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Mi entrevista con el presidente Ronald Reagan en la Oficina Oval de la Casa Blanca

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Miami, (EEUU) – Entrar en la Oficina Oval de la Casa Blanca impone. Y más aún si vas a entrevistar al hombre más poderoso del planeta.

Ese privilegio lo tuve en abril de 1985 cuando la Casa Blanca accedió a que fuera a entrevistar al presidente Ronald Reagan con motivo de una visita de Estado que iba a realizar a España del 6 al 8 de mayo de ese año.

Entonces era el director de la oficina en Washington de la agencia de noticias española EFE y por eso estaba sentado frente a Reagan en uno de los dos sillones principales de la Oficina Oval.

En uno de los sofás de al lado, donde suelen sentarse los ministros y acompañantes del invitado de turno, estaba la periodista francesa Anne Leroux, quiera era nuestra corresponsal en la Casa Blanca y una de mis mejores apoyos en la delegación de EFE en Washington.

La oficina es realmente oval y enfrente, al final, estaba el famoso y emblemático escritorio donde se sientan los presidentes y en el que se han pronunciado los famosos discursos a la nación en momentos de crisis.

Y detrás del escritorio, los ventanales que dan a los jardines de la parte oeste de la Casa Blanca, la llamada “West Wing”.

Lo primero que noté es que Reagan quería que me sintiera cómodo y tranquilo. Se mostró en todo momento simpático, dicharachero y amable. Y con esa voz grave de sus películas de Hollywood, empezó a comentarme anécdotas de un viaje anterior que hizo a España, especialmente de una visita al Alcázar de Toledo.

Yo trataba de interferir de vez en cuando para hacerle preguntas para poder completar mi entrevista, el objetivo de estar sentado frente al presidente de Estados Unidos.  

Pero él estaba a gusto y yo también. Me imagino que así seducía a todos los periodistas que venían a entrevistarle. La entrevista duró unos 15 minutos, pero para mí fueron los 15 minutos más inolvidables de mis 35 años de corresponsal extranjero.

Ronald2Ese privilegio solo lo hemos tenido dos periodistas hondureños.

El otro fue mi colega y gran amigo, Jacobo Goldstein, que entrevistó en la Oficina Oval al ex presidentes Bill Clinton y con un grupo de otros periodistas, a George W. Bush para CNN En Español Radio y para el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa.

Reagan, que fue presidente desde 1981 hasta 1989, lidió con muchas crisis internacionales, especialmente una que le costó un bajón de su popularidad: El llamado escándalo Irán-Contras.

En 1986, le estalló el escándalo que consistía en usar el dinero procedente de ventas encubiertas de armas a Irán para financiar, ilegalmente, a los contras nicaragüenses que luchaban contra el gobierno sandinista.

Muchos de esos grupos de los contras usaban la frontera con Honduras para refugiarse y protegerse de los ataques de las fuerzas sandinistas, que Washington acusaba de estar protegiendo a un gobierno de inspiración comunista.

El presidente Reagan se defendió alegando que no sabía de la existencia de ese plan. Una investigación del congreso concluyó qué si el presidente no sabía lo que estaban haciendo sus asesores de Seguridad Nacional, “debería haberlo sabido”.

Reagan murió a los 93 años en el 2004, después de haber padecido durante casi diez años la enfermedad de alzheimer y haber sobrevivido a un intento de asesinato en 1981.

Yo todavía guardo como un recuerdo muy especial la foto dedicada de la entrevista con la dedicatoria: “To Alberto García Marrder, with best wishes. Ronald Reagan”.

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