista que “solo con patrullajes y policías no se revolverás la problemática”.

Hace unos meses se lanzó, por parte del gobierno, la Fuerza Nacional de Seguridad del Transporte Urbano (FNSTU), pero los resultados no han sido los esperados pues las muertes y las extorsiones no paran en el rubro.

Pacheco justificó que en el transporte urbano se da una complejidad pese a que hay una unidad encargada para dar seguridad en Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Sin embargo, reconoció que se siguen presentando algunos hechos lamentables de muertes que nadie quisiera que sucedieran, pero esta problemática se irá bajando una vez que el transporte se vaya modernizando y que se implementen medidas tecnológicas para el manejo de pasajeros y de los recursos económicos que ahí se generan.

Al ser consultado sobre el cuestionado manejo de la unidad especial, el funcionario dijo que el problema es que en Tegucigalpa funcionan 800 buses y siete mil taxis y “se le hace humanamente imposible a la Policía poner vigilancia a cada bus y en cada taxi por lo que se ha estado atacando los puntos críticos”.

“Creo que la mejor manera será implementar medidas de seguridad y los transportistas ser más creativos y no esperar que el gobierno les resuelva todos los problemas, porque parte de los problemas en el sector transporte es el manejo del dinero y a estas alturas no podemos seguir cobrando efectivo en las unidades y esto es lo que genera el sicariato y la extorsión”, señaló.

Agregó que hay una comisión que debe de poner en funcionamiento el botón de pánico y la tarjeta electrónica para que los conductores no sufran de extorsión.

Los empleados del transporte -buses, taxis y mototaxis- pagan constantemente con sus vidas la inseguridad que abate a ese sector de la sociedad. La mayoría de los agremiados “tributan” el mal llamado “impuesto de guerra” sin que las autoridades lo puedan controlar.

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