De acuerdo con las autoridades estatales de Tabasco, la ruta del ferrocarril se suspendió desde principios del mes de agosto después de funcionar de forma prácticamente ininterrumpida desde hace 20 años.
Los inmigrantes están acampados en una comunidad rural que se llama El Faisán la Vía, donde han instalado carpas de lona en las que duermen y comen en ollas comunes los alimentos que alcanzan a comprar hasta que se les termine el dinero del viaje.
Pese a las dificultades, las familias de ilegales, originarios de Honduras y El Salvador, siguen en el lugar con la esperanza de que se reanude el servicio ferroviario, como Rigoberto Eusedal, uno de los afectados que fue entrevistado hoy por una cadena de televisión local.
«Vamos a esperar un poco más», afirma Eusedal a un reportero desde el lugar.
Mientras, otros centroamericanos siguen llegando hasta allí desde Guatemala con el mismo objetivo, cruzar México en tren para alcanzar el destino soñado.
Si los indocumentados deciden caminar para alcanzar el tren en otro punto limítrofe, como el que existe en el estado suroccidental de Chiapas, tendrían que caminar 400 kilómetros.
En el 2007, según el Instituto Nacional de Migración, unos 10.000 indocumentados fueron interceptados en Tabasco, en los 260 kilómetros de frontera con Guatemala.
El delegado del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tabasco, Miguel Ángel Barreda, informó hoy que se está buscando la forma de conseguir una repatriación «ordenada» de los afectados, que han denunciado haber sido blanco de asaltos y vejaciones de la delincuencia de la zona.
Según el gobierno de Tabasco, Ferrocarriles del Sureste suspendió sus actividades y previó que Ferrocarriles del Istmo -otra empresa- retome provisionalmente el servicio entre las ciudades de Mérida y Coatzacoalcos (Veracruz), algo que puede suceder en los próximos días, aunque se desconoce la fecha.
Por esta ruta, que transcurre por Veracruz y Tamaulipas bordeando el Golfo de México, las empresas ferroviarias transportan hidrocarburo, tuberías y cemento.
«Esta gente necesita atención porque todos quieren estafarlos», agregó Fray Blas Alvarado, un sacerdote que dirige el Centro de Apoyo a Migrantes en Tabasco.
El INM explicó que ha podido atender a unos 500 indocumentados pero carece de los recursos para apoyarlos en la manutención y la repatriación.