«Mi madre me escondió»

Dr. Ignacio Alonzo

Cuando conocí de la historia de supervivencia de Irene Shashar la niña judía sobreviviente del Holocausto, quede sin palabras al saber del papel de la madre de esta, cuando en medio de la persecución Nazi en Polonia específicamente en uno de los guetos de Varsovia. Narra Irene que su madre la escondía literalmente en las alcantarias, a escasos centímetros de las cloacas las cuales muchas veces le salpicaban, viviendo por seis años expuesta a los olores característicos de la porquería que día y noche tenía que oler, olor que no desaparece de su sentido, hasta la actualidad.

La narrativa parte el corazón, cuando Irene ya de ochenta y seis años para estos días, sobrevivió y no solo fue escondida de Hitler, sino que su madre la guardó y la protegió de los miedos, la oscuridad, horror y desdicha de uno de los genocidios e hitos históricos más despiadados durante La Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La madre de Irene la escondió en los refugios insalubres, en los espacios más estrechos que mente humana pueda imaginar, en el escondite en donde no se podía respirar más que putrefacción, y sentir los pasos de las botas del Nazi que vigilaba el gueto, de los soldados Nazis, listos para partir y aniquilar cualquier movimiento que a su paso apareciera. Irene cuenta que no se podía mover, ni siquiera estornudar porque la persecución e intención era matar todo lo que fuera judío, ya que el objetivo era raerlos de la faz de la tierra por la temible política de Hitler en el afán de obtener “una raza pura”, y vengarse de su misma sangre, pues según cuenta en el árbol genealógico, Adolf Hitler le corría por las venas sangre judía, la cual él mismo había transformado en odio y terror, matando a más de seis millones de judíos entre niños, mujeres y hombres.

Irene relata que su madre le decía que pronto terminaría la pesadilla, que al final habría alegría y vida. Muy parecido a las escenas de la famosa película “La vida es Bella” El relato conmovedor de Irene describe que no fueron uno o dos días, pasaron meses y años y su madre siempre la escondió, hasta salir del Gueto, en forma milagrosa. Una madre como la de Irene, es una heroina y un Angel, pues siempre inspiró y dio palabras de esperanza y transmitió entusiasmo, coraje y resiliencia a una niña que atesoró las expresiones y máximas que su progenitora le sembró.

Irene sobrevivió a esta tragedia, superó y venció a Hitler que no fue la suerte que corrieron casi un millón de niños que murieron como el caso de Ana Frank y de otros casos que recoge la historia, sus nombres se escuchan en un sistema de sonido que está en el Museo del Holocausto del Niño, en Israel, seguido con una señal de miles y miles de velas que nunca se apagan, ni se apagarán jamás.

Esta historia de Irene Shashar nos pone a redimensionar el papel de una madre que escondió y salvó a su hija de la Ira Nazi, sino que la elevó a mejores estadios de vida, para contar una historia de supervivencia. Cuantas veces las madres esconden a sus hijos de situaciones, como lo hizo la madre de Thomas Alva Edison, cuando en una carta que se le remitió de la escuela, en donde inhabilitaba a Edison para continuar en las aulas escolares. “Edison le pregunta a su madre sobre el contenido de la nota, su madre le responde amablemente, que lo que decía, se trataba de él, pero que decía que él ya no necesitaba regresar a la escuela, pues ya lo sabía todo”. El resto es historia, pues todos sabemos del legado y de las invenciones para el bien de la humanidad. Al morir la madre de Edison, el mundo entero conoció de la carta, el inventor la alabó, y la puso en el pedestal de su corazón.

Tu madre, mi madre, nuestra madre, muchas veces ha preferido exponerse ella, que arriesgar a sus hijos. Nuestras madres nos esconden muchas veces de la tragedia, de la desdicha, de la miseria y de la vergüenza que la vida y las circunstancias ponen en el camino. Una madre verdadera no conoce el miedo ni ve ningún límite para que sus hijos alcancen los triunfos, son tales, que prefieren el desvelo, la escasez y limitarse a sí misma, poner algo de comida en la mesa, pagar la educación y cubrir a sus vástagos no solo psicológicamente, empero también, social y espiritualmente, poniendo en sus hijos las mejores galas, para que nadie los menosprecie.

Mi madre me escondió y me mostró en su tiempo, como principe y como él mejor, tú madre te escondió de la peor historia, para presentarte como princesa. Tú madre no fue a la escuela, pero te mandó a ti para que la superarás. Tú madre dejó de viajar para que tú volaras tan alto y que fueras capaz de conquistar el mundo. Tú madre se negó muchos derechos y decidió cedértelos y verte grande. Tú madre aunque muerta esté, o viva donde quiera que vaya, ella será tu escondite seguro y tu fiel seguidora y admirará tus triunfos y cuando no vaya bien algo en tu vida,siempre estará en “primera fila para librarte y aplaudirte para que llegues a la meta”.

Mi madre me escondió….

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